FOURTEEN | PETER PETTIGREW

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El protocolo ante un incidente escolar contaba con varios apartados en función de la gravedad de este. En primer lugar, el análisis de la situación y evaluación de daños. En segundo lugar, avisar a un profesor. En tercer lugar, mediar para estabilizar lo posible la alteración producida. Eden se saltó la segunda cuando corrió automáticamente a salvar al pelirrojo.

— ¡Potter, Granger! — corrió, pasando a su lado—. ¡Avisad a Dumbledore, yo me encargo de esto! ¡Revelio! — falló por los movimientos irregulares del perro—. ¡Canuto, detente! ¡Revelio!

Atrapar a un perro con la fuerza suficiente para arrastrar a tal velocidad a un muchacho de más de metro setenta era la mayor aventura de su vida. Corrió por los terrenos esperando que los dos menores hubieran cumplido su orden, pero todo quedó asegurado como fracaso cuando les vio tras ella gritando cuál descerebrados el nombre de su amigo. Eden quiso arrancarles la cabeza por idiotas, ¡tenían al maldito mejor mago de la historia en una cabaña cercana!

El perro aplicó el truco del sauce para pasar, y antes de que la trampilla se cerrase ella saltó al interior raspando sus piernas y brazos. Jadeó ante el brusco golpe y cambio de ambiente, no dudando en seguir el sucio túnel hasta los quejidos asustados del pelirrojo. Tal vez Black era un demente que la mataría, pero ella tenía más posibilidades de sacar con vida al mini Weasley que esos dos palurdos del exterior. Potter era un irascible, Granger una sabelotodo que se quedaría paralizada.

Afianzó su agarre en la varita entre sus dedos, y cruzó la destrozada puerta que daba al salón principal de la Casa de los Gritos. No sería tan idiota como caer en una emboscada, por lo que conjuró un hechizo de protección antes de colocarse frente al adolorido y sollozante Gryffindor. El enorme perro cruzó miradas con ella. Gris plata, un gris tan profundo como la niebla misma. Gris como los ojos de Draco Malfoy.

— Vuelve a tu forma original, Black, y dialoguemos como personas si es que aún te consideras una — tras un extraño remolino de articulaciones, un demacrado hombre similar a un cadáver se alzó con orgullo en las viejas tablas de madera de la casa encantada.

— Eden, has crecido bastante — pronunció con cierto tono de locura. Estaba psicológicamente peor de lo que esperaba—. Aunque tienes la misma cara de muermo que tu repelente padre.

— Lava tu sucia boca antes de hablar de él, asesino — siseó—. Este mocoso no está involucrado en nada que te pueda interesar, déjanos ir y te podrás quedar con la rata.

— ¿S-Scabbers? — dudó Ron.

— Cállate, Weasley — espetó. El prófugo soltó una carcajada que caló hasta en los huesos de la azabache. Demente, estaba totalmente fuera de sus cabales. Alzó la varita con el hechizo de retención en la punta de la lengua, cuando el Black alzó también una varita. El idiota De Weasley, no estaba nada sorprendida.

𝗣𝗢𝗧𝗜𝗢𝗡 ━ 𝐹𝑟𝑒𝑑 𝑊𝑒𝑎𝑠𝑙𝑒𝑦 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora