Chapter 34

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La audiencia

Sirius:

Arthur y yo llevamos a Harry a su audiencia. Athenea fue la encargada de elegir nuestra ropa, optó por un traje azul obscuro para mi. Arthur estaba sorprendido por todos los artículos muggles. Fuimos en algo llamado tren y llegamos a una cabina telefónica roja.

Por acá dijo el señor Weasley mientras abría la puerta roja. --- Nunca eh utilizado la entrada de visitantes, será tan divertido. Entra... bien Veamos... Seis... -Marcó el número-. Dos... cuatro... y otro cuatro... y otro dos...

Una gélida voz femenina sonó dentro de la cabina telefónica.

-Bienvenido al Ministerio de Magia. Por favor, diga su nombre y el motivo de su visita.

-Esto... -empezó el señor Weasley sin saber si tenía que hablar por el auricular o no. Lo solucionó acercándose el micrófono a la oreja-. Arthur Weasley, Oficina Contra el Uso Indebido de Artefactos Muggles. He llegado escoltando a Harry Potter, y a su tutor Sirius Black, tiene que presentarse a una vista disciplinaria...

-Gracias -contestó la gélida voz femenina-. Visitantes, cojan la placa y colóquesela en la ropa en un lugar visible, por favor.

Era un gafete cuadrado de plata con la inscripción: «Sirius Black, tutor, vista disciplinaria.»

-Visitante del Ministerio, tendrá que someterse a un cacheo y entregar su varita mágica en el mostrador de seguridad, que se encuentra al final del Atrio. El suelo de la cabina telefónica se estremeció. Estaban hundiéndose poco a poco.

-El Ministerio de Magia les desea un buen día -los saludó la voz de mujer.

La puerta de la cabina telefónica se abrió sola y Arthur salió seguido de Harry, que tenía la boca abierta.
Nos encontrábamos al final de un larguísimo y espléndido vestíbulo con el suelo de madera oscura muy brillante. En el techo, de color azul eléctrico, había incrustaciones de relucientes símbolos dorados que se movían y cambiaban continuamente, como un inmenso tablón de anuncios celeste. Las paredes del vestíbulo estaban recubiertas de pulida y oscura madera, y en ellas había varias chimeneas doradas. De vez en cuando, una bruja o un mago salía por una de las chimeneas de la pared de la izquierda. Hacia la mitad del vestíbulo había una fuente. Un grupo de estatuas doradas, de tamaño superior al natural, se alzaban en el centro de un estanque circular. La figura más alta de todas era la de un mago de aspecto noble, cuya varita señalaba al cielo. A su alrededor había una hermosa bruja, un centauro, un duende y un elfo doméstico.
Los tres últimos miraban con adoración a la bruja y al mago, de cuyas varitas salían unos fastuosos chorros de agua, así como del extremo de la flecha del centauro, de la punta del sombrero del duende y de las orejas del elfo doméstico.

-Por aquí -indicó el señor Weasley.
Nos unimos a la multitud y avanzamos entre los empleados del Ministerio, algunos de los cuales transportaban tambaleantes pilas de pergaminos; otros, por su parte, llevaban gastados maletines, y unos cuantos iban leyendo El Profeta mientras andaban. Al pasar junto a la fuente, había sickles de plata y knuts de bronce que destellaban en el fondo del estanque. Un pequeño letrero decía:

TODO LO RECAUDADO POR LA FUENTE DE LOS HERMANOS MÁGICOS SERÁ DESTINADO AL HOSPITAL SAN MUNGO DE ENFERMEDADES Y HERIDAS MÁGICAS.

-Nos dirigimos a un elevador. A la Segunda planta, Departamento de Seguridad Mágica, que incluye la Oficina Contra el Uso Indebido de la Magia, el Cuartel General de Aurores y los Servicios Administrativos del Wizengamot. En el elevador aparecieron aviones de papel

- Son menos interdepartamentales, antes usábamos lechuzas, pero ensuciaban mucho

Pero nos encontramos con Kingsley. Me susurro: El ministerio adelantó la hora de la audiencia de Harry Potter, también cambió el lugar será en el en la vieja sala número diez del tribunal... A las 8, vi mi reloj y llevábamos 5 min tarde.

The Last GrindelwaldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora