16 - Relámpago

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ATHENA SE SENTÓ en el piso de su sala de estar frente al fuego con su teléfono en el borde de su mesa de café. Durante los últimos veinte minutos, después de volver del cuerpo de gallina para repostar, había estado pensando en llamar a Billy. Primero pensó que solo pensaba que era su mente hambrienta actuando como lo hacía normalmente. Entonces, una vez que comió y permaneció el sentimiento de perdón, se sintió confundida. No era que ella no lo perdonara, simplemente no podía entender qué le decía que no hiciera la llamada en ese momento.

Suspiró y alcanzó el teléfono, luchando contra la voz en su cabeza mientras buscaba el número de Billy en sus contactos. Su dedo se cernió sobre el nombre y justo cuando estaba a punto de presionarlo, otra pantalla apareció en su teléfono y un zumbido llegó a sus oídos. Con una extraña sonrisa de alivio, hizo clic en aceptar en el teclado. –Buenas tardes, Jasper.

Buenas tardes, Athena–, se rió en voz baja, el sonido tristemente amortiguado por la horrible calidad de su teléfono. Realmente necesitaba conseguir uno nuevo antes de que se rompiera. –¿Estás interesada en jugar béisbol con nosotros?

–¿Va a tronar?– preguntó, levantando una ceja mientras se movía rápidamente hacia la ventana más cercana para poder ver el cielo. Las nubes colgaban más pesadas y oscuras de lo habitual y cierta electricidad se cernía en el aire.

Y relámpagos, Alice dijo que es seguro.

–Me encantan los rayos– respondió ella rápidamente, luchando por no sonreír de felicidad. Athena no había visto truenos durante al menos medio siglo, solo que no era común en todos los lugares a los que había llamado hogar durante ese tiempo. Sería un eufemismo decir que estaba ansiosa por escuchar los retumbos largos y bajos o los crujidos repentinos que lograron sorprender incluso al más rápido de los vampiros en alguna ocasión.

Pensé que lo harías–, se rió entre dientes. Jasper sonrió a través del teléfono, solo imaginando la mirada alegre en su rostro. –Te enviaré nuestra ubicación para que la tengas si decides unirte.

–Estoy en camino–, se rió justo cuando el ruido más pequeño, relativamente imperceptible, resonó sobre ella. Athena se puso los zapatos que no le importaba si se llenaban de barro (botas negras) y salió corriendo de la casa, lanzándose al bosque y fuera de la vista humana al instante. Se dirigió directamente hacia donde él había dicho que estaban y se sorprendió bastante al encontrar un claro (que no se había dado cuenta de que existía) lleno de vampiros que la saludaron con una charla feliz.

Mientras Edward recogía a Bella, se decidieron por equipos. Rosalie, Carlisle, Jasper y Luna formaron un equipo y Edward Alice, Emmett y Athena formaron el otro, hasta que Luna quiso cambiarse con Athena para poder estar en el mismo equipo que su esposa. Athena felizmente hizo el intercambio, pensando que estar en el mismo equipo que Jasper era solo un beneficio de hacer algo que haría a Luna más feliz. "Bonito sombrero", bromeó, hablando de la gorra azul que Jasper había presionado en su cabeza, creando una forma extraña con sus rizos. Él se rió y bromeó con la punta de su sombrero mientras ella tomaba un bate de Emmett, dándole varias vueltas en sus manos. Athena se rió cuando Bella y Edward se detuvieron, haciendo que todo en las inmediaciones olieran a mortales. –¿Vas a estar bien?

–No te preocupes, estaré bien–, sonrió tranquilizadoramente mientras Rosalie se acercaba al plato de bateo. Todos se colocaron en sus respectivas posiciones, mientras que Athena solo miró hacia el cielo, esperando el rayo que le habían prometido.

El trueno resonó en lo alto y su cabeza se giró en su dirección, admirando el patrón en forma de árbol que brilló en el cielo enviando ondas de choque por el aire. –¡Es la hora!– Gritó Alice, comenzando el juego en ese mismo segundo.

WRITER IN THE DARK • JASPER HALE - TRADUCCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora