Capítulo 77; Suspiro Azul

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Algunas noches, Remus despertaba agitado en mitad de la noche completamente convencido que tenía un par de ojos sobre él siguiendo cada uno de sus movimientos. A veces, incluso veía una sombra oscura sobre las cortinas de su dosel y tardaba un par de segundos en que su corazón volviera a su ritmo natural y que la oscuridad de la noche revelara que no había nadie del otro lado. En las noches más cercanas a la luna llena, su nariz captaba olores familiares colándose por la ventana de la habitación que hacían que cada cabello de su cuerpo se erizara. Hubo una noche específica que un olor llegó a su nariz tan claro que perfectamente el portador podría estar en la cama con él. Esa noche despertó con su corazón latiéndole en los oídos, su playera sudada pegada a su cuerpo y su respiración agitada. Le habían encontrado, finalmente habían venido por él, aquél hombre que lo había transformado en un monstruo había venido para acabar con el trabajo.

De vez en cuando, el recuerdo de aquella tarde en el Bosque Prohibido junto a Sirius venia a su mente como una imagen borrosa. Si bien no había reconocido a ninguna de las personas (o criaturas) que les estaban acechando, con cada segundo que pasaba pensando al respecto, más se convencía que entre ellos estaba el culpable de su licantropía. A veces tenía la tentación de acercarse a Sirius y preguntarle sobre aquel suceso, quería saber si recordaba algo, si había visto una marca, unas facciones... lo que fuera que pudiese servir para reconocer a alguno de ellos y rastrearlo de alguna forma. También le encantaría saber si pensaba en ese momento tanto como él lo hacía. Seguramente lo hacía pero por motivos distintos, después de todo, Sirius habían prendido el bosque en llamas para salvarles, aquello era algo que no se olvidaba tan facilmente. También sabía que Sirius se había escapado aunque sea una vez más hacia la cascada que habían descubierto, lo había admitido cuando desapareció en su misión de transformarse en un animago. ¿Se habría encontrado con ellos de nuevo? ¿Le habrían visto en el bosque?

Consideraba la posibilidad de ir al bosque en su búsqueda con la mera esperanza de encontrar las respuestas de las preguntas que lo atormentaban pero tenía dos grandes temores, 1) que las respuestas no fueran las que le gustaría oír y 2) que estuviera buscándolas en las personas equivocadas. Si Benjy tenía razón en lo que había dicho, quien fuera quien lo transformó en primer lugar no tendría ningún verdadero motivo para no atentar contra él, de hecho, seguramente lo hiciera si es que Remus lo reconociera ya que él era la viva prueba de que rompió las reglas del Ministerio y los licántropos al morder a alguien.

Sintió un escalofrío que lo sacudió de pies a cabeza y tuvo que deslizarse fuera de la cama ya que allí se sentía horriblemente vulnerable. Iba a dirigirse al baño para lavarse el rostro cuando escuchó una cortina descorrerse. Se volteó para encontrarse con el rostro pálido de Sirius mirándolo desde su cama.

— ¿Estás despierto? —, inquiere en un susurro, su voz sonando rasposa y mas grave de lo normal, Remus se limpió el sudor del labio superior.

— Sólo voy al baño, vuelve a dormir.

Siguió su camino al baño y, sin siquiera encender la luz o cerrar la puerta, se empapó el rostro y dejó que escurriera dentro de su camiseta con la esperanza que el repentino frío pudiera quitarle el mal cuerpo. Esperó un par de segundos antes de secarse con su propia playera y volver por sus pasos sin sentirse ni un poco mejor. Para cuando llegó a su cama, notó que Sirius seguía despierto atento a cada uno de sus movimientos. Remus suspiró y se sentó en su cama con cansancio como si hubiera corrido una maratón, Sirius no tardó mucho en levantarse de su cama y caminar hasta la de su amigo.

— ¿Mal sueño? —, inquiere Sirius sentandose a su lado, Remus asintió con la cabeza antes de esconder su rostro entre sus manos que descansaban en sus muslos —. Yo tampoco he podido pegar un ojo.

— ¿Qué sucede? —, pregunta Remus abandonando su propia preocupación para mirar a Sirius, el chico exhaló ruidosamente por la nariz y se volteó por sobre su hombro en dirección a la cama de sus amigos, Remus comprendió su preocupación y se deslizó dentro de su cama por completo. Mientras cogía su varita de su mesa auxiliar, Sirius se acomodó al interior también y esperó que Remus cerrara la cortina y lanzara un hechizo silenciador —. Ahora sí.

La Luna Asesina; WolfstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora