Chapter 68

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Resultados

Harry:

Durante la semana siguiente, me estruje el cerebro buscando una manera de que Slughorn me entregara el auténtico recuerdo, pero no se me ocurrió ninguna idea genial y acabe recurriendo a lo que últimamente solía hacer cuando me sentía perdido: enfrascarme en mi libro de Pociones con la esperanza de que el príncipe hubiera garabateado algún comentario útil en alguna página.

Acababa de encontrar un conjuro (¡Sectumsempra!) escrito en un margen, seguido de «para enemigos», y me moría de ganas de probarlo. Pero no me pareció oportuno hacerlo delante de Hermione, así que doble con disimulo la esquina de la hoja.

Estábamos sentados delante del fuego en la sala común, donde solo estaban pocos alumnos. Faltaba un poco antes del desayuno, pero hubo alboroto porque ya se publico la fecha del examen de Aparición. Los alumnos que el 15 de abril —fecha del primer examen— tuviesen dieciocho años podrían apuntarse a sesiones de prácticas complementarias. Se realizarán en Hogsmeade rodeadas de estrictas medidas de seguridad.

A Ron le entró pánico al leer la noticia porque todavía no había conseguido aparecerse y temía no estar preparado para aprobar el examen; Hermione, que ya había logrado aparecerse dos veces, se sentía un poco más confiada, pero yo cumplía después, no podría presentarme aunque estuviera lo bastante preparado.

—En serio, Harry, ese estúpido príncipe no te ayudará en esta misión —insistió Hermione—. Sólo hay una manera de obligar a alguien a hacer lo que uno quiera: la maldición imperius, pero es ilegal...

—Sí, ya lo sé, gracias. Por eso busco algo diferente.

Dumbledore me advirtió que el Veritaserum no serviría, pero quizá encuentre otra cosa: alguna poción o algún hechizo...

—No estás enfocando bien este asunto —se obstinó mi amiga—. Dumbledore afirma que eres el único que puede sonsacarle ese recuerdo. Eso da a entender que tú puedes convencerlo con algo que no está al alcance de nadie más. No se trata de hacerle beber una poción; eso podría hacerlo cualquiera...

No encontrar nada útil o sugerente en las notas del Príncipe Mestizo, así que cerré el libro y vi que no quedaba nadie. Entonces se escuchó...

¡Crac!

Hermione soltó un gritito, Ron manchó de tinta la redacción

—¡Kreacher! — exclamé

El elfo doméstico hizo una exagerada reverencia y, con la nariz casi pegada a los deformados dedos de sus pies, dijo:

—El amo quería informes regulares sobre las actividades del pequeño Malfoy, y Kreacher ha venido a...

¡Crac!

Dobby, con un cubretetera torcido a modo de gorro, se apareció al lado de Kreacher.

—¡Dobby también ha colaborado, Harry Potter! —exclamó, y le lanzó a Kreacher una mirada furibunda—. ¡Y Kreacher debería avisar a Dobby cuándo piensa ir a ver a Harry Potter para que así puedan presentar sus informes juntos!

—¿Qué significa esto? —preguntó Hermione, aún sorprendida—. ¿Qué pasa, Harry?

Vacilé porque no le había contado que los dos elfos debían seguir a Malfoy porque les ordene; ella era muy susceptible en todo lo relativo a los elfos domésticos.

—Es que... les pedí que siguieran a Malfoy —reconoci al fin.

—Noche y día —precisó Kreacher con un gruñido.

—¡Dobby lleva una semana sin pegar ojo, Harry Potter! —declaró Dobby con orgullo, y se tambaleó un poco. Hermione se alarmó.

—¿No has dormido nada en todo ese tiempo, Dobby? Pero Harry, supongo que no le has ordenado que...

The Last GrindelwaldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora