Capítulo 36; Sin Lengua no hay Delatador

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— ¡Deja de moverte! —, siseo Remus con los dientes apretados mientras arrastraba su baúl por la estación, el baúl se sacudió fuertemente en protesta, Remus le dio una patada haciendo que soltara un alarido —. Te lo merecías.

— Chicos, dejen de discutir —, les regaña Lyall distraído mientras observaba un hermoso espécimen de búho de uno de los estudiantes con un plumaje leopardado —. ¡Majestuoso! Es un ejemplar de búho cornudo o bubo virginianus de la familia Strigidae, ¡fascinantes criaturas! ¡Oh! Y ese de allá es un Asio otus, misma familia pero más pequeños.

Mientras su padre hablaba de las aves rapaces situadas en jaulas doradas, Remus arrastró a Sirius en el carrito hacia el tren sin poder evitar mirar en todas direcciones luciendo terriblemente culpable como un ladrón que sabía que en cualquier momento sería capturado. Sus ojos notaron al menor de los Black entre la multitud y rápidamente se detuvo en su sitio. Regulus hablaba con su madre o, bueno, escuchaba algo que su madre le decía severamente y él simplemente asentía cabizbajo, Remus también pudo reconocer la cabellera rubia de Narcissa dándole la espalda.

Walburga, de hecho, tenía las mismas facciones de Sirius, lucía un poco más felina pero eso era debido a su rodete ajustado que estiraba la piel de su frente y ojos, claramente no representaba la edad que tenía, perfectamente podría ser la hermana mayor de Sirius, a diferencia de Orion quien tenía una tupida barba gris y el cabello rizado peinado con mucho gel a los costados de su rostro, en realidad, Remus no recordaba a Sirius hablando mal de Orion jamás, no tanto como de su madre. De hecho, el hombre parecía más lejano y frío, allí mismo en la estación se mantenía al margen observando a su hijo ser regañado por su esposa sin entrometerse mucho más. Los padres de Narcissa eran igual de agraciados, Druella tenía una pequeña nariz muy respingada y unos enormes ojos verdes iguales a los de Narcissa, Cygnus tenía el cabello rubio tan blanco como la nieve y sus ojos de un cálido azul, sus miradas eran igual de severas que la de los padres de Sirius aunque Cygnus descansaba su mano sobre el hombro de su hija con un gesto paternal.

El baúl dio dos sacudidas, Sirius llamó a la tapa dos veces con sus nudillos y Remus volvió a darle una patada antes de apresurarse a la entrada del tren con Hope y Lyall siguiéndoles. En realidad, cuando Remus y Sirius les habían contado la travesía para poder sacar a Sirius del castillo, ambos habían reído a carcajadas en la mesa hasta llorar. Sirius había temido de primeras, no quería que Remus se metiera en problemas por su culpa pero, tal y como Remus le había asegurado, sus padres pensaron que era hilarante y estuvieron más que dispuestos a ayudarles, incluso Lyall encantó el baúl para hacerlo lo suficientemente grande en el interior para que Sirius pudiera sentarse con la espalda erguida y que Remus pudiera llevar un par mas de libros teniendo en cuenta que ya se había devorado absolutamente todos los libros que tenían en la habitación, desde los de Sirius hasta las historietas de Peter.

— Nos vemos, hijo — , se despidió Hope abrazando a Remus del cuello, el chico se sintió levemente avergonzado y apartó a la mujer rápidamente, Hope se estiró sobre el baúl y sonrió —. Adiós, Sirius, fue un placer conocerte.

El baúl se sacudió un par de veces, la mujer sonrió antes de volver con su marido que rápidamente la rodeó en un abrazo mientras miraban a su hijo subir al tren. Cuando se deslizaban por el pasillo, una pálida mano lo detuvo haciendo que se sobresaltara, al darse la vuelta se encontró con los preocupados ojos verdes de Narcissa.

— Dios, que susto — , suspiró más relajado, la muchacha bajó la vista hacia el baúl.

— ¿Está allí? — , preguntó antes de que Remus pudiera siquiera saludar, asintió con la cabeza y abrió el baúl, Sirius rápidamente salió del interior dando un brinco.

— ¡Sorpresa! — , exclamó abriendo mucho sus brazos pero, al notar que no estaba en la cabina con el resto de sus amigos, se dio vuelta para ver a Remus y Narcissa mirándole con el ceño fruncido —. Vaya...

La Luna Asesina; WolfstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora