30 - Un libro

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ATHENA :)

Persona correcta, no suficiente tiempo. Literalmente, teníamos dos días.

A la mierda el universo.

Toco madera.

¡Sin entregar!

Cuando el mensaje volvió a brillar como si no se hubiera entregado una vez más, Athena entró en la casa de los Black sin llamar. Sabía que solo estaba Billy adentro (Jake estaba afuera con Bella) y escuchó que él no estaba haciendo nada importante. Además, había obtenido permiso para hacerlo semanas y semanas atrás. Mientras se quitaba el abrigo, hizo contacto visual directo con el ex lobo que se había trasladado rápidamente a la cocina cuando se detuvo en la puerta. Levantó una ceja con sospecha, pero continuó hacia la casa, manteniendo el contacto visual. Empezó a preguntarse, en voz muy alta, qué estaba pasando con ella. Su sonrisa finalmente había regresado, pero ahora venía acompañada de una ceja levantada que lo confundió. Ella suspiró mientras se acomodaba en el sofá, pensando que él realmente había olvidado la importancia del día. –Oh, no me digas que lo olvidaste–, frunció el ceño, apartando sus pensamientos confusos de su mente porque solo la hacían sentir peor. ¿Se había equivocado de día? Miró el calendario que colgaba en su cocina, no, era el día correcto.

Levantó una ceja mientras repetía, –¿Olvidar?

–¡Billy!– exclamó, suspirando dramáticamente en tono de broma que ocultaba la leve molestia que sentía en la vaga distancia de su mente. No era como si tuviera muchas fechas de aniversario diferentes para recordar, ni siquiera tenía un cumpleaños. Tenía una fecha para recordar cuando se trataba de ella y la olvidó. Su mejor amiga olvidó la única cita que realmente le importaba a ella, a ambos realmente.

Billy, con una sonrisa oculta de que estaba demasiado distraída por un pájaro que apenas volaba hacia la ventana, salió del mostrador con un viejo libro encuadernado en cuero marrón en su regazo. –Obviamente no lo olvidé–, se rió, desviando su atención de la ventana y del pájaro afortunadamente ileso. Ella sonrió suavemente cuando él le entregó el libro. risas Él se lo entrega a ella.

–¿Es un regalo para mí?– ella sonrió, demasiado emocionada ya que revivir regalos no era algo a lo que se hubiera acostumbrado. –Normalmente no hacemos regalos, no te compré nada– suspiró, poniendo el libro en su regazo con el ceño fruncido hacia Billy.

–Está bien–, se encogió de hombros, solo deseando que ella abriera el regalo que había buscado durante siglos. –La amistad de siglos es suficiente–, suspiró, bromeando exhausto. Ella se rió suavemente tomando el libro en sus manos nuevamente. Corrió su mano contra la tapa, tratando de sentir las marcas de un título descolorido que apenas se veía. Abrió la primera página y leyó el contenido, preguntándose por qué le habían regalado este libro específico sobre Inglaterra. No es como si ella necesitara la información, dado que describía el período de diez años que permaneció allí después de su conversión. –Página ciento ochenta y dos–, incitó Billy después de que ella había hojeado el libro sin tropezar con la página específica que él quería que ella escribiera. ver.

Athena arqueó una ceja y miró hacia arriba mientras pasaba a la página. Bajó la mirada a la página y sintió que su visión cambiaba físicamente para mejorar su visión de una imagen en particular en la esquina superior de una de las páginas. –Oh, mi Lucifer–, jadeó, mirando aún más de cerca la imagen. –Esto es–

–¿Tú madre y tú? Creo que sí–, respondió con una sonrisa que se formó solo por lo feliz que se veía. Observó mientras ella trazaba el rostro de la mujer mayor, sonriendo suavemente al notar las similitudes que tenían los dos. Hizo sonreír a su madre. –Traté de encontrar la pintura real pero no pude–

WRITER IN THE DARK • JASPER HALE - TRADUCCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora