22 - Cumpleaños

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UNA SEMANA después del percance del lobo, Jasper llegó a la casa de Athena justo cuando ella salía por la puerta con ambos audífonos en sus oídos. Ella había elegido una melodía absoluta de la caminata a la escuela para que sus auriculares con cancelación de ruido estuvieran a todo volumen, para que no lo notara de pie al pie de las escaleras mientras bajaba los escalones bailando. –¡Dulce Lucifer!– exclamó, casi dejando caer el cuaderno en su mano una vez que finalmente se fijó en él y en la moto de la venganza que le envió un chute de adrenalina por la columna.

–¿Dando un buen baile allí?– se rió, deseando que sus mejillas se sonrojaran por la vergüenza que sentía. Athena puso los ojos en blanco, agradecida de no poder sonrojarse mientras guardaba los auriculares en su bolso; ahora no los necesitaba.

–Lo hice en realidad. Lástima que no puedas bailar al ritmo de la música vaquera–, ella se encogió de hombros, sacudiendo toda la vergüenza con una broma que hizo que la comisura de sus labios se torciera.

-Yo no-

–Sí, lo haces. ¿Crees que no sé que hiciste esa lista de reproducción que siempre pones de mis canciones favoritas? No soy tan estúpida–, hizo una pausa. –Aunque me tomó un par de escuchas darme cuenta–, se rió entre dientes, apartándose el cabello de la cara esa mañana – era uno de esos días en los que cualquier cabello que la tocara la enojaba. No podía explicárselo a nadie, ni siquiera había intentado hacerlo.

Era el turno de Jasper de agradecer a los Dioses que no pudo mostrar la vergüenza que sintió cuando ella se subió a la parte trasera de la bicicleta, automáticamente cerrando sus brazos alrededor de su cintura. –Puedes bailar al ritmo de la música vaquera, créeme.

-¿Oh sí? Lo creeré cuando lo vea–, se rió entre dientes mientras él arrancaba la moto. Thay condujo rápidamente por las carreteras, serpenteando entre algunos autos detenidos en el camino. Jasper se aseguró de reducir la velocidad de la bicicleta cuando se acercaba un automóvil que, debido a la hora del día, los hizo avanzar a paso de tortuga (o mortal) durante la mayor parte del viaje. Algo que a Athena no le importó ya que le dio la oportunidad de ver las hojas caer.

Athena sacudió su cabello para quitarse el casco del espectáculo (una regla que venía con llevar la motocicleta a la escuela que ella odiaba) y entró a la escuela con Jasper, con una mano sujetando su cuaderno. Caminaron por el pasillo principal y encontraron a Bella, Alice y Edward. Alice le dio a Bella una caja envuelta y Athena inmediatamente entró en pánico, deteniéndose en seco mientras miraba preocupada al mortal. –¿No dijo que nada de regalos?– habló rápidamente, mirando a Jasper con los ojos muy abiertos y pensamientos acelerados. –Dispara, no tengo–

–Athena.

Suspiró, preguntándose cómo podía haber sido tan desconsiderada. –Es su cumpleaños, debí haberle hecho un regalo.

–Alice ya te compró uno–, respondió Jasper antes de que pudiera caer más en el agujero de culpa en el que había entrado.

Ella alzó una ceja, dejando que sus hombros regresaran a su lugar de descanso habitual, -¿Lo hizo?

–Esperábamos que vinieras a la fiesta–, respondió él con una suave sonrisa, viendo como su rostro se iluminaba momentáneamente.

–¿Bella va a tener una fiesta de cumpleaños?– preguntó, solo asegurándose antes de dejar que sus niveles de emoción subieran demasiado. Él asintió y una sonrisa tiró de sus labios, pronto formando una mueca. –¡Hace años que no voy a una de esas!

–¿Vamos, por favor?– preguntó Alice a Bella, captando la atención de los dos sonrientes vampiros que podrían influir en la renuencia de Bella a asistir al evento. -Será divertido.

WRITER IN THE DARK • JASPER HALE - TRADUCCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora