ATHENA TENÍA un momento muy necesario lejos de la casa de los Cullen. Con el creciente número de vampiros y los crecientes niveles de tensión, el lugar se había convertido en un lugar del que quería escapar después de un largo día. Entonces, después de hablar con Billy, se dirigió directamente a su casa y directamente a la cama con un libro en la mano. También era un buen momento, dado que la lluvia acababa de comenzar a caer del cielo opaco. Le encantaba el sonido de la lluvia, el suave golpeteo contra el cristal o la forma en que las gotas se sacudían de sus montones colectivos sobre las hojas cuando soplaba el viento. Creaba un ambiente terriblemente relajante para que leyera, iluminado por el día opaco y una lámpara en su mesita de noche, no es que realmente lo necesitara, solo se sumaba a la comodidad como la manta debajo de la cual yacía.Apagó su teléfono, no quería distracciones en su mente durante al menos una hora del día y simplemente se sentó en paz mientras leía y anotaba el libro que acababa de comprar y que vivía en su mesita de noche durante unos días. Ella, recién bajo el control de una nueva historia y el delicioso olor de un libro nuevo, se encontró, por una vez, sin sentir la deriva del tiempo a medida que avanzaba. No escuchó ningún sonido aparte de las voces de los personajes en su cabeza mientras hablaban, riéndose como si nada estuviera mal en el mundo ficticio en el que vivían. Siempre amó la ignorancia de los primeros capítulos de cualquier libro, encontrándolo refrescante y siempre tan familiar. No había muchas cosas que los libros tuvieran en común entre sí, pero descubrió que casi siempre ocurrían esos primeros capítulos de felicidad.
Oyó que la puerta principal se abría y se cerraba, pero supo, dado que se había usado la llave, que solo era Jasper. Así que no se sorprendió cuando la puerta de su habitación se abrió suavemente después de que él tocó, dejando entrar una corriente fresca de aire perfumado de lluvia que debe haber entrado por la ventana abierta del baño. Sin embargo, se sorprendió cuando él, sin decir una sola palabra, se movió lentamente debajo de las sábanas de su cama y acomodó su cabeza en su regazo sobre el edredón, sin siquiera mirar en su dirección confusa una vez. Ella enarcó una ceja cuando él inhaló profundamente, dejando escapar un suspiro que había intentado ocultar. –¿Amor?– susurró, dejando que el libro arrullara su costado mientras pasaba los dedos por su cabello. –¿Jasper?– repitió ella, sin haber obtenido una sola respuesta de él.
–Solo– se calló, acercándose un poco más a su cuerpo, lo que parecía imposible, pero lo logró. –Dame un segundo.
–Está bien…– se calló, jalando su libro de regreso a donde había estado antes. Leyó en silencio, con la mirada moviéndose muy a menudo hacia él mientras pasaba una página o se percataba de que su concentración se desviaba. Continuó pasando los dedos por su cabello, sabiendo que probablemente por eso se había metido en su regazo para empezar, sabiendo que eso le daría una sensación de calma. Podía sentir la tensión en él irradiando de sus músculos, mostrándose en él. pequeñas líneas de expresión en su rostro que pronto encontraron su camino hacia el de ella.
Pasaron diez minutos y Athena había leído tres capítulos cortos antes de que suspirara de nuevo. –Alice, Luna y yo tenemos que irnos–, murmuró y ella cerró el libro, colocándolo de nuevo en su mesita de noche sin siquiera marcar la página en la que estaba.
–¿Irse?– repitió mientras su mente procesaba la información. –¿Fuera de Forks?
Se incorporó, asintiendo dos veces mientras observaba las emociones tristes en los ojos de ella acumularse detrás de los preocupados. Emociones que amenazaban con atravesar su pared preocupada, mostrándose en agua llena de veneno. –Alice tuvo una visión, así que tenemos que ir y actuar en consecuencia–, explicó en voz baja, dando tanta información como Alice le había dado cuando le contó la noticia.
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WRITER IN THE DARK • JASPER HALE - TRADUCCIÓN
FanfictionAthena disfrutó viendo los placeres más pequeños, hasta un simple escarabajo en la tierra. Después de todo, después de unos buenos años de vida, no podía dejar de notar las cosas más pequeñas. Las grandes cosas ya no tenían el mismo efecto. Ella sim...