Capítulo 72; La tarde de Dorcas Meadowes

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Cuando despertó esa mañana se quedó varios minutos con sus ojos fijos en el dosel replanteadose esa salida con Dorcas Meadowes por completo. Por un lado pasaría una tarde amena con Dorcas, una chica increíblemente agradable que estaba interesada en pasar un buen día a su lado, Dorcas había demostrado que conectaba con Remus mejor que nadie desde que se habían conocido gracias a Peter, por otro lado, tenía planeado dormir hasta tarde, quedarse con pijama todo el día mientras se sentaba cerca del fuego a buscar el hechizo correcto para su broma de mañana con Sirius y James (y Peter si es que decidía unirse).

Sintió un ápice de culpa al percatarse que la segunda opción le tentaba un poco más. Se deslizó de la cama perezosamente. No, le había prometido a Dorcas que iría con ella, era lo mínimo que podía hacer, después de todo ya había accedido. Lo único que quedaba era rezar porque no pasaran allí mucho tiempo y que las Tres Escobas tuviera una chimenea.

Se dio una ducha rápidamente, pensó en tal vez peinarse un poco pero lo descartó, jamás lo hacía, no comenzaría a hacerlo ahora. Se vistió con tantas capas de ropa como le fue humanamente posible, también se colocó un gorro, un par de guantes y una bufanda de Gryffindor. Buscó su abrigo impermeable por todos lados hasta que recordó que se lo había prestado a Sirius, se lo pediría cuando volviera, si lo había perdido lo mataría.

Bajó las escaleras a la Sala Común y luego se arrastró por el agujero de salida fuera de la torre, un par más de chicos de Gryffindor también se habían alistado para emprender una salida a Hogsmeade como él. Pese a que Remus llevaba bastante tiempo en Hogswarts y ya todo el mundo sabía su nombre, gracias a los Merodeadores, claramente, la reputación de Remus no era algo que aliviara el peso de socializar. Incluso cuando alguien se acercaba a hablarle, Remus se sentía tan incómodo que ni siquiera sabía cómo responder, su timidez era su peor atributo. Por esta razón, Remus no tenía mucho más amigos fuera de los Merodeadores a parte de los Reptantes, con quienes, aparentemente, ya no podía hablar o Sirius se volvía completamente desquiciado, al menos no con Evan, Barty y menos Regulus, si veía a alguien hablando con Regulus, Sirius perdería la cabeza.

Por lo que había oído, Sirius no estaba enfadado con Regulus, al menos no tanto como fingía estarlo, era cierto que había cierto resentimiento, Regulus también lo sentía pero, algo había pasado ese verano, tal vez los terribles momentos terminaron reuniéndolos nuevamente o algo por el estilo, pese a esto, en cuanto llegaron a Hogswarts volvieron a su rutina de ignorarse por completo. Era una relación complicada, Remus no podía llegar a comprenderla del todo, sólo sabía que era mejor no meter las narices allí.

Su verano tampoco había sido la gran cosa, había pasado gran parte de los días cuidando de su madre, ni siquiera tuvo tiempo para reunirse con sus amigos pese a que le hubiera servido precisamente para distraerse del peso de cuidador. Había sido un verano extraño y los recuerdos estaban borrosos, tal vez por las pocas horas de sueño o porque el ruido de los gritos fue lo único que logró memorizar pero, fuera cual fuera la razón, Remus intentaba no pensar en eso más de lo debido, no podía hacerlo, no quería tener más motivos para estar triste.

— Buen día —, saludó Dorcas en cuanto Remus apareció en el gran salón, la chica tenía un libro de tapadura marrón en las manos, Remus sonrió dejando esos pensamientos para otro momento.

— Hola.

Se sentaron frente a frente en la mesa de Gryffindor, Dorcas no tenía ningún problema de hacerlo, la chica se llevaba espectacularmente con todo el mundo. Luego del desayuno se marcharían con el resto del grupo a su expedición al pequeño pueblo mágico. Era tan temprano por la mañana que eran muy pocos los chicos que estaban en el gran salón, Remus estaba agradecido ya que no quería miradas curiosas mientras él se sentaba a solas con Dorcas. Platicaron despreocupadamente de las clases y los profesores, Remus escuchaba atentamente todo lo que Dorcas le decía y hacia lo posible por no dejar morir la conversación, lo que requirió mucho esfuerzo porque Remus se caracterizaba por no ser bueno para seguir conversaciones, la única persona con la que podía conversar por horas sin tener ningún momento incómodo era con Sirius, esto se debía a que Sirius era extremadamente hablador y, cada vez que Remus llegaba a un punto muerto de la conversación, Sirius sacaba otro tema completamente nuevo para seguir hablando.

La Luna Asesina; WolfstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora