El Demonio A Tus Pies #1

capitulo 45

"motivos"

Desmond

Lo mejor que pude hacer fue ir a perseguir a Daren, podría a ver ido a la casa donde se está quedando la muñeca, pero quise hacerlo más interesante y encerrar a Daren en su oficina cuando ella estuviera sola.

No fue difícil meterme en este lugar ya que la última vez que lo hice cambiaron el personal y el negocio con los cubanos solo fue estrategia.

Claro que lo de hoy me sorprendió ya que no tenía considerado que el estuviera enterado de Aksel.

Se ve hermosa la muñeca, pero hay algo raro en ella ya que está en la barra, pero no bebé nada, no ha ido a bailar, ni nada y ella tranquila no es, por lo que investigue en un principio le encanta beber e ir de fiesta. Es lo que más ha hecho estos cinco años que lleva en esta ciudad.

Me acerco lentamente a ella y al estar en una distancia demasiado corta, le tocó el hombro como todo un caballero.

Se gira a verme y su rostro es un poema haciendo que sonría.

-Ciao muñeca - saludo acorralándola en la barra para que no escape.

Se desespera tratando de salir de mi lado, pero no puede.

-De... De... - la corto estampando mis labios en los suyos.

Se remueve como una loca, pero la detengo presionandola más a mí, pero no puedo pegarla más ya que no me deja.

- ¿Qué pasa muñequita ya no quieres besarme?

-aléjate de mí - dice colocando su mano en mi pecho.

-Eso lo veo difícil - le digo tomando su rostro.

Trata de esquivar mi mano, pero la sujeto del cuello haciendo precio.

-intentas algo y tu novio muere en esa oficina.

- ¡¿Qué le has hecho?! - Grita llamando la atención de algunos.

-Guarda silencio y escucha.

Esta temblando, pero aun así no puede sabir de mis brazos.

O más bien no lo intenta porque sabe que está perdiendo.

O solo está haciendo tiempo antes que venga el perro a sacarla.

Usa el suero.

Úsalo en ella.

Termina las pruebas con ella, total por ella no creamos.

Mi consciencia ya está hablando de más, claro que no está haciendo tiempo, esta asustada, se le nota a leguas.

Porque eres un maniático.

No lo soy.

Si lo eres, no se para que sigues viviendo.

Porque sí.

Nadie te quiere.

Ni tu propio hijo.

- ¡No! - alzó la voz asustando a mi muñeca.

-Desmond, por favor suéltame - pide con angustia

Miró mis manos y noto que estoy haciendo presión en ellos.

-Me lastimas - Dice y sonrió - suéltame.

-Nos vamos - le ordenó, pero no se mueve - nos vamos o tu amor muere junto a tus amigos.

Sujeto su rostro y lo guio a mis hombres que están apuntándoles a su grupito sin que ellos se den cuenta mientras bailan.

- ¿O vas por las buenas o te llevo por las malas? Tú eliges.