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— No pienso moverme de aquí, Ara. Mucho menos a tu casa de los horrores. Eden estará mejor aquí que rodeada de cabezas decapitadas de elfos.
— Estamos muy alejados de mi familia, y ya sabes que ellos quieren tenernos cerca.
Severus soltó un ruidoso bufido, mirando con escepticismo a la mujer de mechones oscuros como la noche. Los ojos grises de Ara estaban adornados de ojeras, y sumado a su palidez habitual daba la sensación de que, incluso después de tantos meses del complicado parto de Eden, seguía enferma. No podía culpar a su humilde casa de ventanas pequeñas y habitual frío, porque estaba seguro que ese estado se debía a sus constantes visitas a la casa Black en Grimmauld Place y a la mansión Malfoy, siempre concurrida por dementores y seres letales. Ni si quiera Eden tenía la culpa, ya que apenas lloraba por las noches y era él quien iba corriendo a atenderla para dejar que Ara descansara.
— Eden no irá a ningún lado, estamos mejor aquí. Los tres — especificó—. ¿O es que acaso tu infancia fue llena de felicidad en ese sitio?
— No empieces — suspiró pesadamente, dejándose caer en el sofá. Eden jugueteaba con unos muñecos en la alfombra, sin ser consciente de la situación en la que estaban envueltos—. Solo quiero lo mejor. Estoy tan cansada...
— Es un bebé, crecerá y dejará de llorar por la noche — razonó el Slytherin, mirando también a la pequeña azabache. Al sentir la atención de ambos en ella, alzó la mirada y les miró fijamente. Alcanzó un muñequito de hipogrifo, y le enseñó como si fuera un tesoro de suma importancia. Ara cerró los ojos ignorando eso, aunque Severus asintió con una leve sonrisa—. Muy bonito, Ed.
Satisfecha, la niña cogió otro en forma de gato e imitó el mismo gesto. Repitió eso hasta que se quedó sin juguetes que enseñar, aunque había más en la caja al fondo de la sala. Eden hizo un mohín como si fuera a empezar a llorar, aunque en lugar de iniciar una rabieta para obtener más muñecos de colores, hizo fuerza con sus pequeñas extremidades y se puso en pie. Severus quedó boquiabierto por ese repentino gesto, y no soltó ni un solo ruido mientras Eden trataba de cruzar el salón a torpes pasitos de poca estabilidad.
Llegó hasta la caja, aunque acabó apoyando de lleno el trasero en el suelo con un ruido seco. Se giró de nuevo a mirar a sus padres, aunque de inmediato fue alzada en brazos con ánimos, sacándola una risita infantil.
— ¿Lo has visto, Ara? — una risa escapó de sus labios sin poder evitarlo, sosteniendo a Eden en brazos—. ¡Ya sabes andar, Eddie! ¡Muy bien! — en un tono más bajo, abrazó a la niña—. Te quedarás aquí, no te dejaré ir a ese lugar.
— ¡Deja eso de una vez! — exclamó, arrebatado de sus manos el baúl que llenaba a toda velocidad—. ¡Papá, para! ¡No me voy a ningún lado!
— No está en tus manos — volvió a tomar el baúl, y con un movimiento de varita sacó toda la ropa del armario de la adolescente para llenar esos dos baúles ampliados con un hechizo de expansión. Evitando mirar como Eden entraba en pánico, metió todos sus libros y objetos personales en los baúles con más cuidado—. Ojoloco te espera fuera.
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𝗣𝗢𝗧𝗜𝗢𝗡 ━ 𝐹𝑟𝑒𝑑 𝑊𝑒𝑎𝑠𝑙𝑒𝑦
Fanfiction𝗣𝗢𝗧𝗜𝗢𝗡 ¦ 𝙁𝙧𝙚𝙙 𝙒𝙚𝙖𝙨𝙡𝙚𝙮 𝙁𝙖𝙣𝙛𝙞𝙘𝙩𝙞𝙤𝙣 Eden Prince se enorgullecía de ser Slytherin, y como buena Slytherin que era, jamás rechazaría una propuesta ganadora Incluso si esta venía de los irresponsables gemelos Weasley ©All the cr...