45 - Cama

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ATHENA nunca había estado tan cómoda en su propia cama. Las almohadas estaban perfectamente debajo de su cabeza, el edredón no estaba áspero como a veces. Todo parecía suave y silencioso, y en particular le encantaba el breve aroma a pino que emanaba de él. El sol acababa de comenzar a deslizarse por la ventana, colocando suaves rayos de sol anaranjados en líneas por toda la habitación, lo cual era agradable ya que ella había soplado las velas hace una hora queriendo ver desaparecer las estrellas a través de la enorme ventana que daba a su cama. técnicamente había sido una sugerencia de Jasper. Los dos yacían juntos, enredados cómodamente mientras veían salir el sol. Podía sentirlo vagamente jugando con parte de su cabello, girándolo alrededor de su dedo, pero sobre todo se sentía increíblemente tranquila y feliz. Perfección absoluta.

Esa perfección pronto se arruinó cuando el sol llegó a la mitad del cielo, por lo que los rayos estaban justo cerca de sus ojos, aunque todavía no cegaban del todo. Lo que lo arruinó fue un repiqueteo suave y lejano que había sido una señal para ella durante semanas. Lo habían ideado cuando se discutió todo el plan, solo para que ella supiera que él vendría y pudiera salir de los miedos nocturnos que a veces ocurrían. Miró el reloj de su habitación y luego suspiró, enredándose en las sábanas con más esfuerzo del que debería haber tomado.

–¿Adónde vas?– preguntó en voz baja, la preocupación ligeramente frunciendo el ceño mientras ella comenzaba a hurgar entre las diversas prendas tiradas en el suelo. Ella tiró de su camisa, poniendosela rápidamente. Hizo un gesto hacia afuera mientras se ponía unos pantalones cortos de pijama. Frunció el ceño inicialmente y luego se concentró en el ruido distante de cuatro patas en el suelo del bosque. –¿Embry?– preguntó mientras ella se ponía unos calcetines esponjosos, haciendo que el piso de la cocina estuviera un poco resbaladizo. Le encantaba eso, extrañamente.

–Sí, él viene y consigue comida antes de irse a casa después de su turno con Bella– explicó rápidamente, escuchando a medias los pasos que solo se acercaban ahora, eran pasos humanos, no de lobo. –Vuelvo en cinco, diez minutos.

–¿Puedes hacer eso más rápido?– respondió con la más mínima sonrisa, aunque todavía tenía el poder de hacerla sonreír.

–Lo intentaré–, sonrió y luego lo besó brevemente. Salió de su habitación y cerró suavemente la puerta detrás de ella, saltando las escaleras mientras Embry subía las escaleras en el frente de la casa. –Buenos días– ella sonrió, habiendo abierto la puerta justo cuando él llegaba al umbral como siempre. Las líneas de agotamiento en su rostro se convirtieron en su preocupación inmediata, parecía que no había dormido en días.

–Me muero de hambre–, murmuró, caminando por la puerta abierta mientras se dirigía directamente a la cocina. Ella tomó su mal humor como consecuencia del cansancio y el agotamiento y decidió no ofenderse por ello, sino que le arrojó una manzana del tazón mientras comenzaba a hacer su habitual queso a la parrilla. A ella no le importaba proporcionarle comida, dado que él a veces le compraba libros y a ella simplemente le gustaba finalmente tener un uso para su refrigerador. El suave y constante zumbido del electrodoméstico se convirtió en un sonido de fondo sin el que ya no veía su vida.

–Noche ocupada o?– preguntó, apoyándose en uno de los mostradores de la cocina mientras lo miraba cocinar.

–En realidad no–, respondió con indiferencia, dando un mordisco a la manzana. Hizo ese crujido satisfactorio que siempre viene de las manzanas perfectas, ella sonrió ante el alivio que inundó su rostro. –Aunque alguien vio un destello de ella por las colinas.

–¿Enserio?– ella respondió con una ceja levantada. No había habido un solo avistamiento de la visita de Victoria o Bella en días. Preocupó mucho a la manada, sabiendo que definitivamente algo se avecinaba. –Eso es una mejora con respecto a ayer al menos.

WRITER IN THE DARK • JASPER HALE - TRADUCCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora