Chapter 5

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Ser mejor 

Athenea:

Al despertar, no pude evitar ver a Draco a mi lado. Amanecí recostada sobre su pecho, abrazada a él de una manera íntima y reconfortante. Sentí el suave roce de sus labios en mi frente antes de escuchar su cálida voz.

-- Buenos días preciosa - saludó Draco con una sonrisa suave y amorosa.

-- Buen día Bebé. No sabia que te gustaba madrugar - bromeé, sintiendo la calidez de su cuerpo junto al mío.

-- Si todos los días voy a amanecer contigo, entonces me van a encantar las mañanas. - respondió con un brillo de afecto en sus ojos.

--¿Cómo te sientes?¿si te duele mucho, puedo...? - mientras acercaba mis manos a su brazo, pero el me detuvo.

-- Mejor A, no es necesario, pero te quieres quedar todo el día?, estoy seguro que el profesor Snape te dará el día libre si llegamos para su clase. Además puedes hablar con Dumbledore, estoy seguro que haría lo que fuera por su ahijada. 

-- Esta bien, me encantaría, pero la carta a Snape debe ser enviada por ti, es tu padrino después de todo. ¿Tu me dictas y yo escribo? ¿tienes tu sello no?-- Redactamos y enviamos la nota tanto a mi padrino como al suyo. 

Fuimos a la sala común, necesitábamos descansar un rato. Juntos nos dirigimos hacia su habitación, donde su nombre brillaba en plateado en la puerta, indicando que no compartía el espacio con nadie más. Al abrir la puerta, no me sorprendió que sea considerablemente más grande que mi recámara, después de todo era el "rey". Los detalles elegantes y refinados me recordaban a la opulencia de la mansión Malfoy. Su baño era igualmente espacioso, con un diseño que rezumaba elegancia en cada rincón. La habitación principal albergaba una imponente cama de tres plazas y media, adornada con detalles en plata y verde, que reflejaban el emblema de su casa. Un escritorio bien organizado ocupaba un rincón, junto a una impresionante biblioteca llena de volúmenes antiguos y libros encuadernados en cuero. El armario, lo suficientemente grande como para albergar una colección de prendas digna de la realeza, ocupaba una pared entera.Sillones realmente hermosos y que lucían aun más cómodos, mientras que un piano en una esquina. En resumen, la habitación reflejaba el estatus y gusto refinado de Draco, con cada detalle cuidadosamente seleccionado para crear un espacio que exudaba elegancia y confort.

-- Tengo que decir que no creí que tuvieras tan buen gusto literario - comenté con una sonrisa, examinando los títulos de los libros cuidadosamente dispuestos en la estantería.

-- Tú sabes que entre nosotros es un requisito y una buena forma de pasar el tiempo, respondió con complicidad, su mirada brillando con afecto mientras me observaba.

-- Deberías estar descansando lo sabes no? - le recordé con preocupación

-- No piensas descansar tu también? - contraatacó, arqueando una ceja con diversión.

-- Si soy honesta quiero darme un baño primero 

-- Y no quieres ahorrar agua? - bromeó Draco, su tono juguetón llenando la habitación.

-- Reí ligeramente -- sueñas Draco.

-- si claro, puedes utilizar una de mis camisas si quieres. Hasta eso pedimos a los elfos que tengan listo tu uniforme para la clase de Snape. - ofreció, me gustaba como se preocupaba por los más mínimos detalles.

-- si, está bien, no quiero ir a mi habitación, a diferencia tuya, yo si comparto recamara con Pansy y no soy santa de su devoción 

Después de ducharme y vestirme con una de sus camisas, sin llevar sostén porque no me gusta, salí del baño para encontrarme con Draco, quien ya tenía el desayuno listo para los dos y un ramo de flores. Se veía increíblemente apuesto con su pantalón de pijama, sin camisa, por su brazo aún vendado. No pude evitar admirarlo mientras me acercaba a su lado para sentarnos juntos en la cama y desayunar. No era ciega y Draco era muy guapo.

The Last GrindelwaldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora