Parte 267: Dulce gatito

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Era Viernes por la mañana y el equipo de invocadores de la grieta del Instituto volvió a tener problemas. Así que nuestro brujo tiene el día libre para su alegría.

Ahora mismo está despertando en compañía de Lulu, con quien empezó a compartir cama.

"Hora de levantarse..."

"Zzzzz..."

"Lulu..."

Era un día libre, pero aún así tenia que tramar planes, repasar su libro de conjuros y otras cosas más.

Aunque parecía que despertar a la joven era la tarea que mayor dificultad tenía.

"Lulu despierta, es hora de levantarse"

"Un ratito más..." - le dijo la chica medio dormida

"Levántate ya o volverás a quedarte pegada a las sabanas"

"No... quiero un rato más..." - dijo mientras agarraba su bastón

"Suelta ese maldito bas..."

"Solo un ratito..."

La yordle lanzó un hechizo de banal sin mirar hacia donde apuntaba, luego se acurrucó entre sus sabanas y se volvió a dormir.

La hechicera despertó un par de horas más tarde, estirando los brazos y desperezándose.

"Esas si han sido dos buenas horitas de sueño..." - dijo sonriente mientras miraba a su alrededor

"Miaaauuu"

"¿Miau?"

"¡Miaauuuu!"

Delante de ella se encontraba un pequeño gatito de color negro, muy parecido a los que salían cuando transformaba a alguien con sus hechizos.

"Veigi, ¿aun sigues siendo un gatito?"

"¡Miau!" - maulló el animal enfadado

"Que raro, deberías haber vuelto a tu forma"

"¡Miau! ¡Miau!"

"Tranquilízate, seguro que hay un modo de devolverte a tu forma"

La maga agarró su libro de conjuros y lo abrió, luego se puso a leerlo detalladamente. Pasados varios minutos lanzó el libro contra la pared.

"Según el libro... el conjuro no se puede lanzar cuando ya está siendo utilizado" - dijo la bruja con preocupación

"¡Miau! ¡Miau!"

"Cálmate, encontraré algún modo de devolverte a la normalidad"

"¡Miau! ¡Miau!"

"¿Para qué cogería yo el bastón? Todo es culpa mía" - dijo la chica preocupada

"¿Qué es culpa tuya?" - le preguntó Veigar desde la puerta

"Veigar, se ha convertido en un gatito por mi culpa"

"Pero... yo estoy aquí"

"Si, lo sé, estás en la puerta..."

"......."

"......."

"......."

"Un momento, ¿estás bien? ¿no te has convertido en gato?"

"Emm... ¿qué?"

Lulu parecía muy confusa y extrañada al ver a su novio en la puerta de la habitación, tranquilo como si no hubiera pasado nada.

"Pero... eras un gato..."

"No, yo no me he convertido en gato" - le dijo el brujo tranquilamente

"Pero te alcanzó el Banal"

"Lo disparaste a voleo, dio en la pared"

"¿Y por qué está aquí este gato?"

"Entró por la ventana que te has dejado abierto... otra vez..."

Esto fue dicho con el Maestro del Mal, quien entrecerraba los ojos. Parecía ser que no era algo de su agrado.

"¿Y por qué me odia y me chilla?"

"¡Miau!"

"Le estás pisando la cola"

"Oh, upsy..."

"¡Miaauuuuu!"

Lulu efectivamente le estaba pisando la cola con el pie, ella la levantó y el gato pudo salir corriendo por la ventana.

"No creo que volvamos a verlo"

"Por un momento me había creído que te había convertido en un gato" - dijo la bruja aliviada

"Si te sirve de consuelo mi cara aun se parece a la de un gato atropellado" 

Las Crónicas de VeigarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora