62 - O negativo

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CADA SIMPLE pieza de investigación que los Cullen y Athena hicieron para Bella resultó negativa o no pudieron encontrar nada relativo al uso. Tenían pinturas de monstruos demoníacos y algunas historias similares a la del libro de Atenea, pero aparte de eso, no había nada. Si estos niños simplemente se mantuvieron fuera de Internet por su propio bien (este tipo de cosas no caerían bien con los Vulturi) o simplemente no existían. Aunque ella y Alice nunca pudieron creer que esto solo le había pasado a Bella, simplemente no había manera.

Bella no iba a mejorar y físicamente no parecía que pudiera empeorar, pero todos sabían que podía. El latido de su corazón era tan lento y débil que todo en la habitación tenía que estar quieto para poder escucharlo y también el latido del corazón del bebé. Athena había notado que podía hacer algún tipo de conexión con la mente del bebé, pero no se lo mencionó a nadie, quería que Edward lo descubriera por sí mismo y tuviera ese momento especial con Bella.

Athena caminó a lo largo de la habitación de Jasper, después de haber estado hablando por teléfono con Billy durante una buena hora hablando de cosas al azar. Apartó su mente de la amenaza que se avecinaba fuera de la casa de los Cullen y del mortal que literalmente podía morir en cualquier momento. –¿Cómo está Charlie?– preguntó, deteniendo su paseo mientras Benji se arrastraba a sus pies.

Estresado, preocupado y prácticamente volviéndose loco–, suspiró. Al principio de todo esto, los dos se habían prometido que no ocultarían ningún tipo de verdad o noticia. No tenían ni el tiempo ni el esfuerzo para hacer eso y, sinceramente, le gustaba poder hablar con alguien que no estuviera angustiado por su falta de sangre. –¿Y Bella?

–Cada vez más débil por minuto–, hizo una pausa, comenzando a caminar de nuevo mientras miraba por la ventana. –No sabemos cómo hacer que se sienta mejor. Básicamente, soy la única analgésica que recibe, ya que no puede tomar analgésicos.

Podía escuchar que su preocupación por ella comenzaba a crecer. –¿Cuándo fue la última vez que comiste?

Lo pensó por un segundo, sin poder precisar la fecha exacta ya que fue hace tanto tiempo. –Hace semanas, como dos antes de que Jake se enterara de Bells–, respondió ella con una voz llena de incertidumbre. –Mis ojos son como el carbón ahora.

Asegúrate de no trabajar demasiado, sabes cómo te pones cuando usas demasiado tu don sin cazar.

–Lo sé, lo sé, estoy teniendo cuidado–, aseguró, deteniendo su paseo una vez más cuando preguntó, –¿Has hablado con Jake recientemente?

Brevemente, antes de que tuviera que irse cuando vio... a alguien en el bosque–, suspiró. Jake había estado en la casa de los Cullen la mayoría de las veces, pero apenas hablaba con ella, principalmente porque estaba allí para Bella. Hablaron brevemente una noche cuando ella le preguntó si quería un pastelito que había horneado por estrés mientras Bella dormía.

Ella levantó una ceja, –¿Alguien?

Él suspiró, –Embry–. Ella comenzó a caminar de nuevo.

–Oh– casi susurró, sintiendo un puñetazo en el estómago. Embry se había encargado de llamarla una noche, contándole todas estas historias sobre cómo estaba poniendo en peligro a Bella ya todos los demás residentes de Forks al no dañar al bebé. También había tratado de reclutarla para matar al niño, tratando de hacerla creer que el niño mataría a todos para que el asesinato no fuera tan malo. Y ella no colgó, solo escuchó cada una de sus palabras porque se encontró incapaz de hacerlo. Jasper, sin embargo, definitivamente tenía esa habilidad. Entró en la habitación a la mitad de una diatriba y al escuchar una frase que lo hizo sentir culpable, cruzó la habitación e inmediatamente colgó el teléfono y bloqueó su contacto. Cuando estaba a punto de continuar, su teléfono emitió un pitido y dio la señal de que estaba a punto de perder toda la batería. –Me tengo que ir, el teléfono está a punto de morir.

Está bien, te llamaré mañana.

–Adiós–, respondió ella antes de colgar el teléfono, cargándolo casi al instante. No podía permitirse el lujo de no tener la batería llena en todo momento, en caso de que ocurriera algo.

Bajó las escaleras y entró en la sala de estar, entrando en la habitación justo cuando Jake se acercaba a Bella. Todos, incluida Bella, que rara vez se despertaba, estaban medio mirando el juego y medio concentrados en sus propios pensamientos: sangre para algunos, el bebé para otros y dolor para Bella. Se sentó al lado de Jasper, colocando su mano sobre la de él.

Giró la cabeza cuando Bella se inclinó hacia adelante, a punto de vomitar, pero una vez más no pasó nada. Fue entonces cuando Athena se encargó de profundizar en los conceptos básicos de la mente de Bella, lo que requirió una enorme cantidad de esfuerzo dadas sus propiedades de bloqueo y alivió parte de la incomodidad de su mente, reemplazandolo con un cierto grado de comodidad que puede durar unas buenas horas.

–Tal vez si podría entender lo que quiere–, Alice debió haber respondido a algo que alguien dijo, pero estaba demasiado ocupada estando en la mente de Bella para escucharlo. El silencio cayó sobre el grupo y Athena trató de averiguar qué estaba pasando por el ambiente de la habitación y los pensamientos extremadamente ruidosos de Emmett.

–Tal vez tienes razón–, dijo Edward en voz baja, hablándole a Jake sobre uno de estos pensamientos. Athena se confundió aún más hasta que miró en la mente de Jake. –Jacob tuvo una idea.

Se rió suavemente, –No fue una idea. Fue un comentario sarcástico. Probablemente está buscando a quien encajarle los dientes.

–Tiene sed–, respondió Bella en voz baja, tan fuerte como su voz se lo permitía, mientras se frotaba el estómago de manera protectora.

–Conozco la sensación– añadió Emmett entre dientes. Athena asintió, sintiendo que su propia sed secaba su garganta. Sin embargo, no podía imaginar cómo se sentía Jasper y odiaba verlo tan tenso.

–Si es apetito, no va a querer sangre animal–, agregó Edward, mirando a Carlisle.

Carlisle asintió, –Tengo sangre guardada para Bella–. La cabeza de Jazz se giró hacia la sola mención de la sangre, apretando la mano de Athena muy fuerte.

Inmediatamente se puso de pie, aún manteniendo sus manos unidas. –Amor, ¿vienes a caminar conmigo?– preguntó y Jasper se puso de pie, dejando que ella lo guiara lejos de la situación mientras colgaba de su mano por su vida. Subieron a lo alto de la casa, trepando a uno de los árboles que los llevó hasta lo más alto del techo. Dada la regla de no salir de casa, el techo era una buena forma de salir de casa sin correr peligro. Se sentaron más lejos de la sala de estar. Él tenía sus audífonos puestos, tocando cualquier música que eligiera a un volumen extremadamente alto mientras ella pasaba los dedos por su cabello, tratando de darle todas las distracciones que podía. Allí arriba, podía oler vagamente la sangre, pero sabía que él la olía mucho más fuerte que ella. Sin embargo, funcionó, todas las distracciones, no se bebió sangre y nadie resultó herido.

Y Bella y el bebé estaban mucho mejor por eso.

WRITER IN THE DARK • JASPER HALE - TRADUCCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora