51 - Billar

359 36 3
                                    


Los días siguientes transcurrieron sin amenazas y llenos de relajación, al menos para ella. Estaba en medio de una fase en la que hablar o ver a la gente no estaba en su radar. Vivía entre los libros, la escritura y la música junto con las llamadas telefónicas diarias de una hora de duración de Jasper, quien siempre la apoyó en su repentina necesidad de alejarse de la sociedad. No sabía muy bien qué la compraba, a qué se llamaba coma de escritura, pero no podía alejarse de la literatura. Los días pasaron rápidamente, cuatro días específicamente, antes de que llegara a una rutina en la que las palabras simplemente no se formaban en su cerebro. Así que se despertó del coma, limpió toda su casa y finalmente invitó a Jasper a una reunión cara a cara muy necesaria.

Cuando llegó a la casa, permaneció completamente inmóvil y en silencio por un minuto solo mirándola mientras hojeaba el libro en su regazo. Él sonrió mientras ella escribía en uno de los márgenes, analizando completamente una oración al azar dentro de él. Tenía los pies metidos debajo de ella, una manta suave y esponjosa garabateada sobre su regazo y él simplemente no quería perturbar su paz. –¿Qué?– se rió levemente, levantando la vista de las páginas una vez que llegó al final de un capítulo.

–Nada–, se encogió de hombros, mientras tomaba asiento en el sofá junto a ella. Ella lo miró con una ceja levantada y luego suspiró, apoyando la cabeza en su hombro mientras una repetición de uno de sus programas favoritos comenzaba a reproducirse en la televisión. –Edward y Bella fijaron una fecha–, habló en voz baja, envolviendo uno de sus brazos sobre sus hombros.

–¿Lo hicieron?– respondió ella, con los ojos aún fijos en la pantalla mientras levantaba las cejas. No había esperado que fuera tan rápido, incluso si Bella estaba tan entusiasmada con convertirse en vampiro como ella.

–Alice ya está planeando la boda, ten cuidado de no involucrarte en ella–, se rió en voz baja, ya que había sido atado a la compra de flores con ella, Luna estaba ocupada. No fue una experiencia divertida para él, en absoluto. Y así, su teléfono vibró en su bolsillo. Dos veces, luego por tercera vez

–¿Cuánto quieres apostar a que es Alice?–, suspiró, con una leve risa ahogada al exhalar.

–Te daré la moto de la venganza si no es así–, respondió después de un momento. Levantó la cabeza y se giró para mirarlo, encontrando una expresión completamente seria mirándola. Inmediatamente sacó su teléfono de la pila de mantas y suspiró.

–Maldita sea. Ella quiere ir a comprar vestidos, aparentemente, no tengo nada lo suficientemente nupcial.

Él levantó una ceja cuando ella volvió a colocar la cabeza sobre su hombro, –¿Qué hay de ese vestido corto negro con todas las flores bordadas en él?

–Eso es lo que yo también pensé–, respondió ella un poco más fuerte que antes, mostrando la frustración de no saber lo que sentía. Lo pensó por un momento, pensando en silencio mientras miraba las imágenes en movimiento en la televisión. Luego suspiró, –Tal vez solo vaya, solo para ver si hay algo mejor que ese vestido. Y si no encuentro uno, entonces tengo una copia de seguridad, una copia de seguridad muy buena y cómoda.

–Ese es un muy buen plan... Aunque te verías hermosa en cualquier cosa.

Ella exhaló bruscamente, –¿Incluso un vestido amarillo neón con lunares azul claro?

Volvió la cabeza. Mirándola como si lo estuviera contemplando. –Creo que podrías lograrlo–, agregó, ocultándole por completo la sonrisa que se formó en su rostro.

–Será mejor que estés bromeando–, respondió ella, riéndose suavemente ante la imagen de ella con el vestido en su mente.

–Nop–, respondió, haciendo estallar la p muy ligeramente.

WRITER IN THE DARK • JASPER HALE - TRADUCCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora