El aliento se me atrapó en la garganta y la miré a los ojos. Esto no podía estar pasando. Otra ronda de golpes hizo que saltara en cuanto el puño de Juliana golpeó la puerta del apartamento.
“Daniela, se que estás ahí. Escucho tu teléfono sonando. No me voy a ir hasta
que abras esta puerta.“
Me encogí por el pánico reflejado en la expresión de Daniela. Cómo podía ser que tan solo unas horas atrás, todo era perfecto? El miedo creció en mí, obstruyendo mi pecho. Me di cuenta de que necesitaba más tiempo. Sabía que la gente se enteraría de todo esto. Siempre supe que de alguna manera este día llegaría, pero era más una vaga idea en un futuro lejano. Todavía no estaba preparada.
“Lo dice en serio.“ La voz de Daniela me trajo de vuelta y la miré a los ojos. La tensión de su cuerpo era evidente ya que sus dedos apretaban dolorosamente mi cadera. Parecía aterrorizada. Cogí su cara entre mis manos y me incliné, presionando mis labios con los suyos. Sus ojos se cerraron, relajándose ligeramente.
“Estaré bien. Me meteré en tu habitación y esperaré mientras hablas con élla, Vale?“
“Pero Poche, yo no-“
Lo corté antes de que pudiera terminar. “Está bien, Dani. De verdad.“Se quedó en silencio por un momento mientras yo observaba todas las diferentes emociones que cruzaban su cara. Con un suspiro de resignación, asintió y me bajó de su regazo. Me di la vuelta y unos cálidos dedos sobre mi hombro me detuvieron, mientras me arrimaba hacia élla. Agachó la cabeza y su boca colisionó contra la mía. Su beso era hambriento, lleno de la desesperación que las dos sentíamos. Los aporreos persistentes de Juliana volvieron a sonar, al igual que el móvil de Daniela sobre la mesa, mientras yo me perdía en élla. Me elevé sobre los dedos de mis pies, e intenté mantenerme cerca, necesitando calmar el miedo que crecía en mi pecho. Sus brazos fuertes me rodearon con fuerza, y sentí que me elevaba ligeramente del suelo.
Su beso cambió despacio a algo más controlado. Presionó sus labios contra los míos antes de volver al suelo, poniendo mis pies de nuevo en las frías baldosas de madera. Sus ojos permanecían cerrados mientras ponía su frente contra la mía.Te acuerdas de lo que me preguntaste anoche?“ Sabía a que se refería: mantener esto entre nosotras.
“Si“ susurré despacio.
“Lo prometo. Mi respuesta es sí, tanto tiempo como tú quieras. Solo recuerda esto.“ La culpabilidad golpeó mi estómago, y me pregunté si estaba haciendo esto solo por mí.
“No entien-“ Comencé a decir, pero otra ronda de golpes en la puerta me cortó, con la voz de Juliana sonando más cabreada.
“Te lo juro por Dios, Daniela. Puedo escuchar tu maldito teléfono, y ni siquiera vas al baño sin esa cosa.“
Di un paso hacia atrás mientras asentía y me dirigí a su habitación, cerrando la puerta detrás de mí. Mi respiración estaba acelerada y parecía amplificada por el silencio de la habitación. Presioné mi oreja contra la puerta y cerré los ojos para escuchar. La escuché moverse, seguido por el sonido metálico del cerrojo abriéndose, y aguanté el aliento en cuanto se abrió la puerta.
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La Oficina
General FictionPoche es una secretaria que trabaja para la gran empresaria Daniela Calle. Su aventura empezó solo con sexo y se convirtió en un gran amor. Daniela Calle es intersexual.