91.¿Quieres ser mi novia?

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Vero

-¡Gol!- grité saltando en el sofá antes de girarme hacia donde estaba Bertha a quien le grité el gol en la cara. -¡Gol, Berthi! ¡Gol!

Bertha: Suerte de principiante- resoplé con el ceño fruncido mientras me recostaba en el sofá lanzando el mando de la consola a un lado.

Vero: - al ver esa imagen, solté el mando también sentándome en las piernas de la morena mientras repartía besos por todo su rostro.

Bertha: No me convencerás con esto, rubia. Recién te enojaste porque te ataje un penal y ahora, en la revancha, ¿Me gritas un gol en la cara?

Llevábamos un par de horas jugando al FIFA en la consola mientras la noche caía en la ciudad, algo que ninguna de las dos parecía importarles porque estábamos dónde y con quien queríamos estar. Después de esa inolvidable declaración de amor por medio de una canción y el fragmento de la escena de una película, nos quedamos abrazadas en el sofá.

No hicieron faltas las palabras, no había necesidad de emitirlas porque eran nuestros ojos y nuestros actos los que hablaban por nosotras. Eran nuestros ojos,

Quienes batallaban entre ellos para ver cuál de los dos brillaba más demostrando la felicidad que sentíamos en ese momento tras saber que el sentimiento que sentíamos era más que correspondido.

Ya no había lugar para las dudas, nos queríamos y nuestros ojos brillando de emoción eran la muestra de eso. Sé que podríamos pasar todo el día en este sofá, en esta casa, si estábamos en los brazos de la otra. Hasta que Bertha tuvo la idea de sugerir jugar a los videojuegos, donde el FIFA fue elegido para diversión mía, que tras haber perdido dos partidos seguidos le grité mi victoria en el último a Bertha en la cara.

Vero: Ay, que rencorosa- me burlé rodeando el cuello de la morena que me miró con los ojos entrecerrados. – Eres una mala perdedora. Además, no sé qué tanto te quejas. Era al mejor de tres y ganaste dos.

Bertha: Cierra la boca- repliqué antes de que Vero se hiciera dueña de mis labios sonriendo en el beso. –Podría acostumbrarme a esto, ¿Lo sabias?

Vero: Yo también- susurro acomodándome mejor en las piernas de Bertha a quien le rodeé la cintura con mis propias piernas.

Nos quedamos varios minutos en esa misma posición dándonos besos y mimos...

Vero: ¿En qué piensas?

Bertha: En que eres la cosita más hermosa que vi en mi vida- respondo sinceramente quitando con ternura un mechón rubio del pelo de Vero, a quien le robé un beso. –Esta vez no quiero ocultarnos, quiero gritarle a todo el mundo que estoy enamorada de la mujer más espectacular de todo el planeta y que aceptó ser mi novia a pesar de lo desastrosa que soy.

Vero: No eres un desastre, y en caso de que lo seas eres mi desastre- señalo robándole una sonrisa y un nuevo beso a Bertha. -Por cierto, antes de que alardees por ahí que yo soy tu novia, quiero recordarte que no recibí una petición formal, por ende no soy tu novia, ¿O sí?- solté causando desconcierto en la morena. –Me gustan las formalidades y tú no me has pedido que fuera tu novia, Berthi, entonces...

Bertha: ¿Quieres una petición formal?- pregunto algo escéptica, sobre todo cuando Vero, asintió con algo de diversión. Le robé un beso de los labios a mi rubia antes de bajarla de mis piernas para desconcierto de ésta. –Cierra los ojos.

Vero

Desde el momento que Bertha, me señaló con el dedo al dar esa orden supe que de nada me serviría negarme a eso o decirle que era una broma, así que simplemente cerré los ojos esperando a ver qué era lo que mi chica pensaba hacer. Aunque la muy desconfiada porque yo llegase a espiar, me ordenó que me diera la espalda también. Me preguntaba porque razón tanto secretismo pero en cuando escuché como Bertha recogía cosas y se paseaba por todo el lugar supe que lo mejor era guardar silencio.

Empezar de ceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora