Parte 214: Toda la vida

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Lulu se encontraba recorriendo todo el laboratorio de Viktor en busca del pequeño Maestro del Mal. Realmente fue difícil encontrarlo, pues estaba sentado frente a un espejo.

Estaba en silencio y visiblemente afectado por toda esta situación, más de lo que ella creía en un inicio.

"¿Pasa algo Veigar?" - le preguntó la chica

"Estoy impaciente por recuperar mi estatura..."

"Viktor ya está trabajando en cómo devolverte a tu tamaño, solo tienes que esperar"

"........."

"¿Tan importante es para ti?"

En respuesta mago se quedó callado mirando con decepción su reflejo. La bruja por su parte agarró una silla cercana y se sentó, poniendo los ojos a su altura.

"¿En qué piensas?"

"Sabes... desde hace mucho tiempo la gente se ha metido con mi tamaño"

"Yo nunca lo he hecho" - le intentó animar la maga

"Tu eres literalmente de mi tamaño..."

"¿Y cuál es el problema?"

"Es difícil ser un villano y que te tomen en serio con este aspecto"

"Aún así has conseguido que mucha gente te tenga miedo"

"Si, pero, ¿ahora qué? ¿qué voy a hacer ahora?" - preguntó mientras se miraba las manos

"No hables como si fueras a estar así toda la vida, pronto volverás a ser normal"

"Eso dice Viktor pero.... ¿y si me quedo así?"

Por su forma de hablar se notaba bastante preocupado, como si todos sus esfuerzos fuesen a valer poco y nada.

"Puedes emplear subalternos" - le propuso lo mismo

"¿Y usar un armadurillo para mis maléficos planes? O peor... a Rumble..."

"También podrías jubilarte, así podrías pasar más tiempo conmigo y con Pixie"

"No te ofendas, pero eso suena (bababui) aterrador" - respondió fríamente

"Suena aterrador, pero..."

"¿Pero qué?"

"Pero al menos nos seguirás teniendo a los Emisarios, a tus amigos y a mi" - le dijo sonriendo

"¿De verdad les tendría a ellos? Si no sirviera..."

"Estoy segurisima de ello"

Eso fue lo único que pudo animar al brujo, aunque fuera levemente.

"Aunque tendremos problemas en...." - dijo colorada mientras le miraba

"¡Deja de pensar en eso!" - le gritó el brujo

"¡Perdón! ¡Perdón!"

La bruja comprendía un poco a Veigar, la mayoría de las veces la gente se metía con los yordles por su estatura, aun habitando en un mundo de ciencia y de magia.

"¿Crees que Viktor te ha mirado mal?"

"No, me ha mirado como siempre" - le respondió el brujo - "Quizás con cierta confusión al inicio?"

"¿Crees que los Emisarios del Mal o Rammus te mirarían mal?"

"Probablemente Nautilus podría aplastarme por acciden..."

"Pero dime, ¿te miraría mal?"

"No, no creo que lo hiciese..."

"Si a ellos no les importa ¿qué más da lo que piensen el resto?"

El hechicero se levantó y aunque las sombras cubrían su rostro, por primera vez en mucho tiempo sonrió.

"Esa es una de las cosas que te hacen única..." - dijo en voz baja

"¿Qué has dicho? No me he enterado"

"He dicho que me lleves a donde está Viktor, es hora de recuperar mi tamaño" - le dijo fríamente

"Pídemelo por favor o no te llevaré, señorito"

"Paso, iré andando yo mismo" - dijo bajándose del mueble

El brujo se fue corriendo hacia la entrada del laboratorio antes de que Lulu le cogiera con las manos y lo colocara en su sombrero.

"Venga Veigi, vamos a ver si esta listo"

"No me llames Veigi...." - dijo el brujo algo molesto

"Mientras estés así serás Veigi Veigi"

"Te odio profundamente..."

"Sabes que no es así"

El hada, acompañada del pequeño maestro del mal, fue hacia donde se hallaba el doctor, esperando a que hubiera encontrado una solución para su hechizo.

Las Crónicas de VeigarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora