capitulo 23- Plática con Abisambra

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Dios, había pasado tanto tiempo recreándome en esas dos escenas, que ahora me resultaba muy difícil diferenciar la realidad de la fantasía

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Dios, había pasado tanto tiempo recreándome en esas dos escenas, que ahora me resultaba muy difícil diferenciar la realidad de la fantasía. Y honestamente, no sabía que me horrorizaba más; las cosas que me dejaba hacer por élla o las que me imaginaba. No había duda absoluta que si le daba la oportunidad, podría hacer ese sueño realidad. Y me di cuenta por primera vez, que me había llamado Maria Jose. Era un pequeño detalle, pero nunca se lo había escuchado. Despertaba en mi un sentimiento extraño y poco familiar, pero me gustaba. Tomé aire profundamente y cerré los ojos, maldiciendo esa cara y ese cuerpo tan bonito por enésima vez en la mañana.


La voz del instructor rompió mis pensamientos mientras nos guiaba para la siguiente postura. Mirando hacia Aby, volví a considerar la idea de echarle agallas al asunto. Había llegado a la conclusión de que realmente necesitaba hablar de esto con alguien. Estaba Lucia, pero ella trabajaba con Juliana y no podía mantener un secreto si su vida dependiera de ello. Estaba definitivamente tachada de la lista. Sabía que podría hablar con Valentina si se lo pidiera, pero ella era una Calle y sabiendo lo que había escuchado, me sentiría bastante incómoda.

Este era uno de esos momentos en que los desearía que mi madre siguiera viva. Al pensar eso, un dolor se me acumuló en el pecho y las lágrimas aparecieron en mis ojos. Trasladarme aquí para pasar sus últimos años de vida con ella había sido la mejor decisión que había tomado. Y aunque vivir tan lejos de mi padre y mis amigos era, a veces, duro, sabía que todo pasaba por alguna razón. Y deseaba que esa razón apareciera pronto.

Podría contarle esto a Abisambra? Tengo que admitir que me aterrorizaba lo que ella pudiera pensar de mi. Pero más que eso, me aterrorizaba decir esas palabras en voz alta. Pero era mi mejor amiga desde que llegué aquí a si que si
M

irando en su dirección una vez más, me encontré con la mirada desconcertada de Aby.


“Vale, que está pasando?“ me preguntó preocupada.

Intenté no decirle nada, intenté no parecer preocupada y decirle que estaba siendo absurda. Pero no pude. La enorme presión de las últimas semanas me estaba aplastando, y antes de poder controlarla, mi barbilla tembló y comencé a balbucear como un bebé. “Eso es lo que pensaba. Vamos.“ Me ofreció su manos y me ayudó a levantarme del suelo. Cogimos nuestras pertenencias y salimos por la puerta.

Veinte minutos, dos Mimosas y una crisis emocional más tarde, estaba sentada enfrente de una Aby en estado de shock, en la mesa de nuestro restaurante favorito. Se lo conté todo; lo de las bragas desgarradas y lo mucho que me gustaban , los diferentes lugares, Valentina pillándonos, mi culpabilidad al sentir que había traicionado a German y Mafe, lo de Mario, las declaraciones cavernícolas del señorita Calle, y finalmente, mi sueño. Cuando levanté la cabeza para mirarla, me estremecí; parecía que acababa de ver un accidente de coche. Si para mí todo esto sonaba muy mal, podía imaginarme como le sonaría a otra persona.

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