VERANO. Una de las temporadas favoritas de Athena, aunque las amaba todas de manera similar, dio la vuelta a la esquina y así entró en acción la gran sorpresa que había planeado para Jasper. Llegó a la casa de los Cullen quince minutos antes de lo previsto, habiendo tomado el auto en lugar de perder el tiempo habitual en el bosque. Y después de un poco de persuasión para subir al auto sin un destino en mente, Jasper se subió al auto con una sonrisa en su rostro. Ella, por capricho o por una juerga de compras basada en el estrés, como lo llamaba Jasper, había comprado un auto nuevo. Todavía era amarillo, sólo que la parte superior se bajaba con solo presionar un botón. Era similar al auto de Alice pero muy diferente. Tenía plantas clavadas en el tablero y pequeñas fotografías clavadas en lugares aleatorios, impresas con una cámara polaroid con la que él se había divertido mucho. Y alrededor del auto había alrededor de ocho libros diferentes, cada uno con diferentes géneros, por lo que tenía algo que hacer si quedaba atrapada en el tráfico. También había música, CD y CD de la música que le encantaba y música que a otras personas les encantaba y que sólo se escuchaba cuando estaban en el coche.Una de las listas de reproducción que ella había elegido para él salía de la radio. Una cálida brisa fluía a su alrededor, tan intensamente que tenía que alejarse constantemente el cabello de la cara mientras conducía. Golpeó la rueda con entusiasmo, haciendo coincidir sus golpes con la canción que sonaba sin pensar demasiado en ello. Aunque el golpeteo se detuvo cuando él tomó su mano del volante y la sostuvo entre las suyas después de darle un beso. Ella sonrió suavemente y giró la cabeza del camino sólo por un segundo, para admirar a quien estaba sentado a su lado. –¿Adónde vamos?
–No te lo diré–, sonrió, disfrutando enormemente la expresión de su rostro.
Suspiró, –¿Vamos, por favor?
–No–, sonrió, apartando la mirada para no revelar nada más. –Me gusta sorprender a la gente con cosas. Y rara vez se me ocurren ideas para hacerlo.
–Dejaré de molestarte ahora–, medio refunfuñó, pareciendo comprado en el camino.
–No, no, no lo hagas, es muy entretenido–, sonrió una vez más, sintiendo tanta emoción por lo que sucedería en el futuro cercano.
Él sonrió sutilmente pero lo ocultó, –Estás hablando inglés antiguo otra vez.
–¿Quejas?– preguntó en voz baja, sin saber muy bien si se estaba volviendo molesto o no. A veces Luna dijo que se volvía un poco molesto, debido a la frecuencia reciente y a cómo aparecía en conversaciones aleatorias. Ella estaba tratando de detenerlo, su cerebro simplemente lo reverenciaba cuando estaba estresada o increíblemente feliz. Hoy en día sale mucho en torno a Billy, mucho más de lo habitual.
–Ni una sola–, respondió rápidamente y luego se aclaró la garganta, poniendo acento inglés. –Me gusta mucho, mucho más de lo que probablemente debería.
–¡Eso fue horrible!– exclamó, riéndose tan fuerte que apretar su estómago aliviaría el dolor fantasma que yacía allí, sólo que tenía ambas manos ocupadas.
Él se rió de su risa, risas profundas que sólo la hicieron reír más. –¡Oh, vamos! Soy texano.
–Oh, sí, un vaquero–, se rió, poniendo un acento texano casi perfecto que reflejaba directamente lo oculto en su voz. El que tanto le encantaba escuchar. Le envió una pequeña punzada en el estómago cuando estaba muy pesado y él también lo sabía.
–Eso no es justo–, refunfuñó falsamente, con el ceño fruncido por la molestia.
–Simplemente soy buena con los acentos, siempre lo he sido–, se rió brevemente, probando mientras recordaba. –Billy solía pedirme que hiciera otras más divertidas cuando se aburría demasiado.
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WRITER IN THE DARK • JASPER HALE - TRADUCCIÓN
FanficAthena disfrutó viendo los placeres más pequeños, hasta un simple escarabajo en la tierra. Después de todo, después de unos buenos años de vida, no podía dejar de notar las cosas más pequeñas. Las grandes cosas ya no tenían el mismo efecto. Ella sim...