Chapter 48

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Narrador :

— Escucharon? — todos asintieron

— Debemos informar a la orden — dijo Lupin

— No

— Que dices Athenea, perdiste la razón – respondió Gellert

— Tuve una visión, alguien morirá y no quiero que pase

— La que muera podrías ser tú — repuso su padre

— no me pienso arriesgarme a perder a alguien que quiero

— Bien, tienes 30 min, para encontrar a tus amigos y convencerlos de volver, si no, nosotros iremos. — respondió Freya.

Ella se apareció con ayuda de polvos Flu en el ministerio, me dirigí al departamento de misterios. Todo era de color negro, incluidos el suelo y el techo; alrededor de la negra y curva pared había una serie de puertas negras idénticas, sin picaporte y sin distintivo alguno, situadas a intervalos regulares, e, intercalados entre ellas, unos candelabros con velas de llama azul. Pero rápidamente pudo identificar que llegó tarde, reconoció la magia de Her, estaba marcando las puertas que estaban entrando, así que tomó la última que tenía el rastro de magia más reciente.

Había relojes que brillaban sobre todas las superficies; eran grandes y pequeños, de pie y de sobremesa, y estaban colgados en los espacios que había entre las librerías o reposaban sobre las mesas; era por eso por lo que un intenso e incesante tintineo llenaba aquella habitación, como si por ella desfilaron miles de minúsculos pies. La fuente de la luz era una altísima campana de cristal que había al fondo de la sala. Además estanterías con esferas de cristal, las profecías.

—¡Harry! —escuche que exclamó entonces Ron. —¿Has visto esto? —

—¿Qué? —respondió Harry,

—Lleva..., lleva tu nombre —contestó Ron.

—¿Mi nombre? —se extrañó Harry.

Había una fecha de unos dieciséis años atrás escrita con trazos finos, y debajo la siguiente inscripción:

S.P.T. a A.P.W.B.D.

Señor Tenebroso

y (?) Harry Potter

Harry se quedó mirando la etiqueta, levantó la bola de cristal y la miró fijamente. Pero no pasó nada. Los demás se colocaron alrededor de Harry y contemplaron la esfera mientras él le quitaba el polvo. En eso llegó Athenea,

— Chicos qué bueno verlos, debemos salir de aquí ya.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Ron

— No hay tiempo para explicaciones, tenemos que irnos. — Entonces, a sus espaldas, una voz que arrastraba las palabras dijo:

— Potter, debiste escuchar a Athenea.

Nos rodearon unas siluetas negras salidas de la nada, cerraron el paso a derecha e izquierda; una docena de varitas encendidas nos apuntaban directamente al corazón; Ginny soltó un grito de horror.

—Dame eso, Potter — se escuchó de nuevo la voz de Lucius Malfoy, que había estirado un brazo con la palma de la mano hacia arriba.

—¿Dónde está Sirius? —preguntó Harry.

— Potter, ya deberías aprender la diferencia entre los sueños y la realidad —dijo Malfoy— Solo viste lo que el señor tenebroso quería que vieras. Y él nunca se equivoca. Ahora dame la profecía.

— La romperé si se acerca

Se escuchó la risa de una mujer

— ¡Él sabe cómo jugar! El lindo y pequeño bebé, Potter

The Last GrindelwaldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora