55 - Trato de libro

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ATHENA entró en la casa de los Cullen y se quitó las botas cubiertas de barro en la puerta. La caminata que acababa de hacer con Embry resultó ser un poco más embarrada de lo que habían previsto en un principio. Embry terminó atrapado en un semi desprendimiento de tierra, deslizándose directamente en una gruesa mancha de lodo de cabeza. Fue bastante gracioso desde su punto de vista, especialmente cuando él se atoró el pie en la parte pantanosa. Su solución había sido saltar al mar, directamente desde el lado de un acantilado y hacia las heladas aguas de abajo. En realidad, no tenía ganas de saltar desde un acantilado, así que caminó para encontrarse con él en la playa, evitando lo peor del barro, pero aun así quedó atrapado uno de sus pies en el desastre. Había esperado que entrara alguien que no fuera Jasper, tal vez Esme o Rosalie, pero parecía que todos los demás estaban fuera. Así que subió las escaleras, dirigiéndose a su dormitorio.

Llamó suavemente a la puerta y luego entró una vez que él dio el visto bueno, cerrando suavemente la puerta detrás de ella. Se dio la vuelta y lo atrapó mirándola de manera extraña. Inmediatamente supo lo que él estaba pensando y tiró de las mangas de su suéter. –Lo sé, huelo a perro mojado. Embry saltó al mar y luego procedió a abrazarme–, se quejó mientras se quitaba el suéter, revelando una camiseta debajo que afortunadamente no había sido infectada con el hedor de lobo.

–Yo nunca dije eso–, respondió él con una expresión terriblemente confusa, esperando que su pensamiento no la hubiera ofendido en absoluto. El hedor de lobo era tan insoportablemente repugnante y hoy era muy potente.

–Lo estabas pensando. Me di cuenta–, suspiró mientras se sentaba a su lado, –No te preocupes, no estoy ofendida ni nada. Fue bastante insoportable para mí también.

Se acomodó junto a él, tratando de encontrarle sentido a la película que él había estado viendo a medias mientras escuchaba música. –¿Qué hiciste mientras yo no estaba?– preguntó, con los ojos todavía pegados a la pantalla mientras trataba de descifrar la trama en su cabeza. Parecía un western normal pero tenía cierto carácter que la intrigaba.

Él sonrió, apartando algunos mechones de cabello de su rostro. –Fui a cazar con Emmett y nos quedamos en el bosque por un tiempo. Luego hablé con Alice por teléfono durante aproximadamente una hora, ella y Luna parecen estar pasándolo muy bien en su viajecito para celebrar el cumpleaños de Luna–, respondió, pasándole uno de sus auriculares a la mitad de la oración final. Una vez que él dejó de hablar, se puso el auricular e inmediatamente se sintió aliviada por la música clásica que inundaba sus oídos.

De alguna manera, ella no se dio cuenta de cómo había sucedido, los dos habían terminado boca arriba con las piernas enredadas mientras ella descansaba la cabeza contra su pecho, ambos observaban las estrellas  mientras escuchaban la música que él elegía. jugar. Ella trazó formas en su pecho con sus dedos, fluyendo por los surcos de los músculos debajo de su camisa con una sonrisa distraída. Entonces sonó su teléfono, interrumpiendo la paz por completo. Ella lo ignoró y se relajó en su pecho una vez que dejó de sonar. Quienquiera que haya sido podría volver a llamar más tarde, estaba demasiado relajada para responder a cualquier llamada en este momento.

Más tarde llegó más rápido de lo que había esperado. Su teléfono volvió a funcionar unos momentos después y esta vez el sonido la molestó aún más. –Probablemente deberías conseguir eso–, susurró mientras ella levantaba la cabeza, mirándolo a los ojos, que eran mucho más brillantes de lo que habían sido esa mañana.

Ella suspiró, sabiendo que él tenía razón. –Juro que si es Billy– se quejó mientras se desenredaba del abrazo, agarrando su teléfono del lugar donde lo había dejado en el suelo. Miró la pantalla durante un largo rato, leyendo el identificador de llamadas. –Dios– probó, sentándose en estado de shock. –Hola Pria–, sonrió al contestar el teléfono, colocando parte de su cabello detrás de la oreja cuando se interpuso en el camino. Jasper levantó una ceja, sin reconocer el nombre. –Editores–, le susurró ella rápidamente, tan bajo que el mortal al otro lado de la línea no la escucharía.

Este libro es increíble, en serio. Queremos publicarlo de inmediato.

–¿Lo haces? Eso es genial–, respondió Athena, comenzando a caminar por la habitación mientras trabajaba con los diferentes pensamientos y sentimientos que inundaban su mente.

Así que todo lo que necesitamos es el seudónimo que vas a usar esta vez y podemos hacer que la publicación esté lista–, resonó su voz en el teléfono, seguido del suave chasquido de un teclado.

Ella levantó una ceja, –¿Un seudónimo? Ni siquiera había pensado en eso.

Un suspiro vino del otro lado del teléfono, pero no pensó que fuera Pria. –Lo necesitamos lo antes posible, pero puedes tener algo de tiempo para pensar, si lo necesitas.

Se pellizcó la sien, pensando demasiados pensamientos a la vez para pensar en uno creativo como había hecho con todos los demás. –No, no, está bien. Solo pon A. Belle, con una e.

El repiqueteo de la computadora vino una vez más, esta vez haciendo eco en su cabeza ahora clara. Por supuesto, funcionó de esa manera. –¡Perfecto! Bueno, te enviaremos algunas opciones de portadas más cerca del momento y te informaremos la fecha de lanzamiento.

–Gracias, Pria, que tengas un buen día y saluda a tu abuela de mi parte–, sonrió, deteniendo su paseo por completo.

Lo haré–, se rieron y colgaron el teléfono, entablando una conversación con la otra persona en la habitación justo cuando la línea se cortó.

–¿Increíble hm?– Jasper se rió entre dientes, sacándola del aturdimiento de la llamada telefónica de buenas noticias. Se giró y suspiró, sabiendo ya adónde iba esto. –Y todavía no me dejas leerlo.

–Llegará ese momento, la paciencia es una virtud–, respondió ella con una risita, hundiéndose de nuevo en la silla.

Él sonrió, –Estoy muy orgulloso de ti.

Ella se rió, –Es solo un libro, he escrito toneladas de ellos. Los escolares de todo el país están enojados conmigo por eso, lo que creo que es bastante divertido.

–Sigue siendo un gran logro–, sonrió y luego bajó la mirada a sus labios y volvió a mirarla a los ojos. –Deberíamos celebrarlo.

–¿Celebrar?– se rió, sin saber realmente qué había que celebrar. Luego comenzó a besar su cuello, dejando un rastro de besos que enviaron escalofríos por su espalda hasta su cuello y luego brevemente a sus labios antes de comenzar a probarlos de nuevo.

WRITER IN THE DARK • JASPER HALE - TRADUCCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora