Capitulo 21-Y no soy tuya

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 “Qué estás haciendo aquí?“ dijo en voz baja, mirándome desde el pequeño espejo ovalado del tocador. Abrió su rogué, y se pintó despacio sus perfectos labios, sin dejar de mirarme.

“Oh, creo que sabes exactamente que estoy haciendo aquí.“ le respondí, cerrando con llave la puerta detrás de mí. El sonido del pestillo sonó por todo el silencioso baño.

Todavía me miraba a los ojos desde el espejo, y vi, reflejado en el espejo, como su pecho subía y bajaba rápidamente. Ella estaba tan frenética como yo. Eso hizo que mi boca se tornara en una sonrisa torcida, mientras me miraba como respuesta.

“Bueno, a pesar de lo que puedas estar pensando,“ dijo, mientras recogía los cosméticos y los metía en su bolso, “será mejor que vuelvas al jardín. Tu familia te debe estar echando de menos.“

“No, la verdad es que no.“ dije sin dejar de sonreír, “Realmente mi padre me ha ordenado que te encuentre. Aparentemente, piensa que te debo algún tipo de disculpa.“

“Bien“ murmuró casi sin respirar.

“Verás..“ le dije fríamente, acortando la distancia entre las dos, “Mi padre, y cualquiera, ignora completamente el pequeño juego al que estabas jugando conmigo por debajo de la mesa.“ Sus ojos se abrieron se abrieron aún más, y su respiración se detuvo por un breve momento, “Eres una pequeña provocadora…“

“Bueno, puede que nadie te eche de menos. Pero yo, definitivamente, tengo a alguien esperando por mí.“ Se puso de pie y se giró para irse, rozando mi hombro mientras pasaba por mi lado. Se detuvo en cuando presioné mi mano contra la puerta, bloqueándole el paso para abrirla.

“No lo creo, señorita Garzón “ le susurré, acercándome a su cara.“ Creo que las dos tenemos algo que discutir. No vas a ir a ningún lado con él.“ Mis labios rozaron ligeramente su oreja, y sentí un temblor en mi cuerpo cuando la rocé. “Verás, quiere algo que es mío, y no puede tenerlo.“

Sus ojos se cerraron durante un breve momento mientras hablaba, y su cuerpo se estremeció. “Puedo hacer lo que quiera, señorita calle”  dijo suavemente. Pude ver el efecto que yo tenía en ella; se le puso la piel de gallina y su rápida respiración chocaba contra mi camisa. Despacio, alzó la mirada y me encontré con sus ojos. “Y no soy tuya.“


“Puede que pienses eso, “ susurré de nuevo, recorriendo su cuello con mis labios. “Pero tu cuerpo…“ dije, deslizando mis manos por debajo de su falda, y presionando mi mano contra el suave encaje. “…. dice algo diferente.“

Cerró los ojos y dejó escapar un gemido cuando mis dedos trazaron suaves círculos alrededor de su clítoris. “Que te jodan“

“Hazlo tú“, le dije con voz ronca contra su cuello. Gimió ante mis palabras, y con brusquedad la empujé contra la puerta del baño. Agarré sus dos manos, y las elevé por encima de su cabeza, sujetándolas, como cautivas de mi mismo, haciendo que gimiera otra vez. Realmente le gustaba duro. Tendría que recordarlo para otras veces. Antes de que me castigara a mi misma por pensar eso, me incliné y choqué mis labios contra los suyos. La urgencia que sentí con solo besarla hizo que sin pensarlo, presionara mi entrepierna contra ella.


“oh dios..“ susurró mientras echaba la cabeza hacia atrás, dándome acceso a su precioso cuello. “No podemos hacer esto.“ Recorrí su clavícula arriba y abajo con mis labios, hasta su hombro.

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