Capitulo 25- Demuestralo

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PovDaniela

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Pov
Daniela


“En el recibo ponía Daniela Calle“

Jooooooooooder…

Por qué diablos habré firmado con mi nombre? Intenté pensar en una respuesta, pero mi mente se quedó en blanco. Obviamente, mi abrupto silencio le había dicho todo lo que ella necesitaba saber.

“Hija de perra! Las firmaste y luego me mentiste!“ gritó, empujando violentamente mis pechos. Yo sentí la necesidad de proteger mis pelotas. “Por qué hiciste eso?“ Mi espalda estaba ahora contra la pared, y empecé a buscar una salida alternativa. Por qué no había planeado esto mejor?

Respondeme, maldita sea !“

Necesitaba una respuesta, y la necesitaba ya. Me pasé las manos por el pelo por enésima vez en los últimos cinco minutos. Decidí que lo mejor era ser claro.

“No lo se, vale?!“ Le grité. “Yo solo… joder!“ Me froté la cara, y comencé a caminar por el baño. Levanté la cabeza, y me di cuenta de que ella había cogido de nuevo su móvil y estaba escribiendo un mensaje a alguien. “Qué estás haciendo?“ le pregunté.

“No es cosa tuya, pero le estoy diciendo a Abisambra que se vaya sin mí. No me iré de aquí hasta que me digas la verdad.“ Me miró y pude sentir la rabia que emanaba de ella.

Consideré por un momento contarle a Tasha lo que estaba pasando, pero conociéndola, ya se habría dado cuenta.

“Y bien? Estoy esperando, Calle.“ Me encontré con sus ojos y suspiré. No iba a haber manera de que pudiera explicarme sin parecer una loca.

“Vale. Las firmé.“ Contesté exasperante. Ella simplemente se quedó mirándome, con la mandíbula apretada y los puños cerrados con tanta fuerza que los nudillos eran blancos.

“Y…?“ dijo, sin dejar de mirarme a los ojos.

“Y… tiré las flores.“ Mientras permanecía de pie, mirándola, me di cuenta de que me merecía toda su rabia. Había sido improcedente; no le había ofrecido nada, cuando yo podía ser esa que podría dárselo todo. No era justo, y no estaba bien, pero no podía luchar contra ello. Era como una drogadicta. Estar con su sexualidad era el subidón más intenso que había experimentado. Cuando nos separábamos, me encontraba a mi misma rememorando cada uno de nuestros encuentros, odiándolos y deseando encontrar una solución, al mismo tiempo.


“Eres jodidamente increíble, “ murmuró a través de los dientes cerrados. Sabía que estaba haciendo todo lo posible para no lanzarse y darme una paliza. “Por qué? Por qué lo hiciste?“

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