Pov
DanielaUna extraña sensación se extendió despacio a través de mi pecho mientras arrugaba la tarjeta en mi puño. Cogí las flores de la mesa y me dirigí a la puerta, cerrándo la con llave, y caminé hasta el ascensor. Justo cuando se abrieron las puertas, pasé por una papelera cromada y sin mirar, las tiré.
No sabía que coño me pasaba. Pero sabía que de ninguna jodida manera iba a salir con Mario Ruiz.La larga hora en el coche, conduciendo a casa de mis padres, la pasé con la intención de calmarme y poner mis pensamientos en orden. Mis cuidadosos planes para quitar a la señorita Garzón de mi cabeza y de los brazos de otro hombre habían desaparecido. Ahora, mirando hacia atrás, me di cuenta de que había hecho mal tirando las flores a la basura. Pero por el momento, no importaba otra cosa que no fuera apartarme de todo esto que hacía que mi estómago ardiera. Me eché hacia atrás en el asiento y esperé que el sonido del motor del coche me relajara. No funcionó.
Así estaban las cosas. Me sentía posesiva con ella. No de una manera romántica. Si no en plan “agárrala por la cabeza, suéltale el pelo y fóllatela“. Como si ella fuera mi juguete y yo intentara que los demás niños del parque no la tocasen. Dios. Eso era algo Jodidamente enfermizo. Ella tenía razón. Si alguna vez me escuchara admitirlo, me cortaría las pelotas y me las haría comer. Me moví incómodo en el asiento en cuanto lo pensé. Por enésima vez, la idea de intentar encontrar la manera de disfrutar el sexo sin ningún tipo de lazo afectivo, me vino a la cabeza. Pero sabía que nunca funcionaría.
Además del hecho de que ella nunca lo aceptaría, yo no podía seguir alimentando esa necesidad. DANIELA CALLE no deja que una mujer lo controle. Jamás.
Ahora la cuestión era cómo actuar. Obviamente Mario estaba interesado. Cómo no iba a estarlo? Todo lo que tenía era información de segunda mano por parte de mi familia, que la adoraban, y estoy seguro de que habría visto al menos una foto. Si esas fueran las únicas piezas del rompecabezas, yo también estaría interesada. No habría manera de que él tuviera una conversación con ella sin encontrarla atractiva.
A no ser que solo quiera follársela.
El chirrío de la rueda sobre el asfalto me advirtió de que era mejor que no pensaba en eso mientras conducía.
Estoy segura de que no quedaría con ella en casa de mis padres si estuviera más interesado. Uhmm… quizás realmente quiera conocerla mejor. Mierda, incluso yo había estado intrigada antes de hablar con ella. Pero resultó una de las personas más arrogantes, a la defensiva y desagradables que había conocido. Desafortunadamente para mí, también había sido el mejor sexo que había tenido. Joder, espero que él nunca llegue tan lejos.Todavía recordaba la primera vez que la vi. Mis padres habían venido a visitarme unas Navidades cuando vivía en París, y uno de mis regalos había sido un marco de fotos digital. Mientras pasaba las fotos con mi madre, me detuve en una de mis padres con una preciosa chica de Cabello castaño oscuro.
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La Oficina
General FictionPoche es una secretaria que trabaja para la gran empresaria Daniela Calle. Su aventura empezó solo con sexo y se convirtió en un gran amor. Daniela Calle es intersexual.