Las Crónicas de Veigar

Parte 33: El Experimento

Tras volver de Bandle, lugar donde tuvo un encuentro con la Orden Kinkou, Veigar descubrió que alguien había entrado en su casa.

Es por esto que el brujo se quedó parado enfrente de la puerta, abriéndola sin hacer ruido... o eso es lo que en un principio pretendía.

"¡¿Qué pasa Veigar?!" - gritaba la niña

"¡Cállate! ¡¿No ves que alguien ha entrado?!"

"Pero tú también estas gritando"

"¡Porqué me obligas a gritar!"

"Eso no es cierto, yo he..."

En ese momento algo se movió en el fondo del pasillo a mucha velocidad.

"Silencio..."

"........."

"Andemos cuidadosamente" - dijo el mago en voz baja mientras avanzaba

Lulu se quedó parada un momento, segundos después corrió hasta él y le agarró fuerte del brazo.

"Lulu, suéltame..."

"N-no quiero, tengo miedo" - dijo con los ojos cerrados

"Entonces procura andar a mi ritmo"

"De acuerdo..."

Ambos avanzaron hacia la sala de estar donde estuvieron quietos observando la habitación, a primera vista no había nada raro salvo...

"Veigi, hay algo raro en el suelo" - dijo un poco asustada

"Te he dicho que no me llames Veigi"

"Pero mira ahí..."

El brujo se acercó y luego se agachó, tocó el mejunje para tratar de descubrir qué era.

"No parece lodo, es más orgánico"

"¿De dónde viene?"

En ese momento se escuchó un ruido de detrás de la bruja, lo cual hizo que ella abrazara con más fuerza al maestro del mal.

"Lulu, suéltate"

"No quiero, hay algo detrás mía"

"Es solo un charco de... espera... no estaba antes..."

"¿Cómo ha llegado ahí?"

"Solo desde un sitio...."

Veigar miró lentamente hacia el techo, el cual se encontraba totalmente cubierto por la sustancia o al menos por algo del mismo tipo.

El mejunje del techo se movió hacia su centro para formar algo parecido a una figura humana y luego se desprendió.

"¡Graaaaarrgghh!"

"¡Aaaaaahhhhh!"

"¡Lulu suéltame de una vez!" - grito Veigar apartándola

"¡Grgraaahhh!"

Toda esa cosa cayó encima del hechicero permaneciendo así varios segundos.

"Ve-veigi... ¡Veigi!"

"Qué... asco..."

El lodo empezó a apartarse, saliendo desde dentro una esfera, y de ella salió el brujo triunfante.

"Un simple velo de hada de la muerte...." - dijo el Brujo

"Esa cosa aún sigue..."

"Sigue siendo asquerosa..."

La viscosidad se recompuso hasta que formo un gigantesco ser que cubría casi toda la puerta.

"¡Graaaaaaaaarrghh!"

"Inténtalo..." - le desafió el yordle

"Grggrrr...."

El monstruo preparó su puño y Veigar empezó a iluminar su cetro, fue en ese momento que la tensión se cortó cuando alguien encendió la luz.

"¿Qué está pasando?" - preguntó Rammus - "No puedo dormir con tanto jaleo"

"¿Dormir? Pero si aún es... eh..."

Con toda la luz entrante, el maestro del mal pudo ver a Zac perfectamente.

"¿Zac?" - se sorprendió - "¡¿Qué haces en mi casa?!"

"¿Es tu casa? Parecía abandonada, pensé que no vivía nadie"

"¡Pues no lo estaba! ¡Y además ¿por qué entraste?!"

"Estaba cerca recogiendo manzanas en el bosque y me entró algo de curiosidad"

"¡Pues gracias por invadir mi casa y casi darme un infarto!" - le recriminó el yordle

"Siento mucho el susto, como sois tan pequeños pensé que erais lobos"

"Al menos no hay heri... Rammus, ¿cómo es que estas libre?"

"Un agujero argumental para el desenlace, no le busques mucho sentido"

"Ah, de acuerdo...."

El brujo se dirigió al coloso verde visiblemente enojado por la invasión, pero intentando mantener lo más razonable posible por su cansancio.

"Es tarde, puedes quedarte por esta noche pero mañana te vas, ¿vale?"

"Muchas gracias, y perdón de nuevo por el altercado"

"Me da igual siempre y cuando no hagas ruido..."

"Qué considerado" - admitió Lulu, aún abrazándole

"¿Puedes apártate? Bueno, no es una pregunta"

"Veigi... ¡no me voy a separar nunca!"

"Lo que tengo que soportar..."

Normalmente Veigar explotaría, pero era tarde y estaba reventado. Simplemente le acarició la cabeza y se durmió en el sofá con la yordle abrazándolo.