Capítulo 44; El Tren de las Despedidas Saluda

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3 meses y 25 días para la primera detonante


Remus jamás había estado tan emocionado de comenzar las clases como ese año, no sólo porque vería a sus amigos (aunque esa era una gran parte) sino, más bien, por lo que ese año les tenía preparados a ellos. En tercer año, las clases se expandía del horario mañanera tomándose absolutamente todo el resto de horas del día y sí, podía sonar como una putada pero esto se compensaba teniendo varios bloques libres entre asignaturas pero eso no era lo que realmente lo emocionaba a Remus, lo que le emocionaba era la razón por la que esto sucedía. En Hogwarts se impartían cinco asignaturas optativas, los alumnos estaban obligados a tomar al menos dos a partir de tercero, estas eran adivinación, runas mágicas, aritmancia, estudios muggles y, la razón por la que Remus no dejaba de sonreír camino al tren, cuidado de criaturas mágicas. Por primera vez en sus dos años de clases, Remus se había adelantado a la materia y había leído los dos libros requeridos en clases (uno de ellos muy peludo y con unos terribles dientes que le dejaron una fea marca en la mano a Remus cuando lo abrió por primera vez) además de un par de libros extra que su padre le prestó y le dejó guardarlos en su baúl.

Su verano había sido tranquilo luego del cumpleaños de Pete aunque siguieron reuniéndose un par de veces más a lo largo de las vacaciones, una de esas ocasiones fue para el cumpleaños de Benjy que caía el 18 de agosto, la fiesta no fue para nada lo que solían ser las fiestas de los merodeadores, sorprendentemente, Benjy prefirió tener una fiesta de bajo perfil y simplemente pasaron una grata tarde en su casa casi como si sólo estuvieran pasando el rato, ni siquiera quiso aceptar regalos ni nada por el estilo, no hubo pastel ni decoraciones, sólo pizzas y refrescos muggles a los cuales James y Peter se volvieron peligrosamente adictos. La fiesta estuvo bien y, debido a que era el día especial de Benjy, no hubo momento alguno para que él y Remus se encontraran a solas cosa que Remus agradeció porque, luego de ver su habitación y descubrir, no sólo que el chico tenía gustos en música y películas increíbles, sino, también, que tocaba la guitarra, casi perdió la cordura por completo. Ah, sí, sobre eso, mantenerse alejado de Benjy seguía siendo una tarea imposible, la negación no le sentaba bien a Remus y, para ser "un chico que no besa chicos" pensaba demasiado en su amigo pero comenzaba a vivir en paz con eso, cualquiera se enamoraría de Benjy si le conocieran tan bien como él.

Otra cosa que le emocionaba de suma manera era ver a Sirius. Desde su llamada a través del espejo de James no había vuelto a ponerse en contacto aunque, como Sirius había pedido, las cartas de Remus no cesaron durante todo el verano por lo que no podía esperar a verle y a oír lo que Sirius tenía para decir sobre su propio verano, esta vez no podría cerrar el pico y preguntarla a él sobre sus vacaciones, Sirius prácticamente las había vivido en carne propia a través de sus cartas.

— Prometo enviarte 'Quadrophenia' en cuanto salga a la venta —, le asegura Hope cuando habían llegado ya a la estación, Remus sonrió ampliamente.

— Por favor, no podría soportar todo el año sin escucharlo —, bromea Remus (en parte, era un esnob por The Who y no había dejado de hablar del sexto álbum de la banda que saldría ese octubre).

Hope sonrió antes de rodearle los hombros con su brazo para guiarle por la estación, Remus lo permitió sólo porque él y su madre habían recuperado ese vínculo que se había dañado cuando la salud mental de su madre empeoró pero, ahora, su madre era una mujer completamente nueva, lucía 10 años más joven y parecía haber recuperado el brillo en sus ojos, Remus jamás había estado más feliz de verle. Su padre, en cambio, se había comenzado a desprender poco a poco de ese vínculo, últimamente estaba muy ocupado con cosas del Ministerio y, cuando estaba en casa, sólo quería subir a descansar por lo que Hope y Remus habían cenado solos todas las vacaciones. Remus no había tenido el coraje para preguntar qué ocurría realmente pero sabía que las cosas no iban bien, no pudo evitar pensar en Fleamont Potter jamás estando en casa y, cuando lo estaba, jamás bajando a ver a su hijo, ¿eran todos los padres así? No, Lyall no siempre había sido, al menos no desde el incidente de la Casa de los Gritos cuando aquellos adolescentes borrachos casi se lanzan a las fauces del lobo, un escalofrío lo recorrió de sólo recordarlo. No, no iba a pensar en nada de eso ahora, este sería un año increíble, daba igual lo que ocurriera en su casa, eso era trabajo de su madre y su padre, Remus no tenía porqué preocuparse de cosas que estaban completamente fuera de su control, ya comenzaría a preocuparse cuando llegaran las siguientes vacaciones de verano pero, ahora mismo, su única prioridad era subir a ese tren y ver a sus amigos porque los extrañaba como nunca.

La Luna Asesina; WolfstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora