CAMINÓ por el sendero hasta su casa, disfrutando de la vista de las hojas que caían y decoraban los caminos con los naranjas y amarillos que tanto le gustaban. Acababa de regresar de Billy's, prefiriendo tomar la ruta escénica de regreso a su casa, una ruta que implicaba pasar directamente por la empacadora principal. Había saludado a Emily brevemente, pero se encontró sacudida de las tierras cuando un animal herido atrapó los receptores de sangre en su cerebro. Llegó a un ciervo joven y dedujo de la escena que se había deslizado por un terraplén, raspándose la pata con una de las ramas espinosas de un rosal. Después de quitar las espinas muy finas de la pata del venado y decidir que eventualmente estaría bien, recortó los bordes del rosal y recogió algunos resortes para un frasco en casa. Así que subió los escalones de su casa, con rosas en la mano mientras unos pétalos sueltos caían sobre el concreto que recientemente había sido decorado con una suave capa de tiza, un proyecto de arte que había comenzado con Alice, luego descubrió que Luna y Jasper quería unirse también. Fue un buen trabajo que ella prácticamente viviera en medio de la nada, de lo contrario, los dibujos extraños podrían generar algunas reacciones interesantes.Athena entró a su casa y colocó las rosas en una botella vieja que había llenado con agua. Después de colocarlo en su mesa de café, entre una plétora de diferentes novelas que había leído en los últimos días, dirigió su atención a la parte más nueva de su hogar. Había decidido en una noche fría y lluviosa que quería una mascota. Un gato había sido la primera idea originalmente, pero dadas sus vidas, pensó en contra. En cambio, decidió comprar una tortuga, ya que eran las criaturas más adorables que vivieron durante al menos ocho años; además, eran todo lo contrario de los vampiros, lo que agregaba cierta hilaridad según Jasper.
Justo cuando un pensamiento sobre él se abría paso entre las sillas revueltas de su mente exhausta, escuchó el sonido de su auto acercándose. Athena suspiró, sus planes de ir a su habitación y enterrarse en mantas para poder hacer su versión del sueño volaron por la ventana cuando él llamó a la puerta, aunque no es que le importara mucho, estas cosas podían esperar. –Estaba a punto de tomar una siesta–, se rió entre dientes mientras él entraba por la puerta que ella había abierto justo cuando él estaba a punto de tocar, lo hacía a menudo.
Jasper se detuvo y buscó en sus ojos el pliegue bromista que usualmente tenían en la esquina. Cuando no lo encontró, el ceño fruncido solo se hizo más profundo mientras se adentraba aprensivamente en la casa, notando las sombras que ella había creado sobre la habitación con las persianas en ángulo preciso. –No puedes dormir–, respondió él, pero en un tono que hizo que ella se preguntara si realmente creía que los vampiros no podían dormir. Él, por supuesto, sabía que no podían, pero había algo en su calma que lo desconcertó por completo.
–¿Quién eres tú para decirme lo que puedo y no puedo hacer?– sonrió bromeando, aliviando un poco la tensión confusa que tiraba de su frente. –Estoy bromeando Jazz, finjo el sueño–, se rió entre dientes, pasando a su tortuga (Benji) algunas verduras de hojas verdes que había comprado en el supermercado ese mismo día.
–¿Finges sueño?– preguntó con una ceja levantada, esta vez alimentada por la intriga de poder frenar su mente por lo menos unos segundos.
Ella sonrió, encontrando finalmente su mirada mientras se dirigía hacia la escalera. –Sí, es muy relajante para mí. ¿Quieres que te enseñe?
–Claro–, se rió y la siguió mientras ella desaparecía escaleras arriba.
Suspiró mientras yacía debajo de las sábanas, sintiéndose relajada cuando el suave aroma floral (que provenía de las flores que colgaban alrededor del marco de su cama) llegó a su nariz y envió a su cerebro a lo que ella llamó modo de sueño. –Está bien, primero que nada, ponte lo más cómodo que puedas ya que no te moverás la mayor parte del tiempo–. Ella se rió entre dientes, notando su aprensión –Jasper, somos lo suficientemente mayores para compartir una cama por una hora, por satanás–. No era como si fueran a estar tan juntos de todos modos, extrañamente tenía una cama enorme que ocupaba la habitación que no estaba ocupada con libros y su escritorio, no es que se haya usado en mucho tiempo. Él sonrió y se acostó junto a ella, optando por no meterse debajo de las sábanas. Él nunca entendió su obsesión con ellos, no les hacía nada a sus seres vampíricos aparte de rascarse e irritar las pieles; sin embargo, a ella claramente no le importaba eso.

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WRITER IN THE DARK • JASPER HALE - TRADUCCIÓN
FanficAthena disfrutó viendo los placeres más pequeños, hasta un simple escarabajo en la tierra. Después de todo, después de unos buenos años de vida, no podía dejar de notar las cosas más pequeñas. Las grandes cosas ya no tenían el mismo efecto. Ella sim...