Pov Poche
Todavía entumecida por el dolor, comenzaron a pasarse imágenes por mi mente. Sobre todo, su sonrisa en el aeropuerto. Su voz, cuando me dijo que me deseaba. Lo preciosa que era verla encima de mí. Su risa, y como jugaba para provocarme. Un último recuerdo estaba por encima de todos los demás, algo trivial que cualquier otra persona no le vería el sentido. Cerrando los ojos, dejé que la imagen de una habitación a oscuras me llenara la mente. Dejé que su voz, diciendo mi nombre, me invadiera, recordando como susurraba contra mi piel, mientras me abrazaba en la cama.
Escuché un golpe en la puerta y me puse de pie, alisando mi falda antes de salir. Tomé aire, abrí y allí estaba élla en el pasillo, tan perfecta como siempre en un maravilloso traje oscuro, su camisa y sus zapatillas color azul. Su pelo estaba desordenado, y claramente se había olvidado de maquillaje su nariz tan perfecta que amaba cuando la pasaba por mi entrepierna. Sus ojos se encontraron con los mios, y estrechó la mirada al ver mi apariencia, dándose cuenta de que algo iba mal. Me aparté para que pasara, y cuando su cuerpo rozó el mío, sin pensarlo, la empujé contra la pared y retorcí su camisa en mi mano, atrayéndols a mí. Mis labios encontraron los suyos y se congeló, sorprendida por mi reacción. Mi otra mano subió por su pecho y se aferró al pelo de su nuca. Su cuerpo comenzó a relajarse y cuando mi lengua alcanzó la suya, gruñí. En lo profundo de mi mente, sabía que estaba siendo manipuladora. Esto era algo desesperado para mantenerla aquí conmigo. Incluso con la vergüenza ardiendo en mi interior, era incapaz de parar. Choqué mis caderas contra las suyas, sintiendo un escalofrío al notar su entrepierna dura contra mi estómago. Mis manos se movieron hasta su cinturón, acercándolo justo donde lo necesitaba.
“Cariño,“ dijo gimiendo, casi sin aliento, apartando su boca de la mía. “Cariño, no tenemos tiempo para esto.“
“Me importa una mierda. Te deseo.“ Soltó un jadeo y enredó su mano en mi pelo, volviendo a poner su boca en la mía bruscamente. “Oh dios, Dani. Te necesito.“ Rodeé su cintura con mi pierna. Su mano bajó por mi cuello hasta agarrar mi pecho con fuerza, haciendo que jadeara. Nos movimos por la sala hasta que sentí mi espalda contra la pared. Cogí su mano y la moví hasta mi muslo. “Dime que me deseas.“
Apartó sus labios de los míos y me miró, dejando su mano sobre mi muslo, agarrándolo y elevándolo hasta su cadera. “No tienes ni idea de lo mucho que te deseo, cariño.“ Se apretó más a mí mientras sus dedos jugueteaban con mi liguero. Ladeó mi cabeza, dejando mi cuello al alcance de sus hambrientos besos.
“Házme el amor, Daniela. Por favor.“ Sentí como gruñía contra mi cuello, y jadeé cuando sentí sus dientes clavarse ligeramente en mi piel. Sus dedos subían y bajaban por mi muslo hasta mis bragas. No pude evitar gemir cuando sentí como agarraba la delicada tela con sus dedos. “Solo una vez más. Por favor.“
Su cuerpo se tensó, y de repente me preocupé por el salvaje palpitar de mi corazón contra mi pecho. Apartó la cabeza de mi cuello, y me miró.
Apartó sus labios de los míos y me miró, dejando su mano sobre mi muslo, agarrándolo y elevándolo hasta su cadera. “No tienes ni idea de lo mucho que te deseo, cariño.“ Se apretó más a mí mientras sus dedos jugueteaban con mi liguero. Ladeó mi cabeza, dejando mi cuello al alcance de sus hambrientos besos.
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La Oficina
General FictionPoche es una secretaria que trabaja para la gran empresaria Daniela Calle. Su aventura empezó solo con sexo y se convirtió en un gran amor. Daniela Calle es intersexual.