28 - Momento culminante

567 47 0
                                    


ELLA LO EXTRAÑABA.

No era solo el tipo de anhelo que ocurría después de perder algo, no, esto era diferente. Era como si le hubieran arrebatado un pedazo de su propia mente y cordura. Era el tipo de extrañar a alguien que hacía que los meses se transformaran en un solo día entumecido y como no podía dormir, no tenía descanso. Billy se había preocupado tanto por ella que simplemente se negó a dejarla ir después de una visita de rutina en la que se veía particularmente mal. Athena no tenía la energía para estar en desacuerdo, así que se acurrucó en el sofá y miró la televisión, día tras día. Le pidió a Jake que fuera a alimentar a Benji cada mañana después de que se despertara, lo cual siempre hizo sin quejarse. Ella no salió de su depresión y nada podría sacarla de ella, ni siquiera los métodos que Billy había usado la última vez que cayó en este tipo de emoción abrumada se apagaron. Simplemente se sentía entumecida y su mente estaba quieta, no podía procesar nada más que lo que estaba frente a ella. No había cazado durante semanas, sus ojos se volvieron negros y hostiles, pero ya ni siquiera sentía hambre.

El bienestar de Bella había mejorado inmensamente, dado que ahora estaba reconstruyendo dos motos con Jake. Deseaba tener la energía para encontrar una distracción como esa, tal vez un golpe de inspiración para la idea de un libro que normalmente estaría garabateado en su diario. Un diario que ahora yacía inactivo a su lado, la pluma descansando sobre él lista para escribir en el momento adecuado.

ATHENA :)

Dejar a la gente no suele ser tan doloroso

¡Sin entregar!

Dios, estoy loco, hablando con una pared en blanco. Al menos no veo alucinaciones tuyas como Bella.

¡Sin entregar!

Tal vez desearía haberte visto, Si desearía haberlo hecho

¡Sin entregar!

–¿A quién estás enviando mensajes?– preguntó Billy, que acababa de entrar en la habitación cuando ella presionó enviar el último mensaje. Para él, parecía ser un buen día para ella, en realidad se había mudado durante la noche y había limpiado su escasa estantería. El arreglo la había molestado durante días pero nunca tuvo la energía para arreglarlo, la noche anterior había encontrado algunos y descubrió que así era como quería usarlos. Organizar la escasa colección de libros de Billy, en su mayoría escritos por ella.

–Nadie, literalmente–, suspiró, pasándose una mano por el cabello mientras estiraba los brazos. Incluso como vampiro, las articulaciones rígidas no eran algo cómodo de soportar. Él levantó una ceja ante su respuesta, sin esperar realmente nada más que su voz en su cabeza, como de costumbre. Hoy ella había decidido hablar, por qué razón no lo sabía. –¿Qué día es hoy?

–El jueves, son las cuatro de la tarde–, respondió rápidamente, queriendo mantenerla hablando. –¿Estás dispuesta a salir de la casa? Los lobos tienen algo planeado que podría distraerte de las cosas por un tiempo–, continuó, sonriendo ante la repentina intriga que brilló detrás de los ojos de ella.

–¿Qué tienen planeado?– preguntó en voz baja, desenredando sus extremidades de las múltiples mantas con las que se había abrigado. La pesadez se sentía terriblemente reconfortante en las primeras horas de la mañana, casi como un abrazo.

–Salto del acantilado–, respondió él, observando con diversión cómo su labio se curvaba en el comienzo de una sonrisa. –Se van en treinta minutos. Deberías ir con ellos.

WRITER IN THE DARK • JASPER HALE - TRADUCCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora