Amelia una joven de 22 años estudiante de la universidad introvertida, valiente, optimista y apasionada por el anime, recientemente se obsesiono por una serie de titanes principalmente amando así a un personaje ficticio Levi Ackerman, anhelando esta...
Escuchaba gritos a lo lejos, específicamente gritando mi nombre, lo último que recuerdo es ser arrollada por un jodido camión de Sabritas yo amo las Sabritas pero ya las dejare de comer... movían mi cuerpo con desesperación pero mis ojos me pesaban demasiado diría yo, me levante repentinamente viendo el panorama a mi alrededor, un camión estampado en un poste de luz, personas viendo todo, chismosos se les llama. Ambulancias y policías también, giraba en busca de mi rommi.
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La lluvia se hizo presente también, no la localizaba con la vista pero si con mi oído gracias a que gritó desesperadamente mi nombre. Camine hacia esos gritos, me detuve en seco al ver la escena ante mis ojos... era yo, yo tirada en el pavimento con un charco de sangre, me lleve mis manos a mi boca, que carajos pasaba. Con mis piernas temblorosas daba pasos hacía atrás...
—N-no... no puedo ser yo... no, y-yo.
Seguía caminando hacía atrás, hasta tropezarme me caí espalda golpeándome la cabeza. Ante ese impacto abrí mis ojos nuevamente.
—¡Nooo! — me desperté de golpe, mi corazón latía a mil por segundo.
Toque mi corazón con una mano, note que mi cuerpo estaba todo sudado. Fue una pesadilla una jodida y cruel pesadilla. Toque mi cabeza con ambas manos. Escucho pasos acercándose, y una puerta se abrió.
—Cariño.—alce la vista al escuchar esa voz suave de una mujer desconocida.—¿Estás bien?
Se acercó con una linterna de fuego, iluminando la habitación eche un vistazo y no reconocía nada, dejó esa lampara a un lado de la cama.
—Navier, cariño ¿Todo bien?— como acaba de decirme... —Tranquila mi niña sólo fue una pesadilla, todo estará bien.
Me cubrió con sus brazos acariciando mi cabello, esa señora supuestamente me esta tranquilizando pero lo que no sabe es que me esta alterando más.
—Vuelve a dormir cariño.—beso mi frente, tomo nuevamente esa lámpara curiosa y se fue.
—Pero que carajos...
Me levante de la cama, mirando a mi alrededor estaba algo oscuro lo poca iluminación provenía de afuera. Caminé hacia la ventana que la adornaba una cortina vieja y algo corta.
—Me lleva la mierda...
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