capitulo- Celos

2K 79 3
                                    

Pov
Poche

Señorita Garzón?“ Me sobresalté por el sonido de su voz, y giré la cabeza para encontrarme con sus ojos Marrones. Mi estómago brincó por la intensidad de los mismos.

“Ya hemos llegado.“ Señaló el hotel y me sorprendió que ni siquiera me hubiera dado cuenta. “Va todo bien?“ Parecía preocupada, y me sorprendió un poco. No es que no supiera que podía ser amable, es que simplemente rara vez me trataba de esa manera.

“Sí.“ respondí rápidamente. “Es solo que estoy cansada. Quiero subir a mi habitación,  ducharme e irme a la cama.“

“Uhmm…“ murmuró para si misma, mientras continuaba mirándome. Observé cómo sus ojos se posaban en mi boca, y Dios, quería que me besara. Ardientemente. Como si me atrajera hasta élla, me incliné ligeramente en mi asiento, mientras el cuero del asiento chirriaba. La electricidad zumbaba entre las dos, y su mirada, una vez más, se posó sobre mi labios. Se acercó a mi, y pude sentir su cálido aliento contra mi boca.

Me asusté en cuanto mi puerta de abrió de repente, y salté hacia atrás en el asiento, sobresaltada al ver al botones del hotel allí de pie. Me aclaré la garganta, sintiéndome algo avergonzada por haber caído ,una vez más, en su trampa. Salí del coche y aspiré el aire exterior, que no estaba inundado por su esencia. El botones recogió las maletas, y el señor Rulli se excusó para llamar por teléfono mientras yo nos registrábamos.

El hotel era precioso, y estaba a rebosar de compañeros y asistentes a la conferencia, y pude ver bastantes caras conocidas. Normalmente me reunía con otros asistentes y salíamos a cenar o a un club mientras estábamos en la ciudad.

Saludé a alguien que reconocí, y me alegré de haber planeado todo antes de hacer las maletas. Sería genial salir con algunas de las chicas mientras estuviéramos aquí. La última cosa que necesitaba era sentarme sola en la habitación del hotel y fantasear con esta mujer.

Después de recoger nuestras llaves, me dirigí al lounge para buscar a la Señorita Calle

Mientras recorría con la mirada la enorme sala, me sorprendí al encontrarla de pie, frente a una morena muy alta. Estaban muy cerca, con su cabeza inclinada mientras escuchaba algo que ella le decía.

Su cuerpo me bloqueaba la cara de la chica, y mis ojos se estrecharon en cuanto vi que ella ponía su mano sobre su antebrazo. Se rió por algo que élla dijo, y se echó un poco hacia atrás, permitiéndome una mejor vista.

Era increíblemente guapa, con una melena oscura por los hombros. Ella levantó la cabeza y nuestros ojos se encontraron. Me arqueó una ceja, como retándome, y volvió a mirarla, sonriendo mientras depositaba algo en su mano.

Una mirada de extraño cruzó la cara del señorita Calle, mientras inclinaba su cabeza para examinar el objeto en la palma de su mano. Tienes que estar bromeando !!! Acababa de darle las llaves de su habitación? Pero que carajos?

Observé un rato más, y entonces algo en mi interior estalló. Pensar en élla mirando a otra con la misma intensidad, pensar en élla deseando a otra, hizo que mi estómago se retorciera por la rabia. Me dije a mi misma una y otra vez que me mantuviera alejada.

Pero en ese momento, mientras élla sostenía esas llaves, toda mi razón desapareció. Todo lo que sentía era rabia, y ese familiar sensación de posesión.

Élla era mía, y me volvería loca si alguien me la quitara. Antes de detenerme a mi misma, me estaba moviendo a través de la sala, hasta quedarme detrás de ellas.

Puse una mano en el hombro del señorita Calle, y se giró para mirarme, con una expresión de sorpresa.

“Perdona, “ dije. Casi me rio por la mirada confusa de la chica. “Daniela, estás lista para subir a la habitación?“ le dije suavemente. Sus ojos se ensancharon y su boca se abrió en shock. Nunca lo había visto tan consternada. “Daniela?“ pregunté una vez más, y algo brilló en sus ojos. Lentamente, la esquina de su boca formó una sonrisa, y nuestras miradas se mantuvieron fijas por un momento. Algo estaba pasando entre nosotras, y sentí escalofríos y miedo al mismo tiempo.

Se giró de nuevo hacia ella, sonriendo. “Discúlpanos, “ dijo, devolviéndole las llaves, “Como puedes ver, no he venido sola “

Una sensación de euforia me invadió en cuanto lo dijo, ignorando por completo el terror que debería estar sintiendo. La miré de nuevo, victoriosa, y emocionada por el shock en su cara.

Sentí como el señorita Calle ponía su mano cálida sobre mi espalda mientras nos dirigíamos a la entrada. Sin embargo, a medida que nos acercábamos al ascensor, mi alegría fue sustituida por otra cosa. Empecé a sentir pánico al darme cuenta que había actuado de forma irracional. Mi corazón latía a toda velocidad, y podía escuchar el bombeo de la sangre en mis oídos. Otras tres parejas se nos unieron en el ascensor, y recé para poder llegar a mi habitación antes de explotar. Qué demonios había pasado con eso de intentar mantenerme alejada de ella? Levanté la cabeza y vi que tenía una sonrisa triunfante, y de nuevo me invadió la furia.

Tomé aire con fuerza, e intenté recordarme a mi misma que era por esto porqué tenía que mantenerme alejada. Lo que había pasado abajo no era propio de mí. Había cruzado la línea que había dibujado con mucho cuidado entre nosotras. Quería gritarle, herirla y enfurecerla de la misma manera que ella hacía conmigo, pero cada vez era más difícil encontrar la voluntad para hacerlo.

Subimos en un tenso silencio, hasta que la última pareja salió del ascensor, dejándonos solas. Intenté decirme a mi misma que esperara, solo unos pocos minutos más y estaría a salvo, pero la guerra ya estaba perdida antes de empezarla.

No quería que estuviera con nadie más, y ese sentimiento era tan abrumador que me quitaba el aliento. Quería sentirla en todo mi cuerpo. La necesitaba.

Mi cuerpo reaccionó por instinto. Agarré con fuerza su playera, empujándolo contra el ascensor, y apreté mi boca contra la suya. El aire dejó sus pulmones en cuando mi cuerpo colisión contra el suyo. Por un momento se quedó congelado, hasta que gimió profundamente y se fundió con mis labios.

Cada segundo que estuve alejada de ella, estalló en ese beso. El anhelo y el dolor que sentía se reflejó en cada roce de su lengua y en las caricias de sus labios. Di un paso hacia adelante, para estar más cerca. Nunca era suficiente.

La Oficina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora