EL DESTELLO rojo se produjo de nuevo y Athena corrió, zigzagueando y saltando entre los árboles para finalmente poder atrapar al vampiro que había estado cazando durante días y días. Victoria había sido un pensamiento en el fondo de su mente durante días. Entonces, cuando salió del edificio de la escuela y se encontró con su desconcierto enfocándose en el de una pelirroja, de inmediato y discretamente dejó caer su bolso en su auto y luego corrió detrás de la criatura. Esperaba acercarse lo suficiente para usar su poder, pero Victoria siempre parecía saber que tenía que mantener una distancia específica. Frustrantemente, ella siempre corría al límite de los límites de poder de Athena. Era una distancia de alquitrán, por supuesto, lo que hizo que encontrarla fuera aún más difícil. Nunca se había acercado lo suficiente y empezaba a preguntarse si alguna vez lo haría. Y cómo quería acercarse lo suficiente para causar algún daño.Se zambulló por un acantilado y aterrizó en el otro lado, encontrándose tan cerca del vampiro arruinado que casi podía escuchar el borde mismo de sus pensamientos. Athena se aceleró, golpeando con sus pies tan fuerte contra la tierra para aumentar su fuerza de propulsión que podía oír el crujido de la tierra seca bajo sus pies calzados con botas. Se las arregló para escuchar un pensamiento antes de que algo rompiera su enfoque. Un lobo enorme voló en su camino y saltó en broma, deteniéndose y corriendo una cacería muy importante sin siquiera darse cuenta.
–¡Embry!– exclamó, habiéndolo reconocido de inmediato. –¡Estaba tan cerca y te metiste en el camino!– exclamó, sintiendo que sus niveles de ira subían a niveles indescriptibles. Si él no hubiera interferido, todo podría haber terminado y ella podría haber tenido la satisfacción de sacarse la cabeza del cuello. Embry inclinó la cabeza confundido una vez que ella comenzó a caminar, inundando su ira con los lanzamientos de pequeños guijarros de una milla de largo. Se dio la vuelta sin que ella se diera cuenta debido a su ciega frustración. Saltó en estado de shock cuando su mano humana se posó en su hombro, deteniendo todos sus movimientos al instante. –Lucifer–, soltó ella, sorprendida de que incluso pudiera ser engañada de esa manera.
–Lo siento. ¿Qué hice?– preguntó confundido, las cejas fruncidas con sinceridad. Ella suspiró y se sentó en el suelo del bosque, creciendo en la hierba a su alrededor que necesitaba desesperadamente un buen riego. Ella le explicó todo, sorprendida de que Sam no le hubiera dicho a él o al resto de la manada sobre el vampiro invasor que seguía regresando por más.
–¿Victoria? ¿Las pelirroja se llamaba Victoria?– preguntó, claramente habiéndola presenciado antes, lo que solo se sumó a su total confusión sobre toda la dinámica de la manada de lobos.
–Sí, maté a su novio–, se rió entre dientes, pasando una mano por su cabello azotado por el viento. –Le arrancaron la cabeza limpiamente.
–Impresionante–, se rió y levantó la mano para chocar el puño, lo que ella, por supuesto, devolvió. Fue de mala educación no hacerlo y, después de todo, fue una situación como de choque de puños.
–Bueno, él trató de matarme así–, se rió en voz baja mientras organizaba sus pensamientos por el cambio repentino en la conversación. –Ella probablemente está detrás de Bella. Para vengarse de Edward–, suspiró, viendo a un pájaro posarse entre las ramas de un árbol crecido frente a ellos.
Levantó una ceja, –¿Qué hizo Edward?
–Básicamente, la sangre de Bella incitó a James a una cacería en la que yo realmente lo maté, así que piensa que probablemente lo culpe a él por su muerte y a mí, pero una mortal es más fácil de matar que un vampiro–, suspiró, sintiendo que su vida estaba en riesgo de nuevo, no era divertido. lo que.
–No, los tuyos son fáciles de matar–, alardeó, intentando aliviar el repentino cambio de tristeza en sus emociones con una broma. De alguna manera funcionó, como lo demuestra la suave grieta de una sonrisa en la comisura de su labio.
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WRITER IN THE DARK • JASPER HALE - TRADUCCIÓN
FanfictionAthena disfrutó viendo los placeres más pequeños, hasta un simple escarabajo en la tierra. Después de todo, después de unos buenos años de vida, no podía dejar de notar las cosas más pequeñas. Las grandes cosas ya no tenían el mismo efecto. Ella sim...