41 - Cazar, toma catorce

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LA VISIÓN DE ALICE, de la que Athena solo había sido informada cuando Edward dijo que se iba, era interesante. Uno que mostraba la captura final de Victoria en el bosque en una tarde aleatoria en el futuro. Edward llevó a Bella a la ciudad, por su propia seguridad y para que pudiera ver a su madre antes de que se convirtiera en vampiro y tuviera que perder el contacto para siempre. No hacía falta ser una persona terriblemente inteligente para darse cuenta de que quería el viaje para convencer a Bella de que no volviera. Athena sabía que no cambiaría de opinión, Bella era una mortal resistente e incluso más terca que ella. Y pensó que Edward también lo sabía, simplemente decidió no creerlo.

La familia, dejando al descubierto a Edward, se quedó en el bosque esperando el aviso de Alice de que la visión tendría lugar pronto o que Athena sintiera una conciencia cercana. Todos los vampiros estaban en silencio, escuchando el movimiento del bosque y se balancearon sobre sus pies, preparándose para correr cuando fuera necesario. La atmósfera tensa para la que Athena se había preparado no apareció, cada alma estaba dispuesta y casi con muchas ganas de ir, sin nervios en lo más mínimo. –Ya casi llega–, dice Alice, mirando las ramas a su alrededor mientras cada persona hacía lo mismo en busca de ese destello rojo que tanto había perseguido a Athena.

Athena se concentró en su entorno, bloqueó los sonidos del bosque y desdibujó el verde a su alrededor hasta que estuvo en un espacio negativo sin distracciones. Buscó y buscó, escuchando y anhelando escuchar solo un indicio de los pensamientos del vampiro que pasarían rápidamente en cualquier momento. Entonces escuchó algo, una sola maldición en su cabeza que rebotó de la mente de otra persona a la de ella. –¡A tu izquierda!– exclamó, escuchando los pensamientos cada vez más fuertes.

En el momento en que se había recuperado del mundo entumecido que había creado en su propia mente, Victoria ya había pasado corriendo y los demás estaban a solo unos segundos de la caza. Para empezar, esos meros segundos la habían retrasado un poco, pero su enfoque en tratar de entrar más en la mente de Victoria la había retrasado aún más. No era como si fuera una gran brecha, ella estaba aproximadamente a medio metro detrás de la persona en la parte de atrás del grupo, pero no tendría oportunidad de agarrar físicamente a Victoria.

Eso fue hasta que todo el grupo se detuvo al borde de un acantilado mientras Victoria corría hacia el otro lado de un gran agujero en la tierra que separaba los territorios para la caza, al menos para el Clan Cullen. –¡Esperen! Está en su territorio– exclamó Carlisle y por un momento la familia se quedó quieta, solo observando cómo Victoria les devolvía la mirada victoriosa. Luego, tres lobos salieron de los árboles, corriendo tan cerca detrás de ella que ya casi no podía ver la brecha entre ellos. Una vez que esto se hundió, los vampiros comenzaron a correr de nuevo, permaneciendo de lado pero contra el borde mismo del acantilado en caso de que Victoria decidiera saltar las montañas de nuevo.

Como se pensaba anteriormente, pronto saltó al bosque y Jasper la persiguió rápidamente. Al no tener otra opción, Victoria saltó a los árboles pero Jasper la siguió. Se zambulló para atraparla y falló por meros centímetros, zambulléndose en la tierra en su lugar. Athena miró momentáneamente en su dirección, apartando su atención de la mente de Victoria mientras comprobaba que Jasper no había sido decapitado de alguna manera en la captura fallida. No lo había hecho, así que siguió corriendo, enfocándose en la mente de Victoria. Se estaba acercando, logrando entrar en su mente tan de cerca que podía escuchar los pensamientos en la mente de Victoria que le gritaban que corriera más rápido. Casi podía sentir la adrenalina que corría por sus venas y, sinceramente, solo la incitó más, pero el movimiento constante y el suelo rocoso bajo sus pies hacían que fuera muy difícil concentrarse. Estaba muy fuera de práctica para este tipo de cosas.

Justo cuando estaba a escasos centímetros de obtener el control total de la mente de Victoria, un repentino cambio de ubicación desvió su atención. Athena vio derrotada cómo Victoria saltaba al lado del lobo y luego sintió que la ira hervía dentro de ella una vez que Emmett la siguió, y terminó siendo atrapada por un lobo canoso. Fue en ese preciso momento, donde Emmett miraba al lobo de manera protectora, que los gritos de Sam llegaron a su mente. Era constante, tan enojado que la enojaba y tan fuerte que no podía evitar querer taparse los oídos aunque eso no tendría ningún efecto en absoluto.

WRITER IN THE DARK • JASPER HALE - TRADUCCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora