65 - Anotaciones

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–¿ESTÁS diciéndome en serio que me perdí la pelea de Bella con Jake?– Athena exclamó mientras conducía por un camino parcialmente sinuoso, con Luna sentada a su lado.

–Si no estuvieras tan ocupada con Jas– Luna estalló en carcajadas cuando Athena comenzó a lanzar golpes en su brazo, deteniendo la insinuación e incomodando su tema de inmediato. –¡Está bien, está bien! Lo entiendo–, se rió, alejándose lo más posible del asiento del conductor.

Ella frunció el ceño, colocando su mano de nuevo en el volante, –Al menos dime que no fue una pelea tan buena.

Luna se rió entre dientes, levantando una ceja mientras miraba por la ventana. –No, fue bastante buena. Muy gritona, muy dramática y terriblemente cinematográfica–, respondió ella, sin siquiera molestarse en entorpecer la descripción para su beneficio.

–Lucifer– refunfuñó, molesta por haberse perdido tal evento. –No puedo creer que se imprimió en un bebé, eso está mal en tantos niveles.

–Cuéntame sobre eso. Quiero decir él se sintió atraído por Bella debido a su óvulo o lo que sea, pero seguramente eso significa que se sintió algo atraído por Edward en la boda, en cuanto al esperma– Luna suspiró, quitándose el cabello recogido con horquillas en la mayor parte de la noche.

Athena se giró y comenzó a reír, imaginando la furia absoluta que Jake sentiría dentro de sí mismo por sentirse atraído por Edward. –Puedo verlo ahora, los de enemigos a amantes son alrededor de ciento cincuenta mil palabras, toneladas de angustia y odio– se rió aún más fuerte y Luna pronto se unió, la perturbadora imagen encontró su camino en su mente también.

–Oh, me encanta tu mente de escritora–, se rió Luna, bromeando con la esperanza de nunca elegir escribir un libro así. Aunque sería una lectura bastante interesante. –De todos modos, ¿por qué te perdiste la pelea? ¿Le diste el libro?

Athena contuvo el aliento, el fantasma de la sonrisa que había estado plasmada en su rostro desde la noche anterior comenzó a reaparecer. –Lo hice–, sonrió, sin molestarse en girar la cabeza mientras respondía.

–Supongo que salió bien, dado el hecho de que no has comenzado a arrojar rocas por las colinas como una forma de catarsis–, se rió Luna.

Se volvió hacia ella, con los ojos muy abiertos por la indignación, –¡Lu! Te lo dije en confianza, no es algo que puedas usar para burlarte.

–Lo siento, es muy divertido para mí–, se encogió de hombros mientras Athena miraba hacia el camino, desviándose del camino de un pájaro en el borde.

–No puedes tener una opinión hasta que lo pruebes–, argumentó Athena, decidiendo no prestarle atención por una vez. Luego, la sonrisa volvió mientras creaba un plan en su mente, –Te diré qué, la próxima noche iremos a la cima de una colina y vas a tirar piedras y luego tratar de burlarte de mí.

Luna lo pensó por un momento y luego se encogió de hombros mientras tomaba su decisión, –Está bien, está bien, apuesta.

Athena y Luna entraron a trompicones a la casa de los Cullen después de que ambas intentaran cruzar la puerta al mismo tiempo

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Athena y Luna entraron a trompicones a la casa de los Cullen después de que ambas intentaran cruzar la puerta al mismo tiempo. Ocurrió más a menudo de lo que nadie pensaría, dados los sentidos agudizados y la tendencia a notar las cosas más pequeñas incluso antes de que sucedieran. A Athena simplemente no le importaba darse cuenta si iba a tropezar con ella, tenían ese tipo de amistad en la que ese tipo de cosas terminaban en un tonel de risas que hacía soportable la leve humillación de tropezar con una puerta. –Por favor, no me digas que ustedes dos descubrieron una manera de introducir alcohol en sus sistemas– Rosalie casi se rió entre dientes mientras pasaba caminando.

Athena y Luna, aún riéndose, se enderezaron y luego cerraron la puerta detrás de ellas. –Nosotros bebiendo sería una carnicería absoluta–, se rió Luna. La misma imagen la hizo reír aún más.

–La incapacidad de beber es tanto una bendición como una maldición–, coincidió Athena mientras se ponía un cómodo suéter que había dejado en la barandilla sobre su cabeza.

–Oye, tal vez si pudieras beber no tendrías que–

–¡Otro libro!– ella interrumpió, una sonrisa alegre extendiéndose en su rostro.

–¡Awh, vamos! ¡Es gracioso!– Luna se rió pero Athena simplemente la ignoró, en lugar de subir las escaleras para tratar de encontrar a Jasper. Primero revisó la habitación de Alice y luego le dijo que él entró en su habitación, por lo que cambió la dirección de sus viajes allí. Llamó brevemente y luego asomó la cabeza por el costado de la puerta, justo cuando él miró hacia arriba.

–¿Te estás divirtiendo?– preguntó con una sonrisa mientras ella entraba en la habitación, agarrando la parte inferior de su manga con la mano.

Ella sonrió y asintió mientras se sentaba a su lado, besándolo brevemente en la mejilla. –Además, Lu me debe dos libros más ahora–, sonrió y dejó que su mirada vagara por la habitación, contemplando la vista reconfortante habitual de su habitación. En cambio, sus ojos se vieron forzados a mirar un libro, la cubierta hacia abajo, pero lo reconoció a una milla de distancia. –¿Llegaste a leerlo?

Él asintió, –Lo hice. Es... ni siquiera tengo las palabras.

Ella se rió entre dientes, arqueando las cejas en un grado inconfundible, ·Vaya, no pensé que alguna vez te dejaría sin palabras, Whitlock.

Era su turno de levantar una ceja, finalmente sin tener que preguntarse si ella había ensamblado sus acciones. –¿Alguna vez te preguntaste por qué nunca hablé contigo en tu primer día en la escuela?

Sus ojos se abrieron cuando tomó la información, una sonrisa que se vio obligada a mirar hacia el suelo para ocultar tirando de su rostro. No importaba cuánto intentara sofocarlo con los dientes o los labios, simplemente no desaparecía. Se obligó a fruncir el ceño mientras sacudía la cabeza de los muchos pensamientos que se arremolinaban en su mente. Luego lo miró de nuevo, tratando de no desvanecerse después de ver su leve sonrisa mientras le preguntaba. –¿Te gustó el final?

–Es molesto–, suspiró.

–Aparentemente sí–, se rió, habiendo leído esa reseña miles de veces antes. Sin embargo, se sentía diferente viniendo de él, una buena y desafiante diferencia. –Creo que es una buena evaluación de la vida, su romance terminó en tragedia y solo pueden estar cerca el uno del otro en los eclipses.

Con eso, tomó el libro y pasó a la última página. –La vida nunca es perfecta–, leyó en un pequeño post-it transparente que había escrito junto a la frase final del libro.

–Espera–, hizo una pausa, hojeando algunas de las páginas del libro mientras sus ojos se iluminaban. Vio multitud de post-it, algunos con escritura larga, algunos con palabras sueltas y otros en blanco. Ella sonrió, –¿Hiciste anotaciones?

–En post-its, quería mantener el libro como me lo diste. Solo con algunos extras– fue interrumpido por un suave beso pero la intensidad era otra cosa.

–¿Puedo leerlos?– preguntó en voz baja, la cara aún un poco cerca de la suya después del beso. Él, sin pensarlo dos veces, le entregó el libro. Ella sonrió cuando lo tomó, acurrucándose en sus brazos antes de pasar a la primera página. Cuando comenzó a leer, Jasper colocó un auricular en su oído y comenzó a reproducir su lista de reproducción a través de su iPod. Ella, después de leer las notas del primer capítulo, preguntó –¿Para qué son los verdes claro?

–Las veces que te vi en la escritura– respondió suavemente, mirándola a los ojos y observando cómo la emoción que lo consumía, que era mucho más que felicidad, se apoderó de su alma. Ella sonrió ampliamente, como antes, pero esta vez no hizo absolutamente ningún esfuerzo por contenerla. Mostró sus verdaderos sentimientos, sentimientos que él no tenía que usar su don para sentirlas.

WRITER IN THE DARK • JASPER HALE - TRADUCCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora