Parte 128: Promesa

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Era un nuevo día en el Instituto de Guerra y Viktor, líder de los Emisarios del Mal se encontraba allí para una reunión con Xerath el ascendido.

Cuando terminaron se acercaron a la cafetería para ver si encontraban a algún otro conocido.

"¿Cómo le fue a Diana con lo suyo?" - preguntó el científico

"Creo que le ha ido bien, hoy la noté menos fría"

"Diana sin su frialdad..."

"Aunque todavía no me ha dicho cuál era su asunto"

"Pues se trataba de..."

En ese momento pasó por delante de ellos Jayce y Caitlyn, la principal ley en Piltover. El científico simplemente se mantuvo en silencio mientras pasaban.

"Ese siempre pasa por delante tuya, parece que quisieran provocarte"

"No creo que sea por eso, si hubiera sido consciente me hubiera dado una charla sobre..."

"Suficiente, olvida que dije nada"

"Solo diré que su tecnología es como una infame piedra, al lado de mi gloriosa evolución"

"¿Evolución?" - preguntó una voz desde detrás

Cerca de ellos se encontraba Vi, la otra policía de Piltover... y que tampoco era una gran amenaza.

"Ah, eres tu Vi"

"¿Y esa reacción? ¡Yo también soy policía!"

"Ya... pero no puedes igualarte con ellos..."

"¡¿Cómo?! ¡Yo soy tan buen agente como ellos o más!"

"A pesar de tus deficiencias, tienes la cualidad de ser menos arrogante que tus aliados"

"¿Eso es bueno o malo?"

"Aunque no lo parezca te ha hecho un cumplido"

"Ah, claro, y lo de arrogancia lo dices por Jayce ¿no?"

"De todos modos, ¿qué dijiste antes de su evolución?" - preguntó el mago arcano

"¿Evolución? Oh, si, bueno... siempre hablas de que alcanzarás la evolución y tal... pero únicamente te juntas con tu grupito de villanos"

"Vigila tu lenguaje, mortal..."

"Se llama ser paciente, espero el momento adecuado... el plan idóneo..."

"¿Paciente? Llevas aquí ya cinco años y lo único que has conseguido es una invasión fallida"

"Mi invasión fue un experimento... uno que me enseñó..."

"Que un tipo con un martillo podía reventarte la cara... o en tu caso la mandíbula"

El heraldo de las máquinas se quedó callado por algunos segundos. Desde cierto punto de vista tenía razón.

"Viktor, no te creas sus comentarios, habla con la fuerza bruta"

"Claro... ¿por qué debería pensar en ello?"

"Pronto regresarás a tu laboratorio y la perderá de vista"

"Si... claro..."

"Piensa que en algún momento el poder absoluto la destruirá..."

"Tus visiones son apabullantes... pero voy a irme a mi habitación... a descansar..."

El científico se encontraba manejando algunos asuntos en el Instituto, motivo por el que tuvo que rentar una habitación. Caminó por los pasillos pensativo, hasta llegar a su cuarto y sentarse.

Llevas cinco años y lo único que has conseguido es una invasión fallida...

"Ignorante... yo he alcanzado... frutos..." - mientras miraba su escritorio

¿Qué has conseguido?

"He logrado avanzar en mi investigación... he logrado alianzas... conocimiento..."

Encima del escritorio había muchísimos diseños y planos de androides, tantos... deshechos... también notó una carta bajo su puerta.

"¿Una carta? ¿De quién sera?"

El científico la recogió y se dispuso a leerla con detenimiento.

"Estimado Viktor, el Instituto de Guerra le informa que desgraciadamente, tras una sesión de entrenamiento, su familiar, el invocador conocido como Griffin ha fallecido mientras....."

"Gri... ¿Griffin ha muerto?"

El científico no pudo terminar de leer la carta. Simplemente se quitó la máscara y se llevo las manos a la cara.

"Griffin... no se mencionó nada el periódico..."

Hey, Viktor... estaré bien, descuida...

"Ni siquiera me lo han notificado en persona... solo a través de una carta...."

Se levantó y miró una foto suya acompañado de su hermano, un invocador vestido como tal pero sin la capucha echada, tenía el pelo negro.

"Prometimos cambiar el mundo... evolucionarlo..."

Eh, Viktor, no estoy a favor de lo que hiciste... pero ten cuidado con ellos...

"Te lo prometí..."

Yo intentaré cambiarlo desde el Instituto, ¿de acuerdo?

"Y ya es la hora... de que cumpla..." - dijo con rabia mientras agarraba su cetro

El Heraldo de las Máquinas abandonó la habitación y avanzó hacia el laboratorio del Instituto, con intenciones hostiles.

Las Crónicas de VeigarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora