84 - Termina con una boda

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NO HABÍAN decidido apresurarse a celebrar una boda como lo habían hecho Bella y Edward. No, Athena y Jasper esperaron apenas dos años antes de su cita. No por ningún motivo en particular, simplemente sucedió así. Con Athena obteniendo su título de maestra, estaba demasiado ocupada para planificar una boda y nunca dejaría que Alice tuviera el control total. Ella tenía parte del control, pero no todo. Habían planeado una boda más clásica y oscura en comparación con la de Bella. Tuvo lugar en lo profundo del bosque, bastante lejos de la casa, en el claro que estaba lleno de flores blancas. Y según la petición de ambos, la boda fue pequeña. Era solo la familia Cullen, los lobos que ella quería allí (Billy, Jake y Seth), Benjamin, Tia y Amun, Pria y Ela junto con un par de amigos de Jasper que aún no había conocido. Ella, al igual que él, esperaba profundamente que llegara el día.

El día antes de la boda, los dos habían decidido hacer algo menos tradicional. No querían intercambiar ningún tipo de votos personalizados frente a su familia, sino que eligieron hacerlo en la privacidad de su hogar, donde las palabras serían aún más especiales porque eran suyas. –Bien, ¿lista?– sonrió, levantándose de su capullo de manta porque no podía soportar más la espera. Además, la película que habían estado medio viendo, medio hablando, acababa de llegar a los créditos.

Miró el reloj en la pared, comprobando cuándo Luna debía llegar a la casa y expulsarlo de ella. Sólo para comprobar que tendrían suficiente tiempo sin su interrupción. –He estado lista durante semanas–, se rió entre dientes, girándose por completo para mirarla.

Ella sonrió entonces, sintiendo una oleada de calor fingido en sus mejillas mientras miraba su jersey y jugaba con el dobladillo de la manga. Respiró hondo, tranquilizándose antes de comenzar un discurso bien pensado y muy practicado que le había robado la atención durante meses. –Honestamente, nunca pensé que encontraría a alguien como tú. Alguien amable y muy cariñoso, que soporta mis cambios de humor más aleatorios. Siempre he sido alguien que creía en el destino, o en las señales del universo y, bueno, el destino. Realmente no había estado de nuestro lado durante el primer año de conocerte. Pero honestamente, si pudiera cambiar algo al respecto, ciertamente no sería elegir no ir. La brecha al no verte me hizo darme cuenta de todo. que sentí por ti, la floreciente atracción que hay allí–, hizo una pausa, aclarándose la garganta ante la leve vacilación. –Y te amo. Te amo más de lo que los árboles aman la luz del sol y la lluvia. Te amo más de lo que amo a los árboles, y eso es realmente algo–, sonrió mientras él se reía suavemente, buscando sus ojos de nuevo como siempre. El amor abrumador que se apoderó de él le trajo la mayor de las sonrisas a su rostro.

–Me encanta tu sonrisa y tu sonrisita. Amo cada aspecto de tu personalidad. Amo tu actitud protectora y cómo siempre estás ahí para tomar mi mano en cosas en las que ni siquiera me di cuenta de que necesitaba apoyo. Me encanta que Lo intentas, lo intentas en todos los aspectos de la vida e incluso si fallas, lo cual no es muy frecuente, aprendes de eso y vuelves a intentarlo. Me encanta cómo te preocupas tanto por los demás qué te aseguras de que estén bien antes que tú. Estás bien, aunque eso no es lo más saludable que puedes hacer. Y me encanta que escuches mi música, aunque puedo decir que no estás particularmente inclinado a escuchar algo de ella. Tal vez la mayor parte–. Ella se rió entre dientes. –Y me encanta que, incluso desde el principio, siempre te preocupaste cómo estaba. Que estaba a salvo–. Siguió un espacio de tiempo relativamente largo mientras se detenía de nuevo, aclarando sus pensamientos tan arremolinados. –Prometo estar ahí para ti cuando y donde sea para amarte por la eternidad y tan intensamente que los mortales nos crean locos. Y realmente no puedo esperar a poder llamarte esposo, o tomar tu nombre y escucharlo como algo normal–. Ella no pudo evitarlo más, con la mirada en sus ojos y la emoción inundándolo, simplemente tenía que hacerlo. Ella se inclinó hacia adelante y lo besó brevemente. permaneciendo frente a su cara por un segundo antes de atraerla nuevamente con una mano en la parte posterior de su cabeza. Ella sonrió en ese beso, preguntándose si el siguiente después de casarse se sentiría diferente.

WRITER IN THE DARK • JASPER HALE - TRADUCCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora