Parte 1: Lulu

4.8K 193 29
                                    

Tal vez pienses que el miedo solo se puede encontrar en pesadillas... que únicamente existen en el subconsciente... puedes tener miedo al mar y sus peligros, a lo desconocido e incluso al dolor...

El hechicero de traje y sombrero azul agarró con fuerza su cetro y siguió hablando con sus ojos amarillos, centelleantes, casi infernales.

Es probable que nunca hayas oído hablar de mí, pues la mayoría que me conocen no viven lo suficiente como para contarlo... te enfrentas al mismísimo poder del mal...

"No podrás huir de mi... aceptar la muerte es tu única opción y cuando creas que tu vida es un infierno..."

"........."

"Mataré a todos tus seres queridos y arderán entre las llamas...."

"........."

"Yo soy la noche... ¡yo soy la venganza!... ¡YO SOY..."

Pero un ruidoso sonido interrumpió el monologo del pequeño yordle, que de hecho tenía a Rammus el armadurillo atado con grilletes a la pared.

"¿Eh? ¿Qué ha sido eso?" - preguntó desconcertado

"Creo que ha sido el timbre"

"¿El timbre?"

"Sí, ya sabes, eso que está en las puertas para llamar y..."

"Sé lo que es un timbre, por algo tengo uno"

"........"

"Tal vez sea Rumble... voy a ver quien es, no te muevas de aquí" - le dijo con tono amenazante

"Tranquilo, de aquí no voy a moverme"

El extraño brujo fue a través de su mansión hasta llegar a la puerta de entrada, mascullando a modo de queja.

"¿Quién se atreve a molestarme en medio de mi tortura diaria?"

Cuando abrió la puerta vio que frente a él se encontraba una yordle de color purpura, la cual llevaba un vestidito rojo.

La chica era una yordle y se le notaba muy feliz, sonriendo y dando saltitos.

"Hola Veigi"

"Hola Lulu...." - dijo con voz cansada antes de coger aliento - "¡Te he dicho que no me llames VEIGI!"

"Pero es que así es más adorable"

"¡Me da igual, soy malvado, no necesito ser adorable!"

"No digas eso Veig...

"......."

"Veig... ar" - le costó bastante no llamarlo por su apodo

"Bueno, ¿qué quieres? Estaba realmente ocupado"

"Pixie y yo te hemos traído unas magdalenas caseras"

"No me gustan las magdalenas... y lo sabes...." - dijo enfatizando esta ultima parte

"Bueeeeno... tal vez no fuera solo por las magdalenas...."

La chica hablaba estirando sus palabras inocentemente mientras le miraba de reojo, cosa que le ponía de los nervios.

"Lulu....." - dijo con una voz de enfado

"Solo hemos venido a visitarte..."

"¿Solo a visitarme?"

Esto usualmente es algo por lo que uno no debería enfadarse, a menos que haya otro motivo para enfadarse.

"Lulu, te dije que podía ser tu amigo...."

"Por eso mismo hemos venido..."

"¡Pero no quiero verte aquí en mi casa a la una de la madrugada! - gritó mientras señalaba el reloj

"Oh no, es muy tarde..."

"Estás tentando a la muerte...."

"Supongo que Pixie y yo tendremos que pasar aquí la noche..."

"¿Cómo dices?"

"Y como mañana es domingo... también la mañana y la tarde"

La joven bruja se dio la vuelta para ocultar una breve sonrisa mientras el brujo se quedaba ojiplatico.

No solo esa niña le había molestado en la tortura de su prisionero, sino que además iba a tener que soportarla un día entero.

"Un día entero con Veigar... un día entero con Veigar..."

"Esta niña...."

También es cierto que si la dejaba fuera era capaz de morirse sola.

"Escucha Lulu...

"Dime, Veig... ar..."

"Uff... mañana por la mañana te voy a llevar a Bandle City y no volverás a mi casa... ¡jamás!"

Lulu se quedó unos segundos callada y luego dio unos saltitos de felicidad.

"Que bien Pixie, mañana daremos un paseo con Veigar"

"¡Pixie! ¡Pixie!"

"Seguro que lo pasamos en grande"

Ante esto Veigar solo pudo coger su mano de hierro y llevárselo a la cara mientras suspiraba. ¿Qué hizo él para merecer esto?

Las Crónicas de VeigarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora