Parte 243: Desde el infierno

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Era un lugar oscuro, únicamente alumbrado por unas extrañas llamas de color verde. Una figura vestida de negro bajaba las escaleras que separaban el mundo de los vivos del infierno.

Su nombre es Thresh, su cráneo y las llamas que lo rodean sustituyen lo que alguna vez fue su cara, en la mano derecha lleva una linterna y en la izquierda, atado con una cadena, su hoz.

"Parece que esta noche te has divertido"

"Has vuelto muy temprano, Evelynn" - le dijo el carcelero con una voz fría

"No hay muchas ganas de pasearse de noche"

En un solo instante una mujer de piel azulada apareció, rompiendo su estado de invisibilidad.

"Me alegro de que tengas una noche libre, pero tengo planes"

"Dijiste que haríamos algo juntos" - le dijo la mujer con una voz sensual

"Es por un amigo, mañana ya pasaré tiempo contigo..."

"Más te vale no romper tu palabra" - le contestó algo enfadada

"Soy un muerto ¿alguna vez no la he roto?"

"¿Y alguna vez te han (bababui) con esa guadaña tuya?"

El ente parecía entender qué le ocurría, algo totalmente desagradable para ella.

"Procurare no olvidarme... pero no esperes cosas raras..."

"Conmigo las cosas nunca son raras... son mágicas..."

"Estás insoportable cuando te llegan esos días del mes" - le dijo con cierto desdén

"Pero aún así me las apaño para ser... encantadora..."

Encantadora... diabólica... para su esposa vendría a ser lo mismo, lo cual era algo perturbador.

Thresh avanzó hacia un portón enorme, se acercó un poco y lo abrió. Luego pasó a la capilla que se encontraba detrás de ella.

"Gracias por recibirme, mi señor" - dijo el carcelero haciendo una reverencia

"No tienes nada por lo que dar gracias"

"........"

"Ahora dime qué quieres del Rey Arruinado"

El Rey llevaba una especie de armadura, agrietada y algo oxidada, de origen seguramente Noxiano. Portaba un casco con cuernos, su cara estaba tapada por las sombras, solo sus ojos rojos se veían.

"Señor, ese alma que entró en nuestro dominio astral hace escasos días..."

"Sí, la inquietud que tu y otros compartís..."

"Señor, aun no ha aparecido y me temo lo peor" - le dijo el espectro

"Los espíritus aún no me han comunicado su aparición, efectivamente, y de momento ellos se encargarán de la búsqueda"

"Pero mi señor..."

"Tu papel en la grieta es grande como el de tus compañeros, pero es mejor que se encarguen ellos"

"Entiendo, cuando llegue el momento estaré allí para reclamarla"

"¿Quieres algo más? Mi fiel súbdito" - le preguntó el oscuro caballero

Súbdito era otra definición que a la parca no le gustaba, pero era el Rey, quien mandaba sobre todos los nigromantes.

"Quería saber si se me permitiría romper mi rutina esta noche"

"¿Tienes asuntos en ese Instituto?"

"No, mi señor, es un asunto que conviene a un aliado mio" - le explicó el fantasma verde

"Está bien, siempre y cuando sigas recolectando las almas de los caídos sin dificultad"

"Gracias, mi señor" - le dijo agradecido

"Ahora márchate y sega más almas"

Thresh salió de la capilla y se dirigió nuevamente hacia las escaleras, una vez allí se encontró a Yorick el sepulturero.

"¿Estás preparado para la encomendación?" - le preguntó el carcelero

"Te recuerdo que mi familia lleva haciendo esto desde hace siglos"

"Tu siempre hablando de tu familia, nunca te cansas"

"¿Qué hay de la tuya?"

"Eso es lo bueno de no tenerla... no hablar con ella..."

"Hay que recordar los orígenes, carcelero..."

"No vengo a verte para hacer un árbol genealógico, sino para que cumplas tu deber"

"No me hables así, Thresh... ya lo sabes..."

"Chssst..."

Ambos empezaron a subir las escaleras mientras los alaridos y gritos de las almas oscuras se escuchaban de fondo.

Las Crónicas de VeigarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora