Chapter 57

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Así es como va a ser

Draco

Pero durante el banquete apareció, con sangre seca.

— Dime qué no tienes nada que ver con esto? 

— No sé de qué hablas Athenea

— Sé qué sabes que Harry nos espiaba 

— Tiene su merecido. — Y empecé a contar a todos como le rompí la nariz a alguien, todos reían, menos Athenea.

Dumbledore empezó con su discurso, la verdad no estaba interesado en lo que sea que tenga que decir. 

—¡Muy buenas noches a todos! —dijo el director del colegio con una amplia sonrisa y los brazos extendidos como si pretendiera abrazar a los presentes.

—¿Qué le ha pasado en la mano? —preguntó Lizzie con un hilo de voz.

No era la única que se había fijado en ese detalle. Dumbledore tenía la mano derecha ennegrecida y marchita, la única que no lo vió sorprendida era Athenea. Los susurros recorrieron la sala; Dumbledore, interpretándolos correctamente, se limitó a sonreír y se tapó la herida con la manga de su túnica morada y dorada.

—No es nada que deba preocuparos —comentó sin darle importancia—. Y ahora... A los nuevos alumnos os digo: ¡bienvenidos! Y a los que no sois nuevos os repito: ¡bienvenidos otra vez! Os espera un año más de educación mágica...

—... y el señor Filch, nuestro conserje, me ha pedido que os comunique que quedan prohibidos todos los artículos de broma procedentes de una tienda llamada Sortilegios GWeasley.

»Los que aspiren a jugar en el equipo de quidditch de sus respectivas casas deberán notificarlo a los respectivos jefes de éstas, como suele hacerse. Asimismo, estamos buscando nuevos comentaristas de quidditch; rogamos a los interesados que se dirijan a los jefes de sus casas.

»Este año nos complace dar la bienvenida a un nuevo miembro del profesorado: Horace Slughorn. — Éste se puso en pie; la calva le brillaba a la luz de las velas y su prominente barriga, cubierta por el chaleco, hizo sombra sobre la mesa—. Es un viejo colega mío que ha accedido a volver a ocupar su antiguo cargo de profesor de Pociones.

—¿De Pociones?

—¿De Pociones?

Las preguntas resonaron por el comedor; todos querían saber si habían oído bien.

—El profesor Snape, por su parte —prosiguió Dumbledore, elevando la voz para acallar los murmullos—, ocupará el cargo de maestro de Defensa Contra las Artes Oscuras.

—¡No! —exclamó Harry, haciendo que muchas cabezas se volvieran hacia él. 

— Eso, solo quiere decir una cosa, Snape se marchará antes de que termine el curso.

—¿Qué quieres decir? — preguntó Blaise a Pansy

—Ese puesto está maldito. Nadie ha durado más de un año en él. Incluso Quirrell murió mientras lo desempeñaba. 

—Quizá Snape vuelva a enseñar Pociones a final de curso —especuló Lizzie—. A lo mejor ese tipo, Slughorn, no quiere quedarse en Hogwarts para siempre. Moody no se quedó.

Dumbledore carraspeó. el comedor en pleno era un hervidero de murmullos tras saberse que Snape había conseguido por fin su gran sueño. 

—Bien. Como todos los presentes sabemos, lord Voldemort y sus seguidores vuelven a las andadas y están ganando poder.

Mientras hablaba, el silencio fue volviéndose más tenso y angustioso. — ante su mención, empecé a jugar con mi varita.

—No sé qué palabras emplear para enfatizar cuán peligrosa es la actual situación y las grandes precauciones que hemos de tomar en Hogwarts para mantenernos a salvo. Este verano hemos reforzado las fortificaciones mágicas del castillo y estamos protegidos mediante sistemas nuevos y más potentes, pero aun así debemos resguardarnos escrupulosamente contra posibles descuidos por parte de algún alumno o miembro del profesorado. Por tanto, pido que se atengan a cualquier restricción de seguridad que impongan sus profesores, por muy fastidiosa que resulte, y en particular a la norma de no levantarse de la cama después de la hora establecida. Les suplico que si ven algo extraño o sospechoso dentro o fuera del castillo, informen inmediatamente a un profesor. Confío en que se comporten en todo momento pensando en su seguridad y en la de los demás. — Dumbledore recorrió la sala con la mirada y sonrió otra vez—. Pero ahora os esperan vuestras camas, cómodas y calentitas, y sé que en este momento vuestra prioridad es estar bien descansados para las clases de mañana. Así pues, digámonos buenas noches. 

The Last GrindelwaldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora