Chapter 58

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Familia Gaunt

Athenea:

El resto de la semana Draco estuvo más distante que nunca, desaparecía siempre, casi no pasaba ni en la sala común, ni en su cuarto. Las pocas veces que me miraba, era como a las chicas con las que se acostaba y solo eran una noche para él, me ignoraba, era grosero, arrogante. Por otro lado, en la cuarta clase Slughorn, deliraba sobre las habilidades de Harry, y mías y aseguraba que pocas veces había tenido alumnos de tanto talento.

La noche del viernes se organizó nuestra fiesta de bienvenida, que siempre coincide con el cumpleaños de Theo, Lizzie le preparó una salida, mientras Pansy y yo revisábamos que todo esté perfecto para la noche, luego de felicitar a mi amigo, que s...

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La noche del viernes se organizó nuestra fiesta de bienvenida, que siempre coincide con el cumpleaños de Theo, Lizzie le preparó una salida, mientras Pansy y yo revisábamos que todo esté perfecto para la noche, luego de felicitar a mi amigo, que sople las velas y que todos en la sala lo halaguen y den regalos de cumpleaños, empezó la fiesta, y tengo que reconocer que no fue lo mejor mezclar tragos, pero al menos al tomar como si no hubiera un mañana, mi cuerpo no pedía el veneno, no me acuerdo mucho de lo que hice, solo sé que bailé con medio  Slytherin, Draco no le importó lo que hiciera y se puso a bailar con otras, dejaba que ellas lo presuman, lo que hizo que tomara más. Lo bueno, las pesadillas desaparecieron, lo que permitió que "duerma" tranquila, cuando me levanté sentía que iba a morir, Blaise fue un amor y me trajo una poción, que por suerte y conociéndome había preparado con anticipación.

Así que no desayuné, solo tomé la poción y me dirigí donde Dumbledore

En el pasillo del séptimo piso había una única gárgola pegada a la pared

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En el pasillo del séptimo piso había una única gárgola pegada a la pared.

—Píldoras ácidas —dijo Harry, que apareció atrás de mí.

La gárgola se apartó y la pared de detrás, al abrirse, reveló una escalera de caracol de piedra que no cesaba de ascender con un movimiento continuo. Harry se montó en ella, lo seguí y nos transportó en círculos, hasta la puerta con aldaba de bronce del despacho de Dumbledore. Llamó con los nudillos.

—Pasen.

—Buenos días, señor —saludó

—Padrino

—Buenos días, Harry.  Athenea, sientense —dijo Dumbledore, sonriendo—. Espero que su primera semana en el colegio haya resultado agradable. — yo asenti

The Last GrindelwaldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora