Salió de su despacho justo cuando estaba recogiendo mis cosas, dejó un sobre marfil sobre mi mesa y siguió caminando hacia la puerta sin pararse. Qué demonios ha sido eso? Rápidamente abrí el sobre y vi mi nombre escrito en un montón de elegantes trozos de papel marfil. Era papeleo para una cuenta de crédito privada en La Perla, con el nombre de Daniela Calle como titular de la cuenta. Dios mío. Me había abierto una cuenta?
“Qué carajos es esto?“ grité, saltando de mi silla y girándome para mirarla. “Me ha abierto una línea de crédito?“ Estaba totalmente furiosa. Cómo se atrevía?
Se paró y se dio la vuelta lentamente, mirándome a la cara. “He hecho una llamada hoy, y lo he arreglado para que pueda comprar cualquier cosa que… necesite. No hay límite en la cuenta“ respondió rotundamente, borrando cualquier trazo de incomodidad de su cara.
Esto era uno de los porqué era una maestra en lo que hacía. Tenía una extraña habilidad para mantener el control en cualquier situación. Pero pensaba que podía controlarme?
“Así que lo ha arreglado.“ dije, sacudiendo mi cabeza y tratando de mantener el semblante con calma “..para comprarme ropa interior“
“Bueno, solo para remplazar las cosas que yo…“ se detuvo, posiblemente replanteándose la respuesta. “Las cosas que han sido dañadas. Si no la quiere, pues joder, no la use“ dijo enfadada, girándose de nuevo para irse.
“Jodida hija de perra“ me moví para ponerme enfrente suya, haciendo una bola de papel en mi puño. “Crees que esto es divertido? Crees que soy una especie de juguete que puedes desnudar cuando te apetece?“ No sabía con quién estaba más enfadada; con élla por pensar en mí de esa manera, o conmigo misma por ser la primera que dejó que esta cosa comenzara.
“Oh si, señorita Garzón". Encuentro esto absolutamente divertido“, contestó burlándose. Sabía que esto iba a llevarnos a algo peligroso y tenía que pararla antes de lamentarlo.
“Coge esto y métetelo por el culo“ le tiré los papeles al pecho y agarré mi bolso. Mirándole con fiereza, adopté un aire despectivo. “No soy tu zorra, Daniela Calle“ La aparté de mi camino, y literalmente corrí hacia el ascensor. Jodida mujeriega egoísta. Lógicamente sabía que no pretendía insultarme; por lo menos, eso esperaba. Esto es exactamente el porqué no puedes tirarte a tu jefa.
“Señorita Garzón!“, gritó hacia el ascensor vacío, prácticamente pisoteando mis pies. Ahí estaba. No más. Podía estar más buena que nadie y tener una que hacía que mi cuerpo cantara, pero estaba jodidamente harta de esta situación. Esa cabrona había roto su último par de bragas.El ascensor sonó, señalando que ya había llegado al garaje, y caminé hacia mi coche. El garaje estaba ligeramente iluminado y yo era la única que quedaba con el coche en ese piso, pero estaba demasiado furiosa para darme un segundo y pensar. Lo que me faltaba era que esa gilipollas se metiera conmigo ahora mismo. Justo cuando pensé eso, escuché la puerta de las escaleras abrirse de golpe, y al señorita Calle llamándome. Perfecto.
“Joder, quieres esperar?“ me gritó. No se me escapó que estaba casi sin aliento. Supongo que era el efecto en cualquier persona que baja corriendo 18 pisos. Con zapatillas grandioso.
Quité la alarma de mi coche, y abrí la puerta, tirando mi bolso en el asiento de atrás. “Qué carajos quieres, Calle?“
“Puedes darme solo un minuto? Dios, puedes dejar de parecer una zorra por unos malditos segundos y escucharme?“ dijo jadeando.
Me giré para mirarla. “Crees que soy algún tipo de juguete sexual?“ Un montón de emociones se cruzaron en su cara; rabia, shock, confusión, odio… y no me jodas, estaba totalmente apetecible. Tenía la camisa aflojada, su pelo era un jodido desastre y una gota de sudor cayendo por el lado de su mandíbula no estaba ayudándome con esta situación.
E
ESTÁS LEYENDO
La Oficina
Ficção GeralPoche es una secretaria que trabaja para la gran empresaria Daniela Calle. Su aventura empezó solo con sexo y se convirtió en un gran amor. Daniela Calle es intersexual.