Parte 75: Yordles de Acero

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Rumble y su máquina habían irrumpido en la base de Veigar, quien en este universo era un villano algo más clásico y en cierta medida cínico.

En el proceso de la aparición del héroe, SuperTeemo pudo liberarse de su red de Materia Oscura, pudiendo ponerse junto a su aliado.

"¿Vienes a ayudarme?"

"Claro, tienes suerte de que tuviera mi máquina operativa" - dijo Rumble desde el interior del coloso

"Podría haberme liberado, tarde o temprano"

"Lo que tu digas Superidiota"

"Te dije que no me llamases así, Galactitonto"

"¡Eh! ¡Vosotros dos!"

Cuando ambos miraron se dieron cuenta de que estaban rodeados por súbditos, apuntándoles con armas.

"Ahora tengo dos ratas de las que librarme..."

"¿Cómo has cabreado a estos tíos?"

"Intentaba robarme el arma que tanto me costó robar" - habló el criminal

"Que redundante, ¿no?" - añadió Heimerdinger

"Bueno, creo que tiene mucha tendencia a usar eso..."

"Lo sé, a veces es complicado..."

Todos los súbditos miraron al científico, sus palabras, aunque acertadas, no servían de mucho.

"Vais a dejar que me quede con el Petro-Cañón o no volveréis a ver la luz de un nuevo día"

"Yo tengo una idea mejor" - dijo Rumble mientras pulsaba unos botones

"¿Dialogar como personas civilizadas?" - preguntó Heimerdinger

"No... quitárosla..."

"Es oes..."

Un montón de humo negro empezó a salir de uno de los tubos de la máquina, impidiendo la visión de los criminales.

"Cof cof cof, ¡no les perdáis de vista! ¡Heimerdinger informa!"

"Espere... cof cof cof... un momento, jefe..."

El científico buscó y agarró una gafas de color rojo, se las puso y así pudo visualizar a sus antagonistas.

"SuperTeemo está luchando contra Nº12 y Nº45"

"Subditos Nº13 y Nº89 id a por ellos"

"¡........!"

Los súbditos corrieron hacia la posición de los héroes y dispararon sus armas, impactando en la coraza de Rumble.

"Por favor, ¡mejorad vuestra maldita puntería!"

"SuperTeemo, no puedo defenderme con el fuego mientras haya gas, ¿una ayudita?" - preguntó mientras recalibraba los controles

"Si lo sabías, para qué lo usas"

"Porque mis estrategias son sobre la marcha"

Superteemo emitió un soplido que fue capaz de levantar la nube.

"Idiotas, solamente os habéis convertido en un blanco más fácil"

"¡Tiene el Petro-Cañón! ¡Cuidado!"

Veigar disparó a la Amenaza Justiciera con el Petro-Cañón, cuyo rayo golpeó al robot, convirtiéndolo poco a poco en piedra.

El yordle, sin embargo, pudo escapar a tiempo gracias a la vaina. Su máquina ahora era solo una estatua grande.

"¡No! ¡Mi máquina de combate!" - gritó desesperado

"Os lo he dicho, no podéis hacer nada contra mi"

"¡Veigar! ¡Detente ahora..." - intentó gritar el superheroe

"¡No! Detente tu... llevo años luchando a brazo partido para cumplir un objetivo, un destino y no pienso dejar que unos idiotas me lo impidan..."

El Maestro del Mal redireccionó el Petro-Cañón contra SuperTeemo, cegado por su enfado.

"No lo hagas Veigar" - le dijo mirándolo fijamente

"No es culpa tuya SuperTeemo, te aseguro que no lo es"

"........"

"Es culpa de lo que representas"

Superteemo voló rápidamente esquivando el rayo y le golpeó fuertemente en la cara, dando como resultado que el arma volviese a dispararse hacia otra dirección.

La maldita mala suerte fue que golpeara justo donde se encontraba Lulu.

"¡Lulu! ¡Maldita sea!"

"¡Señorita Lulu!" - gritó Heimerdinger

La joven estaba quieta, completamente petrificada. Parecía sin vida... y es que realmente lo estaba...

"Lulu.... yo... lo siento...."

"Señor..."

"Puede... puede volver... ¿verdad?"

"Lo siento... pero no..."

Poco a poco todos sus soldados empezaron a acercarse para ver lo ocurrido y consolar a su jefe. Mientras los héroes decidieron marcharse.

"Vayámonos Rumble... dejemosle solo..."

"Hay días en los que me he preguntado si es humano..."

"........"

"Hoy lo he descubierto por las malas..." - dijo Rumble antes de abandonar la base

Las Crónicas de VeigarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora