Capítulo 18 | Monótono |

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Al llegar al pueblo lo primero que hice fue a buscar a Margot, supe que el día de hoy descansa pero una de las enfermeras me dijo donde exactamente vivía. La envidio un poco, su casa es linda es una cabaña lejos del pueblo rodeada de arboles y veo que tiene unas vacas y ovejas, en las paredes de la cabaña tenia enredaderas con algunas flores rosas.

Baje de mi caballo caminando a la puerta para dar cuatro golpes, empecé a escuchar unos pasos acercarse. Cuando abrió la puerta y me vio embozo una sonrisa.

—Navier que gusto verte.—ambas nos abrazamos.—¿Qué te tarea por aqui?

—Tenias razón... no pertenezco a la legión.—se separo de mi para verme.—Me echaron.

—Pasa, tomemos café y me lo cuentas todo.

Se hizo a un lado para que entrara yo primero, pase a su cabaña viendo alrededor. Todo era muy rustico y acogedor, espero que en algún momento pueda tener una cabaña. Me senté en una de las sillas de su pequeña mesa, mientras que ella encendía la estufa colocando una tetera.

—¿Cómo paso eso?—se sentó en la silla que estaba enfrente de mi.

—Erwin, dijo que no confía en mi... piensa que soy alguin sospechosa o una enemiga, en pocas palabras un peligro para la legión.

—Ese infeliz, me las va a pagar.

—No, déjalo... creo que fue lo mejor.

—Que te haya echado por esta estupidez es injusto Navier.

—Pero, algunos no estuvieron de acuerdo con esa decisión. Hange y Levi estaban molestos.—la tetera empezó a chillar, se paro para apagar y preparar las tazas, coloco una taza delante de mi.

—Maldito, últimamente se ha portado raro... la última ves que nos vimos lo note muy distraído y pensativo.

—Lo siento... por mi culpa tienen problemas ustedes dos.

—Para nada.—dio un sorbo a su café.—¿Tienes dónde quedarte?

Negue con la cabeza, no tengo donde ir... la única persona en quien pensé fue en ella, es triste ir por ahí completamente sola. Me ofreció hospedaje por un tiempo, tiene tres cuartos su cabaña le comente que no venia sola sino con mi caballo dudo un poco pero accedió, solo espero que Dante no reniegue con las vacas.

Deje mis cosas en la habitación que me presto en el fondo estaba una ventana adornada con unas cortinas azules, a un costado estaba la cama que estaba pegada a la pared y del otro lado pequeño tocador y un espejo en medio de ambos muebles habia una mesa pequeña y una silla que apuntaba a la ventana.

Deje mi morral, en la cama camine a la ventana viendo el paisaje parte del bosque y parte del campo se veía

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Deje mi morral, en la cama camine a la ventana viendo el paisaje parte del bosque y parte del campo se veía.

—Espero que sea de tu agrado este cuarto.—gire a verla.

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