Capítulo 79; Tus Patas en mis Patas

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Para la hora de la cena, Remus no se sentía para nada mejor, de hecho, casi consideró tomar su varita de su velador y apuntarla directo hacia su frente antes de recitar un maleficio imperdonable. Su cabeza palpitaba como si una manada de animales salvajes estuviera pisoteándolo sin piedad, su cuerpo estaba tan débil luego de vomitar (las seis veces que eso sucedió) que ni siquiera podía moverse o dejar de temblar. Para su suerte, James no se despegó de su lado por un solo segundo y se encargó de limpiar el desastre e intentar (y fracasar) por todos los medios posibles para bajarle la fiebre. Cuando vio que nada estaba teniendo resultado, James cumplió con su promesa y arrastró a Remus directo hacia la enfermería. Era tanto el malestar de Remus, que el chico realmente protestó y lloriqueó para que James lo dejara quedarse en cama completamente olvidando la inminente transformación, para su suerte, James era mucho más testarudo que él y ninguna de sus plegarias tuvo resultado.

Poppy recibió a Remus gustosa y, para suerte de Remus, pensó James, la enfermera parecía estar preparada todo el tiempo porque le recibió inmediatamente y, casi sin hacer preguntas, llamó una cama hasta la puerta para recoger a su amigo y luego despidió a James mientras un par de compresas heladas y pociones de colores vibrantes flotaban tras su cabeza. Un poco más tranquilo, James regresó a la torre de Gryffindor. Por seguridad de los estudiantes, Dumbledore ordenó que permanecieran todos dentro del castillo, preferiblemente en las salas de sus Casas o, bien, en zonas comunes más transitadas como el Gran Salón o la Biblioteca, siempre acompañados de alguien para ahorrarse problemas en la oscuridad del eclipse que poco a poco parecía oscurecer el cielo por completo como un manto azulado.

En una circunstancia diferente, los Merodeadores hubieran ocupado esa oportunidad para explorar el castillo y sus secretos. ¡Que mejor momento! Pero, debido al malestar de Remus, los tres concordaron que era mejor esperar a que el chico se sintiera mejor. Ni siquiera Sirius insistió en salir de la habitación, no le apetecía ni siquiera un vuelo por sobre el bosque en plena oscuridad, sólo cogió un par de libros y se acomodó perezosamente en un rincón de la sala común mientras rebuscaba un hechizo rastreador y cómo aplicarlo de forma masiva y duradera a algún objeto, parecía estar más cerca que nunca aunque esperaba no encontrar la respuesta sin Remus presente.

Por su parte, Peter saltaba de alegría al tener una excusa para pasar mas tiempo con Alice. Ambos se encontraron en la sala común antes de salir cogidos de la mano de la torre luciendo sonrojados y extremadamente nervioso, James se rehusó a preguntar nada al respecto y simplemente se acercó a Lily y Mary quienes se pintaban las uñas y cuchicheaban entre ellas.

— Buenas tarde, chicas guapas —, saludo James sonriente, ambas alzaron la vista e intercambiaron una risita.

— ¡James! ¡Eres exactamente la persona a la que buscábamos! —, exclama Mary complacida haciéndose a un lado para dejarle sitio a James a su lado, el chico lo aceptó complacido y las observó a ambas, alegre de que su presencia fuera celebrada —. Conoces a River Montgomery, ¿cierto?

— ¿Montgomery? ¿El Slytherin? —, inquiere alzando una ceja escéptico, ambas chicas asintieron —. Algo oí de él, se que es Golpeador del equipo, muy bueno, por cierto, aunque un poco lento...

— Sí, sí —, le corta Mary rápidamente apartando su mano de las de Lily, sus uñas a medio pintar —. ¿Sabes si tiene a... uhm...?

— Una novia —, finalizó la frase Lily rápidamente ayudando a su amiga, Mary asintió entusiasta, James alzó una ceja.

— Ya veo, es ese tipo de conversación —, suspiró apesadumbrado, Mary le dio un golpe en las costillas —. Ya, ya, no lo sé, nunca he oído nada y jamás lo he visto con una chica, creo que ni siquiera lo he visto con alguien fuera del equipo, es un chico un poco raro.

La Luna Asesina; WolfstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora