Las Crónicas de Veigar

Parte 288: Señor de los Muertos

Era una noche oscura y no había ni una luz en el cielo. Parecía que se había hecho la oscuridad de una manera permanente en todo el área.

Fue en esta noche que un hombre se acercó a la puerta de la mansión de Veigar. Llevaba ropas plateadas que se notaban en las tinieblas.

"Debe de ser aquí..."

Claro que no tiene perdida... ¿está bien el mapa?

"Las indicaciones de Teemo eran correctas..."

El tipo cerró el puño y llamó a la puerta. Pasaron minutos antes de que finalmente le abrieran y se encontrara cara a cara con el yordle.

"Saludos y buenas noches..."

"Lucian, ¿qué demonios haces tú aquí?"

"Tengo que hablar contigo"

"¿Conmigo?"

"Así es, joven Maestro del Mal"

"Muy hábil llamándome de una forma respetuosa, pero hay un problemita"

"¿Un problema?" - preguntó seriamente - "¿Cuál?"

"No creo que ese Maestro del Mal quiera hablar contigo, purificador" - dijo con asco

"Necesito que me ayudes en algo importante" - le dijo levantando un poco la voz

"Eso haberlo pensado antes de intentar matar a mi amigo"

"Thresh no tiene amigos, solo una sed de muerte"

Ambos eran estrictamente enemigos. Uno de ellos era miembro de la Liga de las Leyendas... y el otro el amigo de su archinemesis.

"Buen numerito..."

"¿Mmm?"

"Thresh ha ayudado a muchos amigos míos en sus peores momentos, a veces arriesgando su existencia..."

"Se llama autopreservación..."

"No vuelvas a decir eso de él en mis dominios..."

"En tus dominios, eh..."

"Sí, legalmente, amigo de gatillo fácil"

"........"

"Ahora, adios"

El mago se metió de nuevo en su casa y dio un fuerte portazo, ante esto el hombre plateado salió a caminar por las zonas cercanas.

"Pensé que estando en una nueva situación me entendería..."

No creo que él te sea de mucha ayuda...

"Lo más probable es que tuviese razón..."

Hace unos meses Lucian descubrió que aunque Thresh podía capturar almas de forma permanente, los restos en si de las personas no desaparecían del todo.

El pistolero pensó entonces en la posibilidad de poder purificar el cuerpo de su esposa.

"Si tan solo... supiera... dónde estás enterrada..."

Lo siento si no puedo ayudarte, pero no estoy cómodo buscando tumbas

Lo entiendo, su alteza...

"Quizás debí insistirle a Azir..."

Los cadáveres de las Islas de las Sombras desaparecen con la llegada de la Niebla Negra, lo cual le hacía imposible saber dónde estaba enterrada.

Necesitaba el cuerpo y el alma... pero... ¿cómo encontraría el cuerpo?

"Todo por culpa de ese carcelero...."

"¿Aun sigues maldiciéndole de tus desgracias?" - preguntó una voz desde detrás suya

"........"

El hombre moreno se giró para encontrarse al Maestro del Mal detrás suya, con los ojos totalmente tapados por su sombrero.

"¿Has cambiado de opinión?"

"Mas bien alguien me ha hecho cambiar de opinión" - le explicó el brujo - "Date prisa y dime qué es lo que quieres"

"Necesito saber dónde se encuentra el cadáver de Senna" - le dijo el campeón

"¿No has pensado en preguntarle a tu nemesis?"

"El hombre a quien tu llamas amigo es un carnicero que mata a todo aquel que posee alma"

"Por eso mismo yo no tengo"

Eso era algo que le costaba creer en base a su forma de hablarles a sus compañeros y de comportarse.

"¿Vas a ayudarme o has venido a burlarte de mi?"

"Lo estuve comentando con un amigo y creo que si puedo ayudarte, pero quiero algo a cambio"

"¿Algo a cambio?" - preguntó el purificador con curiosidad - "¿De qué se trata?"

"Si, la persona que me facilitó los datos... tu le deberás un favor, sea cual sea"

"Me parece... correcto" - dijo a regañadientes

"Perfecto, de hecho parece que alguien acaba de llegar"

"¿Mmm? ¿De quién se trata?"

Una niebla espesa empezó a levantarse alrededor de ellos y desde lo más profundo surgió Yorick, el enterrador.