Capítulo 38; Su Nombre es Dorcas

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Y, de hecho, James Potter era mucho mejor como cazador de lo que era como buscador (y eso era decir mucho porque era un increíble buscador). El chico esquivaba las bludger naturalmente como si hubiera nacido para eso mientras serpenteaba en el aire inclinado sobre su escoba con la quaffle en la mano, ni siquiera Esban pudo arrebatarle la quaffle de su agarre y el pobre Matthias fue incapaz de detener a Potter de anotar.

¡Diez puntos para Gryffindor! ¡Veinte! ¡Cuarenta! ¡Dios mío, sesenta!

Los Ravenclaw comenzaban a desesperarse y a tomar medidas desesperadas, Esban intentaba empujar a James de su escoba pero Mary fue más veloz y, con un solo golpe de su bate, una bludger golpeó a Esban en la espalda haciendo que el chico se fuera de bruces hacia adelante y perdiera el control liberando a James y permitiéndole anotar otros 10 puntos. Benjy ni siquiera tuvo que moverse frente al aro porque los Ravenclaw no tenían ninguna oportunidad de siquiera acercarse hacia la zona de anotación de Gryffindor. Los Slytherin también comenzaban a ponerse nerviosos, tal parecía había una apuesta ocurriendo entre Hufflepuff y Slytherin sobre el ganador y, por el rostro del grupo de Hufflepuff que parloteaba con los Slytherin de sexto que maldecían en voz alta, Hufflepuff estaba por ganar la apuesta.

La snitch había aparecido un rato atrás y Jeremiah y Maia se movían de lado a lado por el campo de vuelta intentando capturarla sin ningún éxito, en realidad, ambos eran bastante malos y temían más caer de sus escobas que otra cosa pero, en realidad, quién atrapaba la snitch daba igual porque James estaba por encestar su noveno gol y, si lo lograba, ganarían a Ravenclaw por 10 puntos incluso si estos atrapaban la snitch.

— No entiendo, ¿por qué McGonagall dejó que continuara el partido? ¿No se supone que no puede haber cambio de jugadores? —, inquiere Lily quien hace bastante rato se había aburrido del partido y había comenzado a leer un libro explicando el juego para poder comprender lo que estaba viendo, Sirius, a quien le habían arrebatado su título como relator luego de públicamente insultar a Iris, bufó ante la pregunta como si fuera lo más tonto que hubiera oído pero, cuando Lily se volteó a verle en busca de una explicación, Sirius frunció el ceño.

— Espera, es cierto —, asiente confundido, Lily asintió —. King debe haber estado para la mierda, entonces.

— Las reglas de Quidditch dicen que, en ese caso, el juego continúa sin ese jugador pero sólo le dieron una falta a Iris —, vuelve a apuntar Lily señalando un párrafo del libro y, aunque Remus se inclinó para leerlo, no tenía el hechizo para la dislexia por lo que sólo comprendió los dibujos a los costados que indicaban la medida de la trayectoria de los aros.

— Pues no tengo idea, tal vez sólo andaba de buenas —, opina Peter encogiéndose de hombros, Sirius se volteó con la nariz arrugada —. ¿Qué?

— Sabes que Minnie jamás rompería una regla de Quidditch porque sí —, resopla Sirius, sus ojos se voltearon hacia el frente con una sonrisa en el rostro, Remus casi pudo ver una bombilla apareciendo sobre su cabeza —. ¿Huele a misterio para los merodeadores?

— No —, niega Lily —. Huele a que acabamos de ganar el partido.

Y era cierto. Tanto Gryffindor como Hufflepuff se habían levantado de sus asientos y vitoreaban al equipo. El pendón de Ravenclaw se tiñó de rojo y la ilustración de un enorme león amarillo comenzó a pasearse por los pendones alrededor del campo gruñendo victorioso, los banderines rojos y amarillos se alzaron por sobre sus cabezas, fuegos artificiales de los gemelos Prewett explotaron en el aire formando una enorme "G" en el cielo de un hermoso color ladrillo. Tal y como se predijo, Ravenclaw había pillado la snitch pero, lastimosamente, lo único que Maia ganó fue una tosca felicitación del capitán del equipo porque James había conseguido 210. puntos para Gryffindor mientras que Ravenclaw apenas tenía 170, dos anotaciones de diferencia pero James actuaba como si hubieran sido 100. El chico se pavoneaba por todo el campo aún en su escoba sacudiendo sus manos en el aire junto con Benjy y Mary, ambos con enormes sonrisas en el rostro y con el cabello pegado a la frente por el sudor. Lily y Remus no dudaron en bajar las gradas para ir a felicitarles y, cuando Sirius estaba por hacer lo mismo, otro petardo de los Prewett estalló sobre sus cabezas distrayéndolo, Peter se quedó a acompañarlo.

La Luna Asesina; WolfstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora