74 - Ponerse al día

176 12 0
                                    


LA BASE de todos los días era la misma. Por la mañana, pasa tiempo en la casa de los Cullen. Por la tarde, se dirigía a casa de Billy, si él estaba en casa, a su propia casa durante unas horas hasta que ella y Benji pasaban la mayor parte de la noche en el bosque, simplemente hablando y poniéndose al día. Algunos días pasaban más rápido que otros y algunos días extrañaba tanto a las personas desaparecidas que el día se arrastraba insoportablemente. Se preocupó por cada uno de ellos, el pánico de no saber echó raíces en su cerebro y con el paso de las horas la planta creció aún más.

Lo único que mantuvo su mente alejada de la batalla que se avecinaba fueron los diversos y numerosos correos electrónicos de Pria y los productores que había elegido para la película. Estaba mucho más involucrada esta vez, más de lo que había estado en cualquier otra película que hubieran producido sus libros. Recibió una pregunta tras otra mientras los escritores trabajaban en el guión y tenía una gran influencia en las personas que interpretarían a los personajes. Había elegido a una persona solo al ver su foto, la viva imagen de Sunny en su mente.

Con todo eso, apenas tenía tiempo para cazar, así que cuando Benjamin sugirió que su caminata hablara por un pequeño camino lateral para que pudiera recuperar el color en sus ojos, prácticamente se le ocurrió la idea. Así que los dos caminaron por el bosque, hablando mientras una cuarta parte de su mente buscaba algo en lo que hincarle el diente, para controlar la sed que ahora se dio cuenta de que estaba muy presente en su garganta.

–He estado pensando en volverme vegetariano recientemente–, anunció Benjamin después de que los dos saltaron por una colina más pequeña, dirigiéndose a un árbol que ella había plantado y quería mostrarle. La hermosa con todas las ramas esporádicas, con la rama que era perfecta para acostarse y leer un libro. Algo que había hecho una o dos veces antes. Incluso leyó allí bajo la lluvia, usando un abrigo como una pequeña cubierta para el libro mientras dejaba que la lluvia cubriera el resto de ella. No había llovido en Forks desde que Jasper se fue, solo hacía más frío a medida que la Navidad se acercaba más y más.

Ella levantó una ceja, sorprendida por la información antes de preguntar, –¿Hace cuánto?

–Durante los últimos veinte años–, respondió añadiendo su sorpresa general ante la idea. Luego suspiró profundamente, mirando hacia un dosel, –Simplemente no me gusta matar gente–. Benjamin siempre había tenido un don para el drama, al igual que ella en algunas ocasiones.

–Si eliges hacerlo, estaré más que feliz de ayudarte, pero no te obligaré a hacer nada–, sonrió, sabiendo que sin alguien que la ayudara con el proceso, no lo habría superado en absoluto.

–Tal vez después de la batalla y todo eso–, respondió con poco entusiasmo, mirando alrededor de la brecha en el bosque por el que acababan de entrar.

–Los sonidos van– se interrumpió cuando escuchó el suave golpeteo de un ciervo corriendo por el campo. En cuestión de segundos, se lanzó en la dirección persiguiéndolo sin mucho esfuerzo, después de todo tenía mucha práctica. Lo mató de la manera más humana, como siempre, y luego llenó su anhelante estómago con la sangre. Benjamin llegó a la escena justo cuando ella casi deja seco al animal. Hizo una pausa, a regañadientes, y levantó la vista después de sentir su intriga. –¿Quieres probar un poco?– ella se rió, limpiándose la sangre de la comisura de su labio.

Se encogió de hombros y caminó hacia el animal, bebiendo a regañadientes la cantidad mínima de sangre que quedaba en el animal antes de alejarse antes de hacer una mueca severa, –Está agrio.

–Eso desaparece después de un tiempo–, se rió, sacudiendo sus rodillas de hierba antes de mover con cuidado al animal a los arbustos, entre las flores que crecían allí. Luego comenzaron a caminar de nuevo, hablando de una caminata bastante lenta a través del bosque hacia el árbol. Al llegar a él, hizo un gesto dramático hacia el árbol y sonrió, –Es hermoso, ¿no?

–Mucho–, estuvo de acuerdo, pasando la mano por la superficie de la corteza mientras ella trepaba por un lado del árbol, caminando hacia las ramas.

–Pasó algo interesante en los últimos sesenta, ¿son sesenta años que no te he visto?– preguntó, dándose cuenta de que aún no habían discutido eso.

–No particularmente, dado que Amun es un líder de clan sobreprotector–, suspiró mientras se sentaba junto a ella en la rama. –Aunque Tia y yo nos casamos.

–¿Lo hicieron?– exclamó ella, volteándose completamente en su dirección, –¡Cómo no me invitaron!– ella se rió, falsamente ofendida.

–¡Lo intenté! Simplemente no estabas donde dijiste que estarías–, se rió él también, después de haberla buscado durante unos buenos días. De repente, Athena odió la extraña circunstancia que la llevó a irse de donde había estado en ese momento, más de lo que lo había hecho antes. –Además, solo fue una boda pequeña.

–Sin embargo, eso es más agradable–, sonrió suavemente, imaginando su boda como algo bastante hermoso. –Definitivamente prefiero las bodas más pequeñas.

Levantó una ceja, –¿Con el hombre gruñón?

–¡Él no es gruñón!– rápidamente se defendió mientras Benjamin solo se reía, sabiendo que había tocado un nervio.

–Él está conmigo– se encogió de hombros y esta vez fue el turno de Athena de reír. Él se giró y leyó su expresión, no muy seguro de qué encontraba tan divertido. Athena ciertamente no se estaba riendo de lo que Jasper había dicho sobre Benjamin unos días antes de que se fuera, ciertamente no. –¿Qué?– preguntó, riendo torpemente junto con ella.

–No te preocupes–, sonrió ella, luchando por no reírse aún más ante la mirada de confusión plasmada en su rostro.

Suspiró agitadamente, –Atti, no puedes hacer eso.

–Sí, puedo, Benny–, sonrió de nuevo.

–No seas molesto.

–¡Tú empezaste!– exclamó, mirando alrededor de su área circundante. –Gracias a Lucifer, no hay fuentes de agua–, se rió, solo frunciendo el ceño aún más.

–No me gustas–, se quejó, saltando del árbol.

Ella levanta una ceja cuando aterrizó junto a él, –¿Más que Amun?

Permaneció en silencio, pensando en ello por un momento, –No.

–Bien, porque de lo contrario me amotinaría–, se rió entre dientes mientras comenzaban a caminar de nuevo, sin ninguna dirección específica en mente.

Se rió, imaginando completamente la situación mientras saltaban sobre una gran roca. –No me sorprendería.

–¿No tengo tendencia a los disturbios?– ella respondió en completa confusión, preguntándose si había pintado esa imagen de sí misma.

–No, pero eres muy obstinado, en el buen sentido, por supuesto.

Levantó una ceja y luego se encogió de hombros, –Le grité a Amun esa vez.

Se rió, pero no como antes, esta era una risa de matón que sería muy dolorosa si esos receptores todavía funcionaran. –Tia y yo discutimos eso más a menudo de lo que piensas–, logró decir entre risas. Ella también se rió entonces, recordando la mirada desconcertada en el rostro de Tia cuando comenzó la discusión con Amun hace tantos años. Su risa resonó a través del bosque y no se detuvo hasta las primeras horas de la mañana cuando Athena regresó a una casa extrañamente espeluznante que tenía una energía diferente a la que ella había dejado.

WRITER IN THE DARK • JASPER HALE - TRADUCCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora